Cuando amamos, cuidamos, y cuando cuidamos, amamos. Por eso el ethos que ama se completa con el ethos que cuida. El «cuidado» constituye la categoría central del nuevo paradigma de civilización que trata de emerger en todo el mundo. La falta de cuidado en el trato dado a la naturaleza y a los recursos escasos, la ausencia de cuidado en referencia al poder de la tecnociencia que construyó armas de destrucción en masa y de devastación de la biosfera y de la propia sobrevivencia de la especie humana, nos está llevando a un impase sin precedentes. O cuidamos o pereceremos. El cuidado asume una doble función de prevención de daños futuros y de regeneración de daños pasados. El cuidado posee ese don: refuerza la vida, atiende a las condiciones físico-químicas, ecológicas, sociales y espirituales que permiten la reproducción de la vida, y de su ulterior evolución. Lo correspondiente al cuidado, en términos políticos es la «sostenibilidad» que apunta a encontrar el justo equilibrio entre el beneficio racional de las virtualidades de la Tierra y su preservación para nosotros y las generaciones futuras. Tal vez aduciendo la fábula del cuidado, conservada por Higino (+17 d.C.), bibliotecario de César Augusto, entendamos mejor el significado del ethos que cuida.
Por Bernardo Toro Arango
El Ethos que cuida
«Cierto día, Cuidado tomó un pedazo de barro y lo moldeó con la forma del ser humano. Apareció Júpiter y, a pedido de Cuidado, le insufló espíritu. Cuidado quiso darle un nombre, pero Júpiter se lo prohibió, pues quería ponerle nombre él mismo. Comenzó una discusión entre ambos. En ésas, apareció la Tierra, alegando que el barro era parte de su cuerpo, y que por eso, tenía derecho de escoger el nombre. La discusión se complicó, aparentemente sin solución. Entonces, todos aceptaron llamar a Saturno, el viejo Dios ancestral, para ser el árbitro. Este decidió la siguiente sentencia, considerada justa: «Tú, Júpiter, que le diste el espíritu, recibirás su espíritu, de vuelta, cuando esta criatura muera. Tú, Tierra, que le has dado el cuerpo, recibirás su cuerpo, de vuelta, cuando esta criatura muera. Y tú, Cuidado, que fuiste el primero en moldear la criatura, la acompañarás todo el tiempo que viva.
Y como no ha habido acuerdo sobre el nombre, decido yo: se llamará «hombre», que viene de «humus», que significa tierra fértil». Esta fábula está llena de lecciones. El cuidado es anterior al espíritu infundido por Júpiter y anterior al cuerpo prestado por la Tierra. La concepción cuerpo-‐espíritu no es, por tanto, original. Original es el cuidado «que fue el primero que moldeó al ser humano».
El Cuidado lo hizo con «cuidado», con celo y devoción, o sea, con una actitud amorosa. Él es anterior, el «a priori» ontológico que permite que el ser humano surja. Esas dimensiones entran en la constitución del ser humano. Sin ellas no es humano. Por eso se dice que el «cuidado acompañará al ser humano todo el tiempo que viva». Todo lo que haga con cuidado estará bien hecho. El ethos que cuida y ama es terapéutico y liberador. Sana llagas, despeja el futuro y crea esperanzas. Con razón dice el sicoanalista Rollo May: «en la actual confusión de episodios racionalistas y técnicos, perdemos de vista al ser humano. Debemos volver humildemente al simple cuidado.
«El mito del cuidado, solo él, nos permite resistir al cinismo y a la apatía, dolencias psicológicas de nuestro tiempo.” Leonardo Boff
1. La gran paradoja en la aldea global
Nos encontramos hoy frente a una gran paradoja: al mismo tiempo que estamos creando todas las condiciones para la desaparición de la especie humana, hemos creado todas las condiciones para hacer posible el relacionamiento y el encuentro global como especie. Amenazamos la supervivencia y al mismo tiempo fortalecemos los medios de convivencia y comunicación.
El calentamiento global, la disponibilidad y el uso del agua, la disponibilidad de alimentos (hambre), el tipo de consumo de energía y los límites y deterioro del territorio, son factores que están poniendo en riesgo la supervivencia de la especie humana. Por otra parte, el Internet, los teléfonos de cuarta generación, los espacios virtuales de encuentro (Facebook, YouTube, Twitter, Wikipedia…) y el turismo masivo, están creando las condiciones para que todos los hombre y mujeres podamos reconocernos, relacionarnos y encontrarnos como especie.
Reconocernos unos a otros como de la misma especie es uno de los desafíos del proyecto de humanización. El racismo, las guerras, la tortura, los etnocidios, los genocidios, las muertes masivas por hambre, etc. nos indican que aun tenemos que recorrer un camino para llegar a reconocernos como de la misma especie, lo cual solo es posible a través del encuentro y el reconocimiento del otro como distinto y diferente a mí pero tan legítimo y digno como yo.
Poder preveer, prevenir y controlar el riesgo de autodestrucción de la especie humana y aprovechar la oportunidad para crear el proceso de autopercepción de especie requiere de la definición de un nuevo orden ético.
Este nuevo orden ético debe se un nuevo paradigma de civilización para el Estado, la empresa y las comunidades sociales en todas sus formas (desde la familia hasta las grandes confederaciones internacionales). Estando en riesgo la supervivencia humana debe ser un paradigma de especie el que fundamente una nueva forma de ver el mundo (cosmovisión) frente al cual se diluyan todas las discusiones ideológicas, de fronteras y nacionalidades.
2. El universo de valores del nuevo orden ético: la nueva cosmovisión
El conjunto de valores de un nuevo orden ético conforma una nueva forma de ver el mundo, una nueva cosmovisión, la cual tiene diversos elementos (distinciones, juicios, emociones, posturas, etc.) que definen una forma particular de estar-en-el-mundo, de ver la vida y de dar sentido a lo que nos acontece y de la cual derivan nuestros patrones estables de comportamiento y el modo de ser que nos caracteriza; esa cosmovisión es nuestra estructura interna de coherencia. Toda cosmovisión, como ordenadora de la realidad que es, contiene un conjunto de valores que le dan coherencia y persistencia a las diferentes distinciones, juicios, emociones que cada persona produce al observar y actuar en la realidad. Todos somos observadores diferentes de la realidad pero, guiados por el proyecto de hacer posible la dignidad humana para todos, podemos construir observaciones compartidas y colectivas a través del dialogo y de la resolución pacifica de los conflictos. (1)
Los valores de la nueva cosmovisión para poder preveer, prevenir y controlar el calentamiento global, el hambre, las inundaciones, el uso adecuado del territorio, de la energía y del agua son:
• El cuidado: saber cuidar
• Saber hacer transacciones ganar-ganar
• La comensalidad: el acceso solidario al alimento.
Los valores para aprovechar las oportunidades de relacionamiento y encuentro para crear un proceso de autopercepción de especie, percibirnos y aceptarnos como una sola familia, son:
• Saber conversar
• El respeto
• La hospitalidad
Este nuevo orden ético es el nuevo paradigma de civilización global para la sociedad civil, la empresa y el estado dentro de un mundo sin fronteras. Estando en riesgo la supervivencia de la especie se diluyen todas las discusiones ideológicas, de fronteras y nacionalidades. Aun más, las posibilidades de superar los desafíos del calentamiento global y todos sus factores asociados dependen de nuestra capacidad de percibirnos como una sola familia global. Ninguna sociedad puede protegerse, a largo plazo, desconociendo la globalidad de la especie humana.
3. El cuidado: saber cuidar el aprendizaje fundamental (2)
“Cuando amamos cuidamos y cuando cuidamos amamos. El cuidado constituye la categoría central del nuevo paradigma de civilización que trata de emerger en todo el mundo. El cuidado asume la doble función de prevención de daños futuros y regeneración de daños pasados.” Leonardo Boff
Saber cuidar se constituye en el aprendizaje fundamental dentro de los desafíos de supervivencia de la especie porque el cuidado no es una opción: los seres humanos aprendemos a cuidar o perecemos. Dentro del actual contexto global del planeta y de las sociedades, el cuidado es y será el nuevo paradigma ordenador y orientador de la política, la ciencia, la economía, empresa, la estética, la vida cotidiana… y por tanto será el paradigma orientador de la calidad de la nueva educación.
El cuidado tiene múltiples dimensiones: cuidar de sí mismo, de los cercanos, de los lejanos, de los extraños, del planeta, de la producción, del consumo, etc. Examinemos brevemente algunos tipos de cuidado desde la perspectiva educativa, atendiendo a los propósitos que nos convoca este evento:
3.1. El cuidado de sí mismo: el autocuidado
Supone al menos dos aprendizajes básicos: aprender a cuidar el cuerpo y aprender a cuidar el espíritu.
Las ciencias de la salud ya han recorrido un largo camino sobre las practicas del cuidado del cuerpo en lo que se denomina la Atención Primaria en Salud y que han adquirido nueva relevancia en el manejo de la pandemia de la gripe A(H1N1): lavarse las manos, cocinar bien los alimentos, beber agua potable, higiene cotidiana en la casa y el trabajo, no automedicarse sino consultar al medico, etc. La educación formal, como se demostró con la reciente pandemia, ha hecho y hace un gran aporte a la salud enseñando estas prácticas básicas. Sabemos que una sociedad que aprende a lavarse las manos puede prevenir el 80% de las enfermedades infectocontagiosas. Y son los profesores de los preescolares y de los primeros grados de primaria quienes enseñan y afianzan estas rutinas.
Ya en 1978, en la reunión de Alma Ata, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fundamento el principio rector de la importancia del cuidado de la salud, diferenciando entre salud y medicina. Lo que hemos aprendido acerca de esta diferenciación se podría enunciar así: Medicina para todos no es posible en ninguna sociedad, salud para todos es posible en cualquier sociedad. Porque la medicina es un problema de inversiones, tecnología y expertos profesionales y la salud es un problema de educación y comportamientos. Y solo un país que es capaz de construir un sistema de salud para todos puede darle medicina a todo el que la necesite en el momento que la necesite. No es posible atender médicamente a toda un sociedad que se enferma pero si es posible atender a las personas que se enferman en una sociedad sana. Enseñar y fortalecer las prácticas y rutinas del autocuidado en salud, es uno de los grandes aportes que hace el sistema educativo a la economía de los países (el cual no es públicamente valorado) y dentro del nuevo paradigma ético es un aporte fundamental para la especie humana.
El cuidado de sí mismo supone una concepción del cuerpo, una educación acerca de tener y habitar en el cuerpo, en la carne. Nuestros sistemas educativos son deficientes en este aspecto. En muchos países las materias referentes al cuerpo no reciben la atención que merecen; la educación física, el deporte, la expresión corporal, el teatro, la danza, etc. son “materias extracurriculares” (!). El cuidado del cuerpo no solo es un problema de salud es también un problema político y de convivencia. Si cada persona aprende a valorar y respetar su propio cuerpo como un bien insustituible y a respetar el cuerpo de los otros, quizás se crean mejores condiciones para evitar el daño a los cuerpos: el asesinato, el secuestro, la tortura, el hambre, el suicidio, etc. La vida es sagrada porque el cuerpo es sagrado.
3.2. El cuidado del espíritu
El cuidado el espíritu implica lograr autonomía, es decir, logra al tiempo autorregulación, autoconocimiento y autoestima. La autorregulación es la capacidad de darse orden a sí mismo para poder ser libre. La libertad no es posible sino en el orden, pero el único orden que produce libertad es el que yo mismo construyo en cooperación con otros para hacer posible la dignidad de todos. La autorregulación teniendo, como norte ético los derechos humanos, es el fundamento de la ciudadanía y de la participación social.
Superar el enfoque de ética heterónoma que tienen nuestros sistemas educativos es uno de los desafíos al que nos convoca la ética del cuidado. Saber cuidarse y cuidar a los otros requiere de personas que saben autorregularse para cuidar la dignidad de todos. Según el Dalai Lama, el autoconocimiento implica ante todo aprender a entender y contener los sentimientos aflictivos: la ira, la envidia, los celos, la avaricia, la soberbia, etc. Entender que éstos sentimientos siempre pueden surgir, no pueden ser eliminados, pero que es posible aprender a ser consciente de ellos y practicar su contención.(3)
La solidaridad entendida como la capacidad de buscar metas y objetivos que favorecen a otros y la solidaridad como la capacidad de ponerse en el lugar de los otros y saber escucharlos, son constitutivos de la formación espiritual. Sabemos que, en general, los sistemas educativos de Iberoamérica tienen poca tradición y enfoques metodológicos probados para esta tipo de formación.
3.3. Aprender a cuidar de los cercanos
Es aprender a crear vínculos afectivos. “Las características que definen un vínculo afectivo son la implicación emocional, el compromiso en un proyecto de vida con continuidad, la permanencia en el tiempo y la unicidad de la relación”.(4) Esto implica, según la misma autora, aprender a hacer el afecto explícito, generar sentimientos de pertenencia, el conocimiento mutuo y el tiempo compartido, el compromiso y el cuidado del otro. Un vínculo bien construido no genera dependencia sino autonomía de cada uno de los vinculados. “Siempre te puedes sentir libre de irte porque eres libre y feliz de quedarte”.
En términos de calidad educativa es necesario crear hoy currículos de “amigo logia” (aprender a hacer amigos) para los niños entre 11 y 15 años; y de “noviologia” (aprender a establecer relaciones estables de pareja) para los jóvenes entre 15 y 18 años.(5) Las capacidades y competencias más importantes y valoradas en las sociedades globales son: el nivel ético de la persona, su capacidad para crear y desarrollar círculos de amistad y confianza y las formas de abordar y resolver problemas. Estos aprendizajes no son naturales es necesario enseñarlos. Ellos además son el fundamento de la felicidad.
3.4. Aprender a cuidar a los lejanos
Cuidar a nuestros colegas y conocidos, requiere aprender a cuidar las organizaciones e instituciones. El mayor indicador de pobreza es no estar organizado, y el primer paso para superar la pobreza es organizarse. Las organizaciones nos ayudan a la autorregulación y al mismo tiempo nos permiten proteger nuestros derechos. El cuidado de la familia, de las organizaciones de barrio, de amigos, profesionales, religiosas, etc. son factores de seguridad para nosotros y para los que se relacionan con nosotros mas allá de nuestros lazos
familiares.
3.5. Aprender a cuidar a los extraños
Cómo cuidar a los que no conocemos. Como cuidar del niño o de la familia que esta a miles de kilómetros y con la que jamás nos encontraremos en el espacio y el tiempo?. La respuesta es sencilla, cuidando los bienes públicos.
Entendemos lo público como aquello que conviene a todos de la misma manera para su dignidad. El acueducto es público si el agua que llega a la casa mas pobre de la ciudad es de igual calidad a la que llega a una casa de una familia rica. La educación será un bien público si los hijos de los pobres reciben una educación de igual calidad a la que reciben los hijos de los ricos. Si un sistema educativo es de calidad homogénea para todos los niños, entonces los niños ricos y pobres estarán igualmente cuidados. Lo mismo puede decirse si la salud, la vivienda, la información, el transporte… son bienes públicos. La equidad (la forma política del cuidado) de una sociedad esta relacionada con la cantidad y calidad de bienes públicos que esa sociedad posea.
La política es el otro medio para cuidar de todos. El papel de la política y de los políticos es crear convergencia de intereses para el logro de metas y propósitos colectivos. Es a través de la convergencia de intereses como las sociedades pueden cambiar; y si esta convergencia esta orientada por el norte ético de la dignidad humana, la política se convierte en cuidado!.
La formación política ha sido un capitulo soslayado por los sistemas educativos de Iberoamérica, por la confusión existente entre formación política y formación partidaria. Todos los ciudadanos hemos jurado proteger un proyecto político: La Constitución Política de cada uno de nuestros países. Hoy gran parte de esas constituciones están fundamentadas en el proyecto de nación del Estado Social de Derecho. Entender, comprometerse y aprender a cuidar de este proyecto de nación es una de las formas de institucionalizar el cuidado mismo. El cuidado demanda de los sistemas educativos formación política, porque son los ciudadanos activos quienes hacen posible el cuidado en una sociedad.
3.6. El cuidado del intelecto (6)
El cuidado del intelecto y la inteligencia supone renunciar al principio guerrero de la fuerza intelectiva y pasar al altruismo cognitivo!! El principio guerrero “concibe la inteligencia como propiedad personal, privada e interna. En este sentido, es un bien privado de un individuo, que se localiza en el cerebro y que se manifiesta en el desempeños de pruebas. Entonces la escuela pretende que sus estudiantes sean los más inteligentes, los más competentes en diferentes pruebas de evaluación de habilidades intelectivas, y sean los más sanos cerebralmente (selección de los mejores). Y el estudiante pretende ser el más inteligente de todos, ser el de mejor puntaje en pruebas, ser el más sano cerebralmente entre muchos…cuya implicación fundamental es que el supuesto ‘cuidado’ (protección) es el más costoso por su carácter privado, competitivo y excluyente.” Jaime Parra
Pasar al altruismo cognitivo supone “el cuidado del intelecto bajo condiciones de aceptación de la debilidad y la cooperatividad humana. Según estos principios la escuela y un estudiante deberían fundamentalmente: Desarrollar la capacidad de plantear (se) problemas irresolubles: ¿quién soy yo?, ¿cuál es mi tiempo?, ¿quién me acompaña?… Desarrollar la capacidad de buscar ayuda en los intentos de solución de un problema (reconocimiento de la debilidad, solicitud de cuidado): ¿con quién estar para desafiar la soledad? ¿A quién preguntarle? ¿Quién me ayuda? El ejercicio continúo del intelecto, buscando ocasiones para usarlo en beneficio de sí mismo y los demás (responsabilidad intelectual, ser un cuidador): ¿a quién ayudar? Desarrollar la responsabilidad política, social y cultural del uso del intelecto: ¿cómo debo ayudar?… cuya implicación fundamental es que el cuidado del intelecto no cuesta sino que es un regalo por su carácter social, público e incluyente (gratitud, bondad, ayuda, consuelo, comprensión, solidaridad,…”. Jaime Parra
Pasar del principio guerrero y dominador de la inteligencia, que ha prevalecido en nuestra sociedad y en nuestros sistemas educativos desde su origen, a entender y cultivar una inteligencia altruista y solidaria, es uno de los mayores desafíos para el futuro sostenible de la sociedad, la empresa y la educación en general.
3.7. Aprender a cuidar el planeta
El cuidado del planeta ha sido resumido en la ya famosa trilogía (Las 3R)
• Aprender a Reducir el consumo (consumo consciente)
• Aprender a Re-usar
• Aprende a Reciclar
Pero sobre todo a conformar una eco-conciencia, entender que solo somos parte y una expresión de la Vida y del cosmos, no somos ni sus amos ni sus dueños.
4. Aprender a hacer transacciones ganar-ganar
Para poder sobrevivir los seres humanos no podemos dejar de producir y de consumir bienes, servicios y sentidos (símbolos y significados). Es decir, no podemos renunciar a hacer transacciones económicas, políticas, sociales y culturales. Es así como hacemos posible nuestra existencia.
A través de las transacciones que hacemos los unos con los otros, ya sea entre personas o instituciones, son como las cosas, los servicios, las ideas, etc. adquieren o pierden valor. Una transacción justa y equitativa genera valor para ambas partes, ya sea un negocio, una promesa de amor verdadera o una clase en donde los alumnos aprenden. Cuando queremos cambiar algo, o con alguien, lo que cambiamos son las formas de transacción e interacción. Es a través de las transacciones como producimos y sostenemos la vida y el mundo en que vivimos.
John Nash, el matemático Premio Nobel de Economía (cuya vida se cuenta en la película, La Mente Brillante) se hizo una pregunta que abrió nuevas perspectivas para la concepción de las transacciones. Por qué a medida que somos capaces de crear mas riqueza, creamos mas inequidad y pobreza? El nos dio la respuesta: por que hemos diseñado, a todos los niveles, sistemas de transacciones ganar-perder. Esto se refleja en los sistemas de competencia, de vencer y dominar al otro, y a los otros, en los negocios, la política, el amor, el conocimiento, etc. Y agrega Nash, todos los sistemas de excelencia son modelos excluyentes ganar-perder, a no ser que sean totalizante. Todos los tipos de ranking, ya sean de belleza, académicos, sociales, etc. son excluyentes… alguien gana y muchos pierden. Por el contrario, la vacuna para prevenir el virus A(H1N1) debe ser excelente porque es para todos. La excelencia totalizante, buena para todos, siempre es incluyente. Es el caso de los bienes públicos, una educación para que sea incluyente debe ser excelente para todos.
Tenemos muy poca experiencia y capacidad para hacer transacciones ganar-ganar. Pero si queremos un mundo en donde podamos producir y consumir cuidando, nosotros y las siguientes generaciones, debemos aprender necesariamente a hacer transacciones económicas, políticas, sociales y culturales del tipo ganar-ganar. Y no es una opción o aprendemos o pereceremos. Este es quizás el mayor desafió ético y cultural que se le presenta a la educación y a la sociedad futura.
Saber hacer transacciones ganar-ganar implica, entre otras cosas:
• Saber crear valor económico y ético al mismo tiempo (coopetencia)
• Producir y consumir bienes útiles: los que contribuyen a la dignidad humana.
• Aumentar la calidad y duración de los bienes y disminuir su obsolescencia para racionalizar la energía.
• Aumentar la transparencia pública del Estado, la Empresa y las Organizaciones de la Sociedad Civil
• Fomentar el consumo consciente.
Desde el punto de vista educativo, la mejor forma de formar capacidad para hacer transacciones ganar-ganar, es fortalecer los enfoque pedagógicos de trabajo cooperativo en grupo.
5. La comensalidad: el acceso solidario al alimento
Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico, social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana.(FAO)
Según el último informe de la FAO (2013) “se calcula que en periodo 2011-2013 había 842 millones de personas –aproximadamente una de cada ocho persona en el mundo- aquejadas de hambre crónica” (informe 40 de CSA). No es necesario hacer una discusión de la comida como cuidado. Todos lo sabemos, sobre todo los que han sufrido hambre por alguna circunstancia. Como lo dice un educador colombiano (Nicolás Buenaventura) “la humanización se inicio cuando el ser humano dejo de devorar (supervivencia) y empezó a comer (encuentro)”.
7. Saber conversar (7)
Veamos ahora algunas aproximaciones a los valores que nos permiten aprovechar las condiciones creadas para el relacionamiento y el encuentro como especie humana.
Saber conversar o “lenguajear”, como propone Humberto Maturana(8), implica varias competencias:
• Saber conversar: Saber hacer afirmaciones verdaderas, juicios fundados, declaraciones sinceras, aclaraciones precisas, indagaciones respetuosas
• Saber escuchar: para reconocer al otro en la creación de la realidad mutua. “La escucha es, sin lugar a dudas, la competencia más importante en la comunicación humana. En rigor, todo proceso comunicacional descansa en ella. Y ello, en primer lugar, por cuanto la escucha es lo que valida el habla. El habla sólo logra ser efectiva cuando produce en el otro la escucha que el orador espera” (9)
• El silencio: fundamento de la palabra y la escucha. La palabra para existir sale del silencio y vuelve al silencio. Sin silencios no posibles la conversación, y la escucha solo es posible en silencio exterior e interior.
Debemos conversar porque cada uno de nosotros es un observador diferente de la realidad. Lo que hablamos refleja el observador que somos y por lo mismo debemos reconocer que nuestra observación es solo una de las observaciones posibles. Los otros tiene otras observaciones propias pero ninguno puede atribuirse la verdad. Toda pretensión de verdad conlleva un principio de violencia: busca imponer, coaccionar o neutralizar. A través de la conversación, la escucha y el silencio, guiados por la ética de la dignidad humana, es como podemos, con nuestras diferentes observaciones de la realidad, construir los nuevos bienes colectivos.
El lenguaje es la clave para saber lo que somos y cómo somos como individuos. Somos nuestras conversaciones: Cuando cambiamos nuestra forma de ser cambiamos nuestras conversaciones y cuando cambiamos la forma de conversar cambiamos la forma de ser. El lenguaje nos constituye.
Una organización, una empresa, un colegio, es una red dinámica de conversaciones en conversación con su entorno. Es un sistema conversacional. Su gestión, límites y estructura son conversacionales. Un buen Rector o un buen gerentes es un buen conversador, sabe construir a través del dialogo, con los distintos observadores de la realidad, propósitos y compromisos colectivos.
8. El respeto
El respeto es reconocer al otro como legitimo otro, es decir, que tiene derechos, expectativas, sueños e intereses tan legítimos como los míos. Es respeto va mas allá de la tolerancia, porque el respeto supone aceptar al otro como interlocutor y aliado en la construcción de la realidad. En la tolerancia yo no agredo al otro pero tampoco lo involucro. El respeto supone reconocer que tanto el otro como yo somos observadores distintos de la realidad y por eso ambos somos legítimos para recurrir al dialogo como medio efectivo de construir dignidad, cooperación y convergencia desde observadores distintos. El respeto hace posible las interacciones seguras con los otros que yo no conozco, porque me permite ser reconocido y reconocer al otro como de mi misma naturaleza.
9. La hospitalidad
214 millones de personas viven en un país que no es el de su nacimiento. El Alto Comisionado de la Naciones Unidas (ACNUR) tiene bajo su protección 34.000.000 (2014) de personas por razones políticas o ambientales. El cambio climático, la escasez de agua, el hambre, las guerras etc. van a generar grandes migraciones y desplazamientos. Se avecinan grandes cambios en los asentamientos humanos, en especial, por los efectos del cambio climático y los conflictos relacionados. Solo una actitud global de acogida y hospitalidad hacia los otros extraños, provenientes de otras culturas, podrá prevenir grandes masacres y hambrunas.
La migración es una de las formas de enriquecer y hacer evolucionar las culturas y las sociedades. Los pueblos iberoamericanos somos el resultado de una gran migración. Como lo vemos hoy en día, los migrantes envían a sus países de origen remesas más de 414 mil millones de dólares según el Banco mundial (2013). Los migrantes están equilibrando la economía y las balanzas de exportaciones de varios países de A.L.:
Las cifras absolutas posicionan a México, Brasil, Colombia, Guatemala y El Salvador como los principales países receptores de remesas en la región (con magnitudes superiores a los US$3 mil millones de dólares anuales), seguidos por República Dominicana, Ecuador, Honduras, Jamaica y Haití (con valores entre US$3 mil y US$1 mil millones de dólares por año) y, finalmente, aparecen Nicaragua, Costa Rica y Guyana (con cifras inferiores a mil millones de dólares.(BID-FOMIN-2010)
10. América Latina y la nueva cosmovisión
Desde el sur del Río Bravo hasta Tierra del fuego, América Latina tiene una superficie aproximada de 22 millones de kilómetros cuadrados (casi tres veces China) y una población de 600 millones (un poco menos de la mitad de la población China). Somos una de las grandes reservas de agua dulce disponible del mundo, casi todo nuestro territorio es habitable y cultivable. Tenemos una gran diversidad biológica y la Biomasa del Amazonas (mas de 6 millones de kilómetros cuadrados) y del Chaco trinacional. Somos el continente verde del planeta, a donde todos los otros continentes están mirando como una reserva para superar los desafíos futuros del cambio climático.
No debemos, ni es posible, hacer una muralla para aislarnos y proteger nuestros recursos frente a las consecuencias que otros van a sufrir por el calentamiento global. Seremos y podemos ser parte fundamental del bienestar de la especie humana planetaria si aprendemos e implementamos los valores de esta nueva cosmovisión del cuidado. Este es el nuevo significado que como latinoamericano podemos ofrecer para la nueva humanización del planeta.
notas:
1) Adaptado de: Echeverría, Rafael (2003).Newfield Consulting, Weston. Ver también del mismo autor: Ontología del Lenguaje (1994), Dolmen.
2) Parte de estos textos sobre el cuidado están inspirados en: Boff Leonardo (1999) Saber cuidar: Ética do humano- Compaixäo pela terra. Vozes. Petrópolis. En Español: El cuidado esencial: Ética de lo humano- Compasión por la tierra (2002). Trotta. Madrid.
3) Dalai Lama. (2000). El arte de vivir en el nuevo milenio. Grijalbo- Mondadori. Barcelona
4) Tomado de Horno Goicoechea Pepa, en
http://www.adolescenciasema.org/ficheros/curso_ado_2009/Taller3_Vinculos_afectivos_y_adolescencia.doc
5) Propuesta de Miguel de Zubiría que desarrolla el Instituto Alberto Merani en Bogotá.
6) Parra, Jaime (2005) El cuidado del intelecto. En: La educación desde las éticas del cuidado y la compasión. Facultad de Educación. Universidad Javeriana. Bogota
7) Los conceptos de este aparte son tomados o adaptados de: Echeverria Rafael. Ontología del Lenguaje, Ob.cit.
8) Maturana, Humberto (1994) La Democracia es una obra de arte. Cooperativa Editorial del Magisterio – Instituto para el desarrollo de la democracia Luis Carlos Galán. Bogotá.
9) Echeverría, Rafael. La Escucha. NewField Consulting, Weston, agosto de 2005.
fuente: https://bibliotecadigital.ccb.org.co/handle/11520/23420