El mar no es sólo lo que vemos, sino también -y sobre todo- lo que no vemos. Lo sumergido. Lo que está por debajo de la línea divisoria entre lo que conocemos (conciencia) y lo que no conocemos (inconsciente). Y lo oculto suele ser asombrosamente distinto de lo evidente. Incluso, a menudo, completamente lo inverso.
Por José Luis Cano Gil*
25 Julio 2010