“La mecanización y la industrialización han transformado en poco tiempo el planeta, haciendo trizas los ecosistemas y las comunidades humanas mediante el monocultivo, la nocividad industrial y los mercados de masas. El mundo se parece hoy más a las advertencias proféticas de los pueblos primitivos que a la huera propaganda del sistema industrial: las plantas desaparecen y los animales mueren; los suelos quedan tan yermos como el espíritu humano, los grandes océanos envenenados (…) Cada imperio se tambalea sobre el olvido que él mismo ha creado, y tarde o temprano acabará cubierto de arena. ¿Sobrevivirá entre las ruinas un mundo digno de ser habitado?” David Watson* (2018)