«En mi larga experiencia clínica he podido comprender que los grandes afectos tienen mucho que ver con la resistencia a las infecciones.» Sigmund Freud
Por Susana Kesselman*
revista Kiné
1. Lo tóxico
a. Formas. A veces se introduce en el organismo con los alimentos, a veces se manifiesta a través de las emociones, a veces de los pensamientos. Lo contaminado, lo tóxico se filtra en la vida cotidiana mutando para que nuestros cuerpos, nuestras antenas no reconozcan el formato. Los receptores para lo tóxico no estuvieron atentos, tal vez estén fumigados, confundidos, desorientados. En lugar de fumigar a los emisores y transmisores de toxinas, nos fumigaron los receptores, las antenas. ¿Error? Cada vez creo menos en los errores.
b. Los especialistas. Hay personas que se especializan en saber. Ellos saben sobre vos, saben qué te conviene hacer para estar sano y formar parte de un mundo feliz. Lo dicen desde la pantalla de un televisor, desde una radio, desde las páginas de un periódico. Te anuncian, te recomiendan, te avisan, te informan sobre qué deberías consumir. También te aconsjean sobre todos alimentos más sutiles: «No sientas eso». «No pienses eso». «Eso» es aquello que puede perjudicarte según un especialista que no te conoce.
c. Pensamientos. «Si lo hubiera hecho antes». «¿Por qué lo habré hecho?». «Tendría que…» Pensamientos que prueban la infección en mí, la dificultad que atravieso, ésa que me impide indagar entre lo que fui entonces cuando hice o no hice tal cosa y lo que soy ahora que estoy sentada en una silla, alejada de los hechos y escribiendo una nota. ¿Para qué me servirá pensarlo? Tal vez para no vivir el presente. Esta respuesta tampoco me conforma, es una frase hecho. Digo…
d. Tato. Eduardo «Tato» Pavlovsky hablaba de gente tóxica, mucho antes que algunos libros que circulan. Cuando estaba frente a una persona que consideraba tóxica, que le hacía preguntas que no quería contestar, solía decir>: «Hacer dintel» alejándose del personaje poco a poco y silenciosamente.
e. Sorpresa. ¿Se puede prevenir la entrada de esos virus al organismo? Casi siempre te das cuenta del virus cuando lo tenés adentro. No hay vacunas contra los pensamientos y sentimientos tóxicos en uno, sólo el reconocimiento de las debilidades, de lo que algunos poetas y filósofos llaman la flaca salud. La distinción entre lo que puedo y lo que no puedo no siempre es posible en momentos de cansancio, por ejemplo. Desde el cansancio los límites son borrosos, confusos.
f. Protecciones. A algunos les sirve no encender el televisor y de la radio sólo oír algunos programas. Cuidado con las redes que contagian virus, lo estoy padeciendo. Contener el impulso licencioso por el Whatsapp. Agruparse con los que piensan como uno, aún con diferencias. A veces saltarse estas reglas.
g. Daño en el tono vital. Estrés de los receptores sensibles -sordera, insensibilidad, adormecimiento- por efecto de un exceso de estímulos. El estrés en los receptores no permite oír las alarmas. Ya no dinstinguís entre lo que envenena y lo que es un buen alimento, sean sensaciones, emociones, reacciones o actos.
2. La Ecosofía. Félix Guattari y «Las Tres Ecologías»
(…) Ocurre que el sustento (de la ecosofía), la contaminación en el campo de las ideas, es uno de los pilares de la Biopolítica y por tanto de mis intereses fundantes de estos tiempos. Leemos en «Las Tres Ecologías», el libro de Guattari:
«Aunque recientemente hayan iniciado una toma de conciencia parcial de los peligros más llamativos que amenazan el entorno natural de nuestras sociedades, en general se limitan a abordar el campo de la contaminación industrial, pero exclusivamente desde una perspectiva tecnocrática. Sólo una articulación ético-política, que yo llamo, Ecosofía, entre los tres registros ecológicos: el del medio ambiente, el de las relaciones sociales y el de la subjetividad humana, sería susceptible de clarificar convenientemente estas cuestiones.»
El libro de de Guattari trae un epígrafe de un libro de Gregory Bateson, zoólogo en sus orígenes , y con un amplio recorrido en las ciencias sociales y en la teoría de la comunicación entre otras disciplinas. Un verdadero transdisciplinario. Bateson publicó en los años ’70: «Pasos para una ecología de la mente», que ya desde el título nos sitúa en el pensamiento que lo organiza y de allí el epígrafe mencionado:
«Existe una ecología de las ideas nocivas así como existe una ecología de las hierbas dañinas.»
Para Félix Guattari, la crisis del medio ambiente, tal como se la considera, muestra la superficie de una problemática más profunda. Se trataría del vínculo de los seres humanos con la naturaleza y con el ambiente social que los rodea, en lo micro y en lo macro. Una ecología de lo mental, de lo social, y de lo político.
En este sentido, según Guattari, cobran relevancia los medios de comunicación y su tendencia a «marcar agenda» dándole visibilidad a algunos temas y silenciando otros, homogeneizando los modos de pensar, los estilos de vida, los modos y en especial los estereotipos «ideologizantes» de la engañosa equidad del Mercado, que contaminan con la idea de que existe una regulación natural, una autorregulación que permitirá que la vida sea vivible a nivel planetario.
Guattari considera contaminación en el campo de las ideas a la penetración cultural, la producción de una subjetividad atravesada por ciertos modos que infantilizan, que se filtran en la mente de las personas, en sus vidas cotidianas, en sus valores, en sus creencias sobre el éxito, sobre la eficacia, sobre qué es verdad, introducidos por los medios de comunicación y por la industria del espectáculo.
Para combatir esta alienación y «embrutecimiento colectivo», Guattari propone singularizarnos individual y colectivamente, explorando nuevas formas de relacionarnos con los otros seres vivos -no necesariamente humanos- y con nosotros mismos, enriqueciéndonos de ese modo para desarrollar la biodiversidad necesaria para la vida misma; diversidad de ideas, de formas de intercambio, de dinámicas relacionales, de maneras de vivir, etcétera.
La ecosofía intenta sumar al ecologismo una dimensión social y mental para impulsar un cambio profundo de la visión del mundo y lograr conformar la base para una nueva filosofía en el siglo XXI.
«Las tres ecologías» es un libro breve pero de difícil lectura -como toda la escritura de Guattari en general- repleta de neologismos, términos psicoanalíticos, relaciones a múltiples niveles y operaciones deconstructivas, pero que en su planteamiento general y más accesible -para quienes no han profundizado en la obra de Guattari- nos quiere hacer entender que la diversidad es la base del ecosistema, considerado éste en su sentido amplio, abarcando la esfera ambiental, social y mental para hacer patente la profunda conexión e interdependencia de todo lo que nos rodea y conforma.
3. Biopolítica en Foucault, lo macro y lo micro
a. Lo corporal. Estás en el campo de lo corporal. Ves cuerpos circulando en el territorio. Cuerpos portadores de vida y también de no vida. La tarea es darle más lugar a la vida. Trabajás para que la vida circule en el cuerpo, en el cuerpo de los otros y en tu cuerpo. Y eso es hacer política: disponer tus herramientas profesionales al servicio de una vida más vivible.
b. Lo biopolítico. Se trata de mi cartografía personal de mi libro de viaje por lo corporal, del lente que abre mi mirada. Lo Micro me lleva por el camino de las emociones, de las sensaciones, de las percepciones, de los afectos. Lo Macro circula por el histórico social, el paisaje en el que los cuerpos se mueven, viven, sueñan, trabajan, se relacionan, se proyectan.
c. Control social. Michel Foucault nos propuso el nombre de Biopolitica refiriéndose al ejercicio de las políticas de control social sobre las formas de vida, dicho de otro modo simple. Por intermedio de este concepto, él investigó diversos modos de ejercicio del Poder y los mecanismos de control, en escalas diferentes, que se ejercen sobre los modos de nacer, de vivir y de morir, de relacionarse las personas en las distintas sociedades y tiempos.
d. Molar y molecular. El argumento de Foucault tiene un nivel molecular, sutil, de lo que pasa inadvertido por lo ínfimo: son los controles que se introducen de varias maneras en la vida privada, en las personas, en las familias. Moleculares son los controles imperceptibles, no te das cuenta y te hacen actuar, pensar, sentir cuando en apariencia hacés lo que te dicta tu conciencia, tu deseo. Justamente por eso son moleculares, porque manipulan la conciencia y el deseo. Además están los controles molares, explícitos y frente a ello podemos estar más conscientes, la resistencia es más fácil. Prohibido circular, prohibido disentir… En todas las organizaciones que detentan Poder, sean de beneficencia, sean profesionales, sean políticas o de otros formatos, funcionan los dos niveles: una dimensión molecular subjetiva y una dimensión molar social y política.
e. CMI. El Capitalismo Mundial Integrado, tal como denominan Deleuze y Guattari (no sólo ellos) a estas nuevas formas del Capitalismo, propagan un virus. Ese virus -como otros- no lo ves, lo actúas. Estados para los que la inversión en áreas importantes del sostén poblacional es un gasto, hacen circular el miedo: miedo a perder el trabajo, a no poder contar con una protección social a la salud, a la educación, miedo a perder el derecho a una vida confiable y protegida. Te sentís desamparado y creés que estás solo. Como consecuencia de ese miedo, deviene la infección del silenciamiento de los ideales, la impotencia, la postergación, la resignación… Pasiones tristes.
f. Los Medios de Comunicación. Cada vez más a través de lo que se señala como Cuarto Poder llegan los efluvios de una fuerte contaminación de las ideas. Los Medios formatean a las personas, en el núcleo más profundo de la subjetividad. A través de ellos se afecta, se controla a las instituciones escolares, culturales, de salud, de defensa y otras. Así, tal vez, y sin que nos demos cuenta, somos inoculados por la penetración y el consumo de «ideas nocivas», como decía Bateson.
g. Biopoder. Cuando las defensa actúan estamos en el área del Biopoder, de los anticuerpos. Así podrían serlo las charlas amigables con quienes, piensan parecido o diferente de nosotros, la lectura de los medios de comunicación con opiniones diversas, las juntadas en las plazas, en las calles y si es posible la elaboración de un pensamiento propio para lo cual un devenir Robinson Crusoe no estaría mal. Esta propuesta es de algún modo similar a la que expresa Guattari en la Ecosofía.
4. Los Curie y el encantamiento de lo tóxico
La novela «La ridícula idea de no volver a verte», de la escritora española Rosa Montero, aborda un segmento de la vida de los Curie a partir del diario que Marie Curie comenzó a escribir a la muerte de su esposo.. Tanto Marie Curie como Pierre, y luego la hija de ambos, mueren por efecto del radio, un efecto evidente, que ellos negaron al punto de dormir con el radio en la habitación, muy cerca de sus camas.
Transcribo un párrafo de ese diario donde aparece un aspecto de lo tóxico que todavía no he abordado en la nota; su atracción, el encantamiento que te impide calibrar riesgos:
«Sentimos una alegría especial al observar que nuestros productos que contenían radio concentrado se volvían espontáneamente luminosos. Mi marido, que esperaba ver hermosas coloraciones, tuvo que estar de acuerdo en que esta otra característica inesperada le dio aún más satisfacción… (esos productos) fueron dispuestos en mesa y tableros (en el laboratorio): por todas partes podíamos ver siluetas ligeramente luminosas y ese brillo, que parecía suspendido en la penumbra, despertó en nosotros nuevas emociones y encantamiento.»
* Es licenciada en Letras, Eutonista, Asesora del Centro de Psicoterapias Operativas. Autora de numerosos libros, entre ellos: Dinámica Corporal, El Pensamiento Corporal, El Cuerpo en Estado de Arte, y las novelas La Sudaca y Crónica de un éxito.
Artículo publicado en revista Kiné, año 25, Nº 122, junio-agosto 2016. http://www.revistakine.com.ar
texto en PDF