Héctor Amodio Pérez era considerado, en tiempos que era un capitanejo tupamaro un militarista dentro de la organización, uno de los que siempre buscaba los caminos de enfrentamiento radical y/o violento. Ensalzado tras algunos operativos por sus camaradas, en particular por las mujeres tupas que fueran liberadas de la cárcel del Buen Pastor mediante un operativo del que se atribuyó responsabilidad a HAP (aunque justo es consignar que dicho operativo fue limpio e incruento).
Por Luis E. Sabini Fernández*
Estamos refiriéndonos al tupamaro condenado a muerte por el MLN luego de establecer, que el mismo había colaborado expresa y extensamente en el desmantelamiento de buena parte de la infraestructura de que disponía la organización, y todos recordamos entre tales “descubrimientos” “la cárcel del pueblo” que había instaurado el MLN donde retenía “preso” al impresentable Ulises Pereyra Reverbel.
Años después, y aparentemente ya arrojado al estrellato internacional, Peter Torbjörnsson, fotógrafo sueco, lo denunció como el autor material del atentado contra Edén Pastora, que no terminó con la vida de Pastora, apenas sufrió heridas en las piernas pero sí con la de otros cinco presentes en la conferencia de prensa. Aunque poco efectiva la operación, el “trabajo” fue sin duda agresivo y contundente.(1)
Si HAP era un infiltrado que había escalado posiciones dentro del MLN, como induce a pensar su actuación posterior internacional, o si HAP fue un tipo inicialmente reclutado por el MLN y luego trasvasado mediante tortura o seducción a los aparatos represivos oficiales es, para lo que me interesa destacar en este momento, secundario.
Lo que me importa es destacar que los más combativos no tienen porque ser trigo limpio. Por lo menos, hay que aprender a no ser estúpido y creer que la combatividad prueba la limpieza del trigo. Aunque en muchos casos marchen juntos el mayor arrojo y la mayor lealtad, como lo prueban ejemplos formidables como el de Di Giovanni en Argentina y tantísimos otros.
En el trágico concierto palestino, están los actores que circulan mediáticamente como el Hamas y Al Fatah, pero están los que no circulan mediáticamente que son todas las agrupaciones de palestinos o palestinos a secas que luchan con medios no violentos para mantener sus derechos (a la vida, al suelo, a los alimentos), como Marwan Barghouti, Mohammed Omer, Kawther Salam o en su momento Edward Said. En medio de toda la población de Gaza, un millón y medio de seres humanos, casi, hay un puñado de combatientes o guerrilleros que se empeñan en enviar cohetes Qassam a territorio israelí, pero como las famosas bombas Imparcial de tiempos de la guerra civil española, pueden caer indistintamente en territorio israelí o palestino y que en la cantidad de años en que han sido arrojados han matado, según la organización B’Tselem, israelí, a once israelíes y a cinco palestinos. La mayor parte de sus envíos han resultado totalmente incruentos, como por ejemplo el envío de un cohete Qassam el 4 de noviembre de 2008 caído en el desierto, que sirvió para que el Estado de Israel proclamara rota la tregua de seis meses establecida y y matara a varios palestinos. Cohetazo que las propias fuentes israelíes declararon no había siquiera herido a alguno.
Los Qassam estarían entonces entre los proyectiles más inseguros e inútiles que se conocen dentro de las armas de guerra. Los voceros pro-israelíes hablan de los palestinos como terroristas. Los que pretenden tener una voz independiente las más de las veces siguen, sin saberlo, “la voz del amo”. Sistemáticamente remiten a la Autoridad Palestina como el gobierno palestino con asiento en Cisjordania y a un golpe de mano de Hamas para adueñarse del gobierno en Gaza. Nada más falso. En enero de 2006, el Hamas le arrebata el gobierno a los que lo habían detentado por décadas con Arafat y tras él con Abbas. El Hamas ganó en elecciones con amplia participación, por mayoría abrumadora y perfectamente controlada por veedores internacionales como Jimmy Carter y su gente, con todos los condicionamientos que corresponde tener en cuenta por la ocupación israelí.
En algún momento, allá por los ’80 se consideraba que el Hamas era confesional, islámico, y que Al Fatah era laico e izquierdista, pero al cabo de unos años, sobre todo luego de la mezquina capitulación en Oslo en 1993, lo que había que reconocer era que el Hamas atendía las necesidades de la gente, negadas y saboteadas por el estado israelí y olvidadas por la dirección palestina, que Al Fatah estaba definitivamente corrompido entre los compromisos de haber aceptado ser la policía israelí de su propio pueblo 2 y el manejo discrecional de los fondos que le llegaban a los palestinos desde Israel o desde el exterior y que servían para distanciar una claque “revolucionaria” de un pueblo cada vez más hambreado.
El Estado de Israel no pudo aceptar que el Hamas fuera la representación de la sojuzgada población palestina y como verdadero poder ocupante, inyectó todo tipo de ayuda a su títere Al Fatah y a su jefe, Abbas, a quien le ayudó a construir un “puesto presidencial” en Cisjordania barriendo con el gobierno legítimo, encarcelando a buena parte de sus parlamentarios y ministros. Por razones que desconozco, pero que tal vez tienen que ver con el principio físico de la “válvula de seguridad”, en Gaza el Hamas pudo reaccionar encarcelando a los putschistas que trataban de ganar mediante un golpe “ayudado” lo que habían perdido en las urnas. Por eso existe una autoridad política de Hamas en la Franja de Gaza. Que ha servido para que todo el tiempo “los periodistas independientes” peroren acerca del gobierno bien habido en Cisjordania y el de facto de Gaza. Cuando es exactamente al revés. El discurso como inversión de la verdad: para tener en cuenta.
Vayamos ahora un poco más lejos. El Maine, en 1898, en Habana voló por los aires y sirvió para que EE.UU. le “declarara” la guerra a España, mejor dicho para apropiarse de las islas caribeñas que, como fruta madura, estaba ansiando desde hacía siglos. Cuba y Puerto Rico. Curiosamente, el tipo de explosión que destruyó al Maine y llevó a la muerte a cientos de sus tripulantes fue interna, del tipo implosión, y una de las pruebas de ello son los escasos daños de varios barcos anclados en su proximidad. Si se tratara de una ex-plosión, éstos habrían sido mucho más averiados. Sabotaje español o autodestrucción yanqui, la implosión parece llevarse las palmas…
En Pearl Harbor, 1941, el comando estadounidense deja hacer a los japs. El ataque japonés les permite responder cayendo con todo su poderío no del todo todavía reconocido. Habían logrado lo mismo que en Cuba en 1898: responder a la agresión y casualmente quedarse con las perlas ahora del Índico como en Cuba las de la desflecada corona española.
En Nueva York, en el 2001, todavía no sabemos qué pasó. Pero sí sabemos que no pasó lo que nos contaron. Sabemos que los edificios implosionaron. Que implosionaron tres, aunque habrían sido atacados dos y que en Washington, en el Pentágono, no aparece del famoso “avión atacante” ni un trocito del fuselaje, de ruedas, de alas… Cuando Thierry Meyssan estaban investigando ese atentado, los serviciales anfitriones del Pentágono le ofrecieron la caja negra del presunto avión, prueba contundente del atentado, le explicaron buenamente. Claro que una caja negra milagrosamente preservada de un avión cuya existencia es lo que está puesta en duda no deja de ser un chiste. Meyssan declinó tomar contacto con semejante “prueba”.
Hay algo más, que revela que el modus operandi de construir operaciones que sirvan para “airadas respuestas de defensa” es ya un oficio de Ministerios de “Defensa” como el de EE.UU. En el escrito Rebuilding Americas Defenses de setiembre del 2000, escrito por la craneoteca neocon criticando el paréntesis pacifista [sic] de Clinton, un escrito que es toda una recopilación de la presunta pérdida de poder de fuego de los ejércitos de EE.UU. en el planeta, los Kagan y otros intelectuales que lo suscriben dicen que puede haber un modo de incrementar, de revitalizar, de acelerar y legitimar el rearme y es que se les cruce en el camino un nuevo “Pearl Harbor”. Así, descaradamente, los Pearl Harbor son vistos como métodos para dirigir una guerra, como excusas para “contraataques”. Vale la pena reparar en que Rebuilding… fue escrito un año antes de la caída de las Torres Gemelas, tan oportunamente convertidas en espectáculo televisivo de todo el día.
EE.UU. e Israel: una alianza cada vez más estrecha
Como la CIA, el MOSSAD ha desarrollado enormes operativos de camuflaje, de infiltración, para combatir secuestrar o matar a palestinos, nazis, u objetores de conciencia.
Estaría perfectamente dentro de su estrategia infiltrar a grupos de resistentes palestinos que practiquen actos que “legitimen” reacciones.
Los cohetes Qassam que apenas algunas veces alcanzan un blanco, disparados con trayectorias azarosas que estadísticamente tienen muchas más posibilidades de no encontrar blanco alguno que de encontrarlo, podrían ser una magnífica excusa para que el Ministerio de “Defensa” israelí reaccione y encuentre en ellos y sus escasas víctimas 3 la excusa óptima para desencadenar un castigo bíblico a los palestinos. Allí sí mueren cientos de seres humanos, en edificios en las calles, en autos. Allí sí mueren hombres, mujeres, niños. Incluidos, claro, entre tanto “daño colateral” algún comando o algún jerarca policial o algún miembro del gobierno “terrorista”.
Allí mueren despedazados por bombas arrojadas desde lejos y luego siguen muriendo en una sociedad a la que preventivamente se le han bombardeado usinas, hospitales, talleres y se le han bloqueado las importaciones: faltan gasas, desinfectantes, bisturíes…
No afirmamos que los cohetes Qassam sean teledirigidos por los israelíes. Sostenemos que puede ser así. Al fin y al cabo, hasta la autoría de tales envíos ha estado en debate; si se trata de grupos de combatientes del Hamas que procuran así responder a los castigos colectivos, verdadera política genocida del Estado de Israel, o si se trata de grupos de combatientes de Al Fatah que procuran con ello dirigir las iras israelíes hacia el gobierno de la Franja. Incluso ha habido escaramuzas entre grupos palestinos para acordar o impedir el envío de tales cohetes.
Porque en todos los casos, lo que más nos llama la atención es que cualquier cohetazo Qassam, hasta el más inocuo, despierta “la reacción”, ésa sí desproporcionada, criminal, genocida de los militares israelíes.
Porque hasta los más enardecidos asesinos y racistas deben justificar sus depredaciones, alegando defender, defenderse de algo: Hitler vociferaba contra quienes atacaban al pueblo alemán mientras arrasaba a los checos, a los polacos, a los judíos… Bush, por ejemplo, tan generoso o amplio en sus miras, anda siempre defendiendo la libertad, en todos los mares y suelos del mundo, con petróleo, al menos.
* Docente del área de Ecología y DD.HH. de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, periodista, editor de futuros del planeta, la sociedad y cada uno.
notas:
1) Edén Pastora, durante décadas en la guerrilla neosandinista contra los Somoza, rompió, empero con la dirección luego de “la toma de poder” y a tal punto se produjo el enfrentamiento que se levantó en armas contra el FSLN, Ortega, Borges, etcétera. Por ese entonces, los somocistas habían armado “la contra” para recuperar el control de Nicaragua y llegó a haber tratativas para unificar el frente antisandinista que Pastora desechó considerando que “la contra”, la guardia somocista, era todavía peor que los neosandinistas comandados por Ortega. La CIA quiso escarmentar a Pastora por el fracaso de la operación unificadora y todo lleva a pensar que encontró en HAP el instrumento.
2) Algo ya experimentado con éxito, aunque con avatares como rebeliones, por el imperio británico en la India, con los cipayos.
3) Lo de escasas es un vocablo difícil por no decir inaceptable en términos éticos puesto que una vida humana arrasada es siempre demasiado. Pero no estamos hablando desde nuestros corazones sino desde las estadísticas de militares.