Tal vez algunos de ustedes no hayan comprendido por completo todo lo que he estado diciendo acerca de la libertad; pero, como lo he señalado, es muy importante que uno se exponga a ideas nuevas, a algo para lo cual puede no estar acostumbrado. Es bueno ver lo que es bello, pero ustedes tienen que observar también las cosas feas de la vida, tienen que estar despiertos a todo. De la misma manera, tienen que abrirse a cosas que quizás no comprenden por completo, porque cuanto más piensen y reflexionen sobre estos temas que pueden ser algo difíciles para ustedes, tanto mayor será la capacidad que tengan para vivir plenamente.
No sé si algunos de ustedes han advertido, temprano en la mañana, la luz del sol sobre el agua. Lo extraordinariamente suave que es esa luz, y cómo las aguas oscuras danzan, con la estrella matutina que asoma sobre los árboles – la única estrella en el cielo. ¿Alguna vez han advertido algo de eso? ¿O están tan ocupados con la rutina diaria, que olvidan o jamás han conocido la espléndida belleza de esta tierra en la que todos nosotros tenemos que vivir. Sea que nos titulemos comunistas o capitalistas hindúes o budistas, musulmanes o cristianos, que estemos ciegos, inválidos, o estemos bien y seamos dichosos, esta tierra es nuestra. ¿Comprenden? Es nuestra tierra, no de algún otro; no es sólo la tierra del hombre rico, no pertenece exclusivamente a los dirigentes poderosos, a los nobles del país, sino que es nuestra tierra – de ustedes y mía. Somos nadie, y sin embargo también vivimos en esta tierra, y todos tenemos que vivir juntos. Este mundo es tanto del pobre como del rico, del iletrado como del instruido. Éste es nuestro mundo, y pienso que es muy importante sentir esto y amar la tierra, no ocasionalmente en una mañana apacible, sino todo el tiempo. Podemos sentir que éste es nuestro mundo y amarlo, únicamente cuando comprendemos qué es la libertad.
En los tiempos actuales no existe tal cosa como la libertad, no sabemos lo que eso significa. Nos gustaría ser libres, pero si lo observan verán que todos – el maestro, el padre, el abogado, el policía, el soldado, el político, el hombre de negocios -, todos están haciendo, cada cual en su propio pequeño rincón, alguna cosa para impedir esa libertad. Ser libre no es hacer meramente lo que nos place, o romper con las circunstancias externas que nos atan, sino comprender todo el problema de la dependencia. ¿Saben qué es la dependencia? Ustedes dependen de sus padres, ¿no es así? Dependen de sus maestros, del cocinero, del cartero, del lechero, etc. Esa clase de dependencia puede uno comprendería muy fácilmente.
Pero hay una clase de dependencia mucho más profunda que uno debe comprender antes de que pueda ser libre: es cuando nuestra felicidad depende de otro. ¿Saben ustedes lo que implica que dependan de alguien para ser felices? No la mera dependencia física con respecto a otra persona – esa dependencia no nos ata – sino la dependencia interna, psicológica, de la cual derivamos nuestra así llamada felicidad; porque cuando uno depende de ese modo de alguien, se convierte en un esclavo.
Si, a medida que van creciendo, dependen emocionalmente de sus padres, de la esposa o el marido, de un gurú, o de alguna idea, ya está ahí el comienzo de la esclavitud. No comprendemos esto, a pesar de que casi todos nosotros, especialmente cuando somos jóvenes, queremos ser libres.
Para ser libres tenemos que rebelarnos contra toda dependencia interna, y no podremos hacerlo sin comprender por qué dependemos. Hasta que comprendamos eso y realmente abandonemos toda dependencia interna, jamás podremos ser libres, porque sólo en esa comprensión hay libertad. Pero la libertad no es una mera reacción. ¿Saben ustedes lo que es la reacción? Si yo digo algo que los lastima, si califico a alguien con una palabra desagradable, esa persona se enoja conmigo, lo cual es una reacción, una reacción que nace de la dependencia; y la independencia es una reacción más. Pero la libertad no es una reacción, y hasta que comprendamos la reacción y podamos ir más allá, jamás seremos libres.
¿Saben ustedes lo que significa amar a alguien? ¿Saben lo que significa amar un árbol, un pájaro, amar a un pequeño animalito, cuidarlo, alimentarlo, acariciarlo aunque no reciban nada en cambio, aunque el árbol no les dé sombra, ni el animalito los siga o dependa de ustedes? Casi nadie ama de esta manera, no sabemos en absoluto lo que esto significa, porque nuestro amor está siempre obstruido por la ansiedad, por los celos y el temor – lo cual implica que dependemos internamente de otro y necesitamos que se nos guíe. No amamos simplemente y lo dejamos ahí sino que pedimos algo a cambio; y en ese mismo pedir nos volvemos dependientes.
Así que la libertad y el amor van juntos. El amor no es una reacción. Si yo amo a alguien porque me ama, eso es un mero comercio, una cosa que se compra en el mercado. No es amor. Amar es no pedir nada en cambio, ni siquiera sentir que uno está dando algo – y es sólo un amor así el que puede conocer la libertad. Pero ya lo ven, a ustedes no se los educa para esto. Se les enseña matemática, química geografía, historia. Y ahí termina la cosa, porque a los padres de ustedes sólo les interesa ayudarlos a que obtengan un buen empleo y tengan éxito en la vida. Si ellos poseen dinero suficiente, pueden enviarlos al extranjero; pero, al igual que el resto del mundo, todo el propósito de ellos es que ustedes lleguen a ser ricos y tengan una posición respetable en la sociedad. Y cuanto más alto trepa uno, tanto mayor es la desdicha que ocasiona a otros, porque para llegar ahí tiene uno que competir, tiene que ser despiadado. De ese modo, los padres envían a sus hijos a las escuelas, donde hay ambición, competencia, donde no hay amor en absoluto, y es por eso que una sociedad como la nuestra se está deteriorando en medio de una constante rivalidad y del conflicto; y aunque los políticos, los jueces, los nobles del país como se les llama, hablen de paz, eso no significa absolutamente nada.
Ahora bien, ustedes y yo tenemos que comprender todo este problema de la libertad. Tenemos que descubrir por nosotros mismos qué significa amar; porque si no amamos, nunca podremos ser solícitos, atentos; nunca podremos ser considerados con los demás. ¿Saben qué significa ser considerado? Cuando vemos una piedra aguda en un sendero que transitan muchos pies desnudos, levantamos esa piedra no porque alguien nos lo haya pedido, sino porque nos compadecemos del otro – no importa quien sea, puede ser alguien a quien tal vez jamás conoceremos.
Para plantar un árbol y cuidarlo con esmero, para mirar el río y gozar la plenitud de la tierra, para observar un pájaro volando y percibir la belleza de su vuelo, para tener sensibilidad y estar abiertos a este movimiento extraordinario llamado vida, para todo esto tiene que haber libertad; sin amor, la libertad es meramente una idea que carece en absoluto de validez. Por tanto, sólo para aquellos que comprenden la dependencia interna y rompen con ella y, en consecuencia, saben lo que es el amor, puede haber libertad; y son solamente ellos los que darán origen a una nueva civilización, a un mundo diferente.
Extracto del capítulo 3 del libro La libertad y el amor (Think on these things)