En los caminos de la vida, nos encontramos rodeados de personas a las que llamamos «familia» o «amigos». Sin embargo, es importante comprender que el simple hecho de llevar esos títulos no garantiza la lealtad o la honestidad de aquellos que los ostentan.
Por Gato
Un verdadero guerrero cultiva la lealtad y la honestidad. Demostrando estás, a través de sus acciones coherentes y sinceras. No podemos esperar que alguien nos brinde estos regalos preciosos, si no han demostrado ser merecedores de ellos.
La confianza no puede ser otorgada a la ligera, sino que debe ser ganada a través de un compromiso constante con la verdad y la lealtad. Es común que las personas se ofendan o se enfaden cuando descubren que no pensamos o vivimos de la misma manera que ellos.
Sin embargo, esta reacción revela más sobre ellos mismos que sobre nosotros. Cada individuo tiene su propia perspectiva, experiencias y valores, y es natural que difieran de los demás. La diversidad de pensamiento y estilo de vida enriquece nuestro mundo y nos permite crecer como seres humanos. El problema surge cuando aquellos que nos rodean no son capaces de aceptar nuestras diferencias de manera abierta y respetuosa.
En lugar de confrontarnos directamente y abordar cualquier discrepancia con madurez y comprensión, algunos eligen la falsedad y la hipocresía. Estas actitudes solo generan confusión, resentimiento y distanciamiento.
Por lo tanto, no podemos aferrarnos a la expectativa de que los lazos familiares o de amistad nos brinden automáticamente honestidad y lealtad. En lugar de ello, debemos aprender a discernir y valorar a aquellos que genuinamente nos demuestran estas cualidades a través de sus acciones y palabras. Y a todos los demás, dejarlos libres.
Así que, sin resentimientos ni rencores, recordemos las palabras sabias de algunos amigos de México: «¡Vientos y buen camino!»
Sigamos adelante en nuestro propio camino, rodeándonos de aquellos que nos apoyan verdaderamente, nos inspiran y nos ayudan a crecer. Y, al mismo tiempo, seamos nosotros mismos personas con honorabilidad, honestas y leales, dignas de confianza para quienes nos rodean. En última instancia, en este sueño que llamamos vida, la autenticidad, el respeto mutuo y la búsqueda del crecimiento personal, son los pilares fundamentales para construir verdaderas relaciones en nuestro camino con corazón.
-Sé humilde y sabio.
No compares ni compitas.
No pertenezcas a nadie.
No pertenezcas a nada.
Sé uno con tu propio poder interior.
No necesitas convertirte.
Sólo sé.
No sigas las reglas
Sigue tu intuición.
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