Entrevista a Vandana Shiva.
La líder ecologista mundial estuvo en España para participar en el programa de debates y conferencias del Rototom Sunsplash Festival de Benicàssim. Vandana Shiva explica cómo pasó de ser técnica nuclear a ecoactivista internacional. La modificación genética aplicada a la agricultura ha provocado miles y miles de suicidios en India.
Charlar con Vandana no es fácil. Tiene una agenda sin respiro. Y, a pesar de todo, siempre tiene una palabra amable para los que queremos saber más. Y siempre obtiene tiempo, también, para seguir estudiando la forma en que el tecnopatriarcado lleva a cabo estrategias cada vez más sibilinas de control y de poder.
-¿El tecnopatriarcado quiere controlar la fertilidad del mundo?
-Sí, y es una situación que ocurre en todas las partes del planeta, incluidos los países ricos. Esta es una situación que en términos políticos es contradictoria con el régimen democrático que los mismos países occidentales pregonan. Es algo muy similar a lo que ocurre con la energía nuclear, que fue el tema de debate llevado a cabo en el festival Rototom Sunsplash. Ambos modelos productivos están basados en el control total de la producción; la industria nuclear tiene además una relación directa con la industria armamentística. Ambas son producciones que dependen de un fuerte subsidio gubernamental… que lo pagamos los ciudadanos…
Miles de suicidios
-¿De qué manera el tecnopatriarcado controla la vida y la fertilidad en el apartado de la agricultura?
-En la agricultura industrial lo hace en varias etapas. Primero, por el control de la producción de semillas y por el sistema de patentes, lo que causa una dependencia total de los campesinos versus los productores. La segunda etapa ocurre con los fertilizantes, que también supone un control de la producción y una dependencia por parte de los campesinos hacia los fabricantes de estos fertilizantes químicos. Y la tercera, es por medio de los pesticidas. De esta manera se acaba con las alternativas. El último paso de la industria alimentaria se ha dado con los alimentos genéticamente modificados. El precio de estas semillas es altísimo y, en un primer momento, muchos campesinos en India, por ejemplo, se lanzaron a cultivarlas. Para poder comprarlas, pensando que eran semillas mágicas que no necesitarían de insecticidas, pues se decía que eran inmunes a plagas o insectos, tiraron la casa por la ventana. Lo que no sabían los campesinos es que eran semillas que producían, a su vez, semillas no aprovechables. Esta situación ha destruido a millares de pequeños productores, ha provocado el suicidio de muchos campesinos y está destruyendo el tejido social campesino en India.
-¿Cada vez se concentra el poder agrario en menos manos? ¿Cuáles?
-En la actualidad hay cinco grandes multinacionales que controlan más del 75% de la producción agraria, entre ellas están Monsanto, Bungue y Cargill. Pero la concentración también está en otros procesos de la producción alimentaria, como es la de alimentos procesados y su distribución. Su poder se extiende no sólo por su capacidad económica que destruye la alternativa y la competitividad, sino también por la complicidad de los gobiernos que han optado por impulsar la agricultura industrial y las legislaciones que benefician a este sector.
Granjas familiares
-¿Por qué las pequeñas granjas familiares son más productivas que los monocultivos industriales?
-Son más productivas si miramos la producción desde un aspecto amplio y cualitativo, desde la eficiencia energética… Por eso soy una defensora de la agricultura ecológica. En la agricultura ecológica, un productor consumirá menos energía para producir productos que, además, tendrán una mayor calidad. Utilizará semillas que él mismo produce, no usará fertilizantes o pesticidas que dañan el medio ambiente. La producción tendrá lugar en un ciclo natural, respetando el medio ambiente, es decir conservándolo. El sistema industrial de producción agrícola es rentabilista, favorece el monocultivo que produce grandes cantidades pero que necesita una inversión de energía mucho mayor, una energía que lamentablemente no se contabiliza dentro del sistema de producción, como puede ser la compra de semillas, fertilizantes, pesticidas, gasto energético en maquinaria, irrigación, etc.
-¿Qué papel tienen las mujeres en estas granjas, en India o en cualquier otro lugar del mundo?
-Las mujeres tienen un papel fundamental en todo el mundo. Hay regiones donde tienen un papel más prominente, como en África, donde el 90% de la población que trabaja en el campo está en manos de mujeres. Pero no es sólo en zonas menos desarrolladas donde las mujeres tienen un rol importante. En la producción ecológica de Europa y Estados Unidos, la mujer tiene un papel preponderante de impulsora de nuevas iniciativas. Hay que tener en cuenta que la mujer es quien administra el alimento a sus hijos y eso es fundamental.
Agricultura usuraria
-Los transgénicos en India han llevado a muchas personas al suicidio… ¿Los transgénicos son a la agricultura lo que la usura a la economía?
-Todo forma parte de un mismo sistema y no hay duda de que los transgénicos son la usura de la agroalimentación industrial y lo que la energía nuclear es a la producción de energía. Millares de campesinos se han suicidado angustiados por las deudas contraídas debido a la compra de semillas “milagrosas” que les fueron vendidas a precios muy elevados. En estos tres casos –transgénicos, banca y energía nuclear– lo que se percibe es que hay una ausencia de responsabilidad y es la sociedad la que paga los platos rotos con consecuencias alarmantes. ¿Cómo se pueden cuantificar las pérdidas que ha habido con el desastre de Fukushima? Son pérdidas que han recaído mayoritariamente en Japón pero no sólo en Japón. ¿Cómo se puede contabilizar la contaminación que ha provocado en el mar, la tierra, cuya producción agrícola está condenada por muchísimos años? Sabemos que habrá una valoración económica y que mucha gente será indemnizada pero la catástrofe tiene unas consecuencias que van mucho más allá de lo económico a corto plazo. En ese sentido, creo que estamos en un momento de cambio importante, y la gente está formando parte de él. El sistema de funcionamiento ya no da para más, eso se está viendo en muchos lugares, incluso en España con el Movimiento 15M; la gente está “indignada” con todas las barbaridades que están ocurriendo.
-En India, la situación de la mujer ¿dónde está peor? ¿En las megalópolis o en las zonas rurales?
-Eso es relativo, depende del contexto específico. Hay situaciones en el campo, donde las mujeres tienen que llevar todo el peso de la supervivencia del núcleo familiar, pues sus maridos se han suicidado a causa de las deudas contraídas por la compra de semillas transgénicas, que son muy delicadas. Hay otras, en este mismo entorno, que trabajan dentro de un sistema de integración social, lo que les hace la vida más fácil. Depende de la situación específica de cada una o de la comunidad en la que viven. Y de los casos particulares, claro.
Del pasado al futuro
-¿Cómo dio el paso de la complicidad con el Sistema, como técnico nuclear, hasta convertirse en una líder ecologista mundial?
-Empecé a trabajar como técnico nuclear cuando tenía 20 años cuando recibí una beca. Mi perspectiva profesional en aquel momento era la de la fascinación de tener un futuro brillante, era muy joven. Sabía que era reconocida profesionalmente y estaba orgullosa de ello. Mi conocimiento de la física nuclear era muy esquemático, se basaba en fórmulas y resultados, no estaba conectado con la Naturaleza o con el entorno. Mi hermana, que era médico y que era amante de la Naturaleza, tenía más contacto con las plantas, las hierbas y ella fue quien empezó a relacionar mi profesión con la vida orgánica, fue quien cuestionaba mi trabajo y quien me mostró la necesitad de dar un giro a mi profesión.
Navdanya
-¿Qué trabajo hace su fundación respecto a todo esto que hemos hablado?
-La fundación trabaja básicamente con la agricultura ecológica, por medio del programa Navdanya. La difusión es un elemento importante para propagar la importancia de la agricultura ecológica. También realizamos estudios para el mantenimiento de la biodiversidad. La razón de nuestro trabajo con las mujeres es para que se unan al movimiento ecologista y se debe a las razones que ya hemos comentado. La mujer tiene un papel fundamental en el campo, bajo su responsabilidad está la organización familiar, ella es un elemento de cohesión y de diálogo en las comunidades y por ello tiene una gran relevancia en la difusión y ejecución de prácticas ecológicas.
Esteban Zarauz
1-01-2012
fuente: Revista The Ecologist para España y Latinoamérica www.theecologist.net/files/articulos/48_art4.asp