En la película «El hombre de Alcatraz» (John Frankenheimer, 1962), hay una escena, un motín suicida de algunos presos, donde uno de ellos dice poco antes de morir: «No he sido feliz ni un solo día de mi vida». Y esta frase se me grabó para siempre. Porque es cierta.
Por José Luis Cano Gil*
septiembre 2022
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