Por Eugenio Muñoz
He tenido un sueño
He tenido un sueño
Reuniones de gente
escupían tu tumba
y un remolino
de sombras siniestras
comían satisfechas
tus entrañas huecas.
Mientras, la ciudad
despertaba fuerte
y el sol prometía
una tarde libre,
una tarde limpia.
Y sobre tus restos
unas nubes negras
llovían
sangre contenida.
Del suelo crecieron
mil zarzas de acero
queriendo abrazarte.
Mientras, en el pueblo,
la gente entre abrazos
miraba la luna,
se veía alegre,
se veía pura.
No sólo era un sueño.
Pronto,
fantoches de barro
soñarás por siempre
la noche profunda.
Pronto, la verdad sedienta
clavará en tu frente
el sufrir eterno.
Pronto serás sólo tierra,
tierra que una vez sembraste de muertos.
Pronto,
serás olvidado,
serás breves textos
entre libros viejos.
Extraído de Los ojos del ahogado, Madrid, junio de 1999