«Nadie confesaba que la Máquina era incontrolable. Año tras año se la servía con más eficacia y menos inteligencia. Cuanto mejor conocía un hombre sus obligaciones respecto a ella, menos comprendía las de su vecino, y no había en todo el planeta un solo cerebro que comprendiera el monstruo en su conjunto. Esas mentes privilegiadas se habían extinguido. Habían dejado instrucciones completas, cierto es, y cada uno de sus sucesores había llegado a dominar un fragmento de esas instrucciones. Pero la Humanidad, en su deseo de comodidades, había excedido sus límites. Había sobreexplotado las riquezas de la naturaleza. Con calma y satisfacción, iba hundiéndose en la decadencia, y el progreso había acabado significando progreso de la Máquina». E. M. Forster, La máquina se para* (1909)
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* «La máquina se detiene»: la asombrosa novela escrita hace 100 años que retrata la vida en cuarentena de 2020, por BBC Mundo
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