Después de más de 4 años en coma, murió Gustavo Cerati. Los médicos, dice el Dr. Flitchentrei, se reciben con la idea de que nadie debe morir. Hoy es posible sostener una agonía largamente por medios artificiales. Se creó una nueva categoría de pacientes que incluye a familias destrozadas. “¡Despertate!”, les susurran sus madres al oído. “¡Despertate!”, pintan sus fans en graffitis callejeros. Pero ellos no despiertan porque no están dormidos. Es nuestra terca obstinación la que los sostiene. Aquí, el prólogo de “Permiso para morir”, publicado por Intramed.
Por Daniel Flichtentrei