“En el apogeo de las hazañas tecnológicas, perdura la impresión irresistible de que algo se nos escapa; no porque lo hayamos perdido (¿lo real?), sino porque ya no estamos en posición de verlo: a saber, que ya no somos nosotros quienes dominamos el mundo, sino el mundo es el que nos domina a nosotros. Ya no somos nosotros quienes pensamos el objeto, sino el objeto el que nos piensa a nosotros. Vivimos bajo el signo del objeto perdido, ahora es el objeto el que nos pierde.
Estamos en plena ilusión de la finalidad de la técnica como extensión del hombre y de su poder, en plena ilusión subjetiva de la técnica. Pero hoy este principio operativo es derrotado por su misma extensión, por esta virtualidad sin freno, que supera las leyes de la física y la metafísica.” Jean Baudrillard, El crimen perfecto (1995)