El epidemiólogo Mario Borini* analiza el modo en que se manejó el brote de SARS-CoV-2. Explica por qué no tiene sentido la cuarentena universal obligatoria y analiza los posibles intereses detrás de las decisiones de los gobiernos. ¿Por qué se instrumentó una cuarentena para individuos sanos cuando no hay registro de tal restricción en la historia de la humanidad?¿Cuál fue el argumento para que la cuarentena y las restricciones comenzaran en el mismo momento para toda la población en las veinticuatro jurisdicciones del país, si hay circunstancias incomparables para cada lugar, zona, región, población y actividad?¿Por qué no se le reconoció un valor a la inmunidad innata que protege asiduamente de todas las enfermedades transmisibles incluyendo cepas de coronavirus familiares del SARS-CoV-2?
Por Agustina Sucri
La Prensa
25.07.2020
¿Por qué no se le dio suficiente importancia a la producción natural de anticuerpos por vía del contagio en población no vulnerable, privilegiando la inmunidad adquirida mediante vacunas? Estos son tan solo algunos de los interrogantes que la agrupación Epidemiólogos Argentinos Metadisciplinarios dio a conocer el 16 de este mes a través de una carta pública dirigida al Presidente de la Nación, que además presentó formalmente el miércoles último.
”Comenzamos la cuarentena de un día para el otro. A muchos nos produjo una enorme alarma la forma en que se hizo. No hubo preparativo alguno en el que anunciaran ‘viene un periodo de aislamiento, habrá que tener cuidados domiciliarios, cuidados familiares, cuidados económicos, cuidados domésticos con las comidas, habrá que fijarse si se van a alojar en otro lugar’… no hubo nada de eso. Fue llamativo”, señaló en una entrevista con La Prensa el doctor Mario Borini, epidemiólogo, ex titular de Salud Pública de la UBA y uno de los firmantes de la carta, al explicar qué los motivó a redactar dicha misiva.
”La epidemiología jamás actúa de forma masiva. Siempre divide personas, lugares, y tiempos. Por ejemplo, había 11 provincias que no tenían casos (cinco no tenían casos y seis tenían 1), en esas provincias no había por qué empezar una cuarentena. Lo que se puede hacer es una frontera sanitaria. En cuanto a las personas, la información del hemisferio norte nos decía que mataba a personas por arriba de los 80 o 75 años, pero no jóvenes. Sabíamos que en todo caso el aislamiento recomendado, y no policíaco, tenía que ser para personas mayores de 65 años. Como hizo Uruguay, el aislamiento recomendado. Como hizo Hong Kong, como hizo Japón, que empezaron la cuarentena el 7 de abril y estaban en el hemisferio más sufrido. Se tomaron 20 días de preparación y tienen tasas de muerte por covid mucho menores que nosotros”, prosiguió Borini, quien enfatizó que es mentira que a nosotros nos ha ido bien.
“Ha sido una cuarentena muy estricta y nos ha ido muy mal. Lo que se ha hecho no tiene ciencia. Estamos en el puesto 13 de América latina entre los malos, con lo cual hay 20 países que están mejor, entre ellos Uruguay, Costa Rica, incluso Haití. Y, en el mundo, estamos 66, sobre 215 países, o sea que tenemos como 150 países que están mejor que nosotros. Quiere decir que este éxito que se vende es mentiroso”, sostuvo el epidemiólogo.
– ¿Qué otros aspectos los sorprendieron?
– Si nosotros venimos con inmunidad, por qué no se habla de ella, como si la única solución fuera la vacuna. Nicolás Trotta, el ministro de Educación, dijo no habría escuelas hasta que no haya vacunas. ¿Cómo sabe el ministro de Educación que va a haber vacunas? ¿Y si no se consigue desarrollar una? Contra el VIH no se pudo conseguir ninguna vacuna. Cómo sabe eso. Quiere decir que hay una lucha denodada por conseguir la vacuna.
– El virus existe y mata. De eso no hay dudas. ¿Pero qué grado de letalidad tiene este virus?
– Se creía que la letalidad era muy alta. Se hablaba de que, de cada 100 pacientes afectados, moriría un 5%, luego se hablaba de un 3,2%. Pero ahora se sabe que la letalidad sería de un 0,2% (es decir 2x 1.000), el doble que la letalidad de la gripe común. Quiere decir que es una letalidad baja. Pensemos que el Sars del 2002 mataba al 10%, y el Mers tenía una letalidad del 30%. Estos virus han ido amenguando y prácticamente no se sabe si van a reaparecer y mucho menos con la virulencia que tenían.
De todas maneras, se está cumpliendo la teoría epidémica. No sabemos si es cierta, pero se está cumpliendo, que la virulencia va disminuyendo con el tiempo. Esto ya se ha comprobado en Italia y en la Florida.
– ¿Por qué se generó semejante alerta mundial?
– La alarma que se ha dado ha sido sumamente exagerada. Se habló de 40 millones de muertos en el mundo y estamos casi 80 veces por debajo de esa cifra. Evidentemente hubo un interés, hubo una intención, un deseo, o una ignorancia, o algo por lo que se exageró tanto. La existencia del pánico innecesario es absolutamente clara. En la Argentina, solo por accidentes viales hay 8.000 muertes por año, es un muerto por hora, y jamás se hizo semejante lío. Hay entre 400.000 y 800.000 muertos por gripe por año en el mundo y en la Argentina hay 30.000. Acá va a haber 2.000 muertos por covid. Entonces, ¿por qué se hizo este lío?
Negocio extraordinario
– ¿Qué intereses cree que hay detrás?
– Las pestes siempre fueron usadas políticamente. La epidemia que tenemos ahora en la Argentina sabemos que afecta mucho más a los pobres. Ya el observatorio de la UCA dice que estamos un 7% más alto en pobreza que cuando arrancó el nuevo gobierno en diciembre.
Las políticas públicas son las responsables de haber aumentado la pobreza no es la epidemia. Deberíamos haber tenido una idea epidemiológica de la epidemia, pero el comité de expertos está formado por clínicos de casos, que de ninguna manera gobiernan las ciencias de la población ni del ambiente. Tendría que haber habido especialistas en estas ciencias. Hay que preguntarse por qué no los hubo. Eso es gravísimo.
Evidentemente hay intereses potenciales que pueden estar desarrollándose porque la cuarentena obligada para todos hace que nadie adquiera inmunidad. Si nadie adquiere inmunidad, se impone la vacuna. La vacuna es cara, es riesgosa, puede no tener efecto. Puede tener efecto en una edad y a lo mejor en los viejos no tiene efecto (porque para recibir la vacuna es necesario tener un sistema inmunitario sano). Por lo tanto, se nos está impidiendo la inmunidad innata (que es la inmunidad de tener el cuerpo sano), la inmunidad celular (que es tener células que atacan a los bichitos), la inmunidad de los propios anticuerpos (cuando el bichito entra, producimos anticuerpos propios), y se nos está diciendo “¡Atrás, eso no. Quédense en sus casas!”.
Entonces se está promoviendo una vacuna. Si tomamos los precios, la vacunación a un niño pobre en Africa en 1980 salía tres dólares. Hoy sale 30. Preguntémosnos qué cosa aumentó 10 veces su precio en 40 años, en dólares. Es un negocio extraordinario.
– También se habló de la voluntad de reducir la población mundial, en particular la franja etaria de los ancianos. ¿Qué opina sobre esta posibilidad?
– Ideas malthusianas, de que sobra gente, siempre hubo. Pero no sobra gente, lo que falta es distribución justa, lo que falta es justicia. Si viviéramos en un planeta justo, no necesitaríamos otro porque ya está calculado que la distribución de la población del planeta, en el mundo tal cual está, con la creación de suelos que ha logrado la agricultura moderna, podría convivir perfectamente. Lo que pasa es que con la injusticia que hay apropiatoria por parte de grandes corporaciones económicas, que están en muy pocas manos, se están necesitando siete planetas si uno quiere que la gente más pobre viva como la gente más rica. Hay una incapacidad de producir justicia, que a veces produce una violencia latente, a veces la manifiesta y a veces no. Puede ser que sea necesario limitar esa violencia a través del límite de la población, con políticas de anti-natalidad, con políticas de control de la natalidad, que se visten de “planificación familiar” en el nombre pero en el fondo nunca planifican familias grandes, siempre planifican familias chicas. Ahí también hay una gran mentira.
– Pero en los medios parece no haber lugar para esta clase de enfoque que ustedes plantean en torno a la pandemia.
– No, era una aplanadora. Queríamos sacar la cabeza del agua y enseguida encontrábamos una discusión enorme con la dirigencia política, con la dirigencia gremial, con la dirigencia de las organizaciones sociales, con la sociedad en su conjunto arrodillada, discutiendo palmo a palmo en cualquier lugar que uno sacara el tema. Criminalizándolo a uno como si a uno no lo importara la vida. Y lo que a uno le interesaba era saber que detrás de esa cuarentena en realidad se perdían muchas más vidas que con la cuarentena llevada de otra manera.
Esto ya se demostró en Estados Unidos, donde hicieron un estudio sobre 50 estados de los cuales cinco no hicieron cuarentena. Como se sabe que se mezclan los muertos por covid con los muertos no covid, entonces tomaron el total de muertos y así vieron que en los lugares no cuarentenados la tasa de mortalidad por todas las causas fue significativamente menor. En un año se va a saber bien qué ha pasado con esto en nuestro país.
– ¿Tuvieron alguna respuesta del presidente tras difundir la carta?
– Absolutamente ninguna. Mañana (por el miércoles último) vamos a hacer la presentación oficial ante la Jefatura de Gabinete y la presidencia de la Nación.
Sin precedentes
– Uno de los aspectos que se destacan entre los planteos de la Agrupación es el hecho de que no haya antecedentes en la historia de cuarentenas de personas sanas.
– Jamás. De este hecho se empieza a hablar después del Sars. Rajeev Venkayya, que era el director de biodefensa de la Casa Blanca durante el gobierno de George W. Bush, pero a su vez era el director de vacunas del laboratorio Takeda, en 2007 dice que en la próxima pandemia por Sars tiene que haber cuarentena total. No avanza mucho con el tema pero deja eso picando y todo el mundo se entera que se ha producido esa idea, cuando las cuarentenas estaban ya casi descartadas. En 2009 la Organización Mundial de la Salud (OMS) modifica la definición de pandemia: la anterior decía que se producía una pandemia cuando se daba una enfermedad con alta mortalidad en varios países de distintos continentes. Al cambiarla, ahora considera pandemia cuando se da “una enfermedad en varios países de distintos continentes”. ¿Cuál fue la intención de la OMS de extender la idea de pandemia creando ese pánico de que una enfermedad es grave cuando se da en diferentes países?
Conflicto de intereses
– ¿Sostiene que la OMS tiene un conflicto de intereses en su accionar?
– Claro. Pensemos que la OMS se crea en 1948 y es sostenida por países. Había una gran asimetría porque los países más ricos ponían más plata. Pero esto se empeora cuando los que sostienen a la OMS son laboratorios y la Fundación Bill Gates. Son los mayores financiadores. La OMS dice una cosa de las cuarentenas y después dice otra. Es oscilante. No dijo nunca que aprobaba la cuarentena universal pero sí dijo que aprobaba lo que los países hicieran. Con lo cual, es prácticamente lo mismo.
El departamento de Economía y de Salud Pública de Noruega, donde se hizo una cuarentena con muy buen efecto, emitió un comunicado en el que dicen: “Hemos cometido un error imperdonable, le pedimos perdón a la población noruega. Jamás haremos una nueva cuarentena”.
– En esta carrera desenfrenada por obtener una vacuna, da la sensación de que esto va a ser lo único que nos permitirá volver a respirar tranquilos…
– Ha habido accidentes con las vacunas que nos tienen que advertir que hay que ser más cautos de lo que parece. Pensemos que cuando se utilizó la Sabin en Africa en forma anticipada se produjeron 50.000 casos de polio en chicos, de los cuales murieron unos ciento y pico y quedaron con secuelas varios cientos. Acá en la Argentina también hubo una vacuna por la cual 13 niños murieron.
– ¿Cuáles son los tiempos habituales para el desarrollo de una vacuna?
– Normalmente se tardaba cinco a diez años. Antes había pruebas preclínicas (en animales) y después había tres fases en humanos. Lo que se ha ganado es que han superpuesto las fases. Pero si se superponen las fases sin saber muy bien cómo terminó la anterior, es un problema. Lo que no se puede ahorrar es el efecto alejado de la vacuna, una vez que se llega a la conclusión final. Eso exige un tiempo para saber si el riesgo es mayor que el beneficio.
– ¿Correremos el riesgo de ser receptores de una vacuna cuya eficacia no está debidamente probada?
– Se corre el riesgo sobre todo si se deposita en los laboratorios la posibilidad de que sean jueces y parte. Distinto sería que los organismos regulatorios funcionaran y los laboratorios se tuvieran que subordinar a criterios universales de validación. Pero, si eso no ocurre, evidentemente los laboratorios van a ser jueces y parte. Si los países van a obedecer las decisiones de los laboratorios estamos en una situación complicada. La FDA tuvo un presidente que se animó a decir lo que pasaba y que al renunciar dijo que los intereses particulares de las corporaciones eran ingobernables.
– ¿Qué ocurrirá ahora que se están flexibilizando las cuarentenas?
– Nosotros creemos que la pendiente es estable. Salvo que haya un desmadre y se junten en plaza de mayo miles de personas, no va a haber un estallido como el que tanto pronosticaron las dirigencias. Se ha acentuado la autorresponsabilidad social, esa es una buena concepción del tema. Si al mismo tiempo funcionaran las instituciones, se restablecieran las garantías y derechos constitucionales, y desaparecieran los liderazgos autoritarios, si la pendiente es estable, los casos son menos graves, el sistema público está más dotado, la terapia intensiva está ocupada en menos de un 70%, da la impresión de que esto se ha vuelto manejable.
– ¿Cuán confiables son las cifras de muertes que estamos conociendo?
– Son muy poco confiables porque se ponen como muertos por covid los muertos por muchas otras causas. Además, no se sabe si son muertos con covid o por covid. Incluso cada país ha tomado su propio régimen de registro.
* Matricula Nacional de Medicina Argentina 33.200. Sanitarista, Epidemiólogo. Docente de la UBA 2003/2008.
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