Una noche Leila Lorenzo me vino a buscar a la plaza. Leila se había ofendido conmigo hacía unos dos años porque le había roto por accidente la foto de su gran amor, el fallecido Marcos Mora. Leila era una romántica Leila cantaba a todas las criaturas de la noche solamente con su llegada, y yo con felicidad paraba de trabajar para recibir como se debía a una reina, con una cerveza bien helada. Desde hacía un tiempo yo había vuelto a beber, y sorprendido noté que ya no era el borracho de antes, me aburría la idea de beber la interminable cantidad de alcohol las borracheras que se repetían ya no me interesaban para nada, algo adentro mío había cambiado por alguna razón.
Por Diego Arbit