«Fui descubriendo que no importa lo que cualquiera diga sobre esto o aquello. No importa si oyes bien o mal sobre una persona, libro, película, suceso, teoría. No importa lo que cualquier idea ajena, no digamos ya cualquier político o medio de comunicación, te cuenten del mundo, de la historia, de ti mismo… Todo ello se desvanecerá cuando tú tengas tu propia experiencia íntima de las cosas. Cuando las vivas, las toques, las respires por ti mismo. Cuando te hagan reír y llorar. Cuando, al vivirlas de corazón, inevitablemente te transformen. Sólo entonces descubrirás, con sorpresa y quizá amargura, cuán engañosas e inútiles son las opiniones de los demás. Cuán vanas son las creencias, las doctrinas, las razones de otros. Por muchos diplomas -o revólveres- con que intenten convencerte. Todo es ruido. Todo es engaño. Sólo tu vivencia personal es la medida». José Luis Cano Gil*