Se habla de tecnología, de inteligencia artificial, de cómo las nuevas tecnologías y las redes sociales están rompiendo procesos biológico.cerebrales, y de cómo la adopción irrestricta y acrítica de éstas representan un peligro mayúsculo sobre todo para niños y niñas (y también para adultos)… También enumera cómo los procesos humanos están o pretenden ser reemplazados por parte de la industria y una parte del ideario político, entre el que se encuentra el liberalismo a ultranzas de Milei y cía. que quieren convertir al país en una factoría de libre impuesto y libertinaje total para desarrollar tecnologías sin ningún tipo de regulación ni legal ni ética… El periodista lee fragmentos del libro ‘La Inteligencia Artificial no piensa. El cerebro tampoco’, de Miguel Benasayag y Ariel Penissi.
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(video) Miguel Benasayag: La inteligencia artificial no piensa, el cerebro tampoco…
Miguel Benasayag: «Cuando uno se compara con chat GPT ya perdió»
Publicó el libro «La inteligencia artificial no piensa (El cerebro tampoco)». El ensayista argentino radicado en París propone un diagnóstico epocal en tiempos de digitalización de la experiencia. «La potencia algorítmica se mete entre el mundo y vos», señala, y observa el estado de las cosas con un ejemplo de coyuntura actual: «Cuando Milei dice ‘no se preocupen, la cosa va a andar bien’ hay que creerle, pero para él lo que es andar bien ya no está más centrado en lo humano, sino en lo macroeconómico. Hemos pasado a otro mundo: el del puro funcionamiento».
Por María Daniela Yaccar
Página/12
21 de mayo de 2024
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El funcionamiento es lo que no llama nunca al sentido, la existencia es no saber el sentido y a partir de ahí apostar a algo…
«Yo lo que digo es que el mundo algorítmico es un mundo que nos lleva cada vez mas a funcionar y cada vez menos a existir. Existir quiere decir dudar, ser contradictorio, tomar el tiempo, la utilidad de los inútil, no el utilitarismo (…) Hay una pérdida de capacidad de soportar esa angustia que no es patológica, que es existencial.
Entonces hay un movimiento que va cada vez más a funcionar y existir menos; con todas las advertencias que hay; epidemiológicas, ecológicas, políticas, económicas, no es extraño que la gente quiera funcionar porque el funcionamiento es lo que no llama nunca al sentido, funciono bien o mal, la existencia es no saber el sentido y a partir de ahí apostar a algo». Miguel Benasayag* (2024)