«En tener varios señores no veo ningún bien; que uno, sin más, sea el amo, y que uno sólo sea el rey.» Homero
Por Étienne de la Boétie
Esto dice Ulises en Homero (Iliada, Libro II, vs. 204-205), hablando en público. Si no hubiera dicho más que «En tener varios señores no veo ningún bien», estaría tan bien dicho que más no cabría; pero, en este caso, para hablar con razón, él debía decir que la dominación de varios no podía ser buena, puesto que el poder de uno solo, desde el momento que toma este título de amo, es duro e irracional y, no obstante, ha acabado completamente al revés, afirmando «que uno, sin más, sea el amo, y que uno solo sea el rey.».
Presentamos un pequeño libro peculiar. Es lo suficientemente viejo como para no tratar la salud mental de manera, por así decirlo, explícita. Y en cuanto a sus relaciones con el concepto de revuelta que manejamos, sencillamente deberíamos limitarnos a afirmar que es un texto fundacional. Uno de sus textos fundacionales. Si uno husmea en la historia buscando las raíces del pensamiento libertario, de la impetuosa necesidad de negar toda autoridad y reivindicar la libertad como esencia del ser humano, llega necesariamente a Étienne de La Boétie (1530-1563).
Escribió El discurso de la servidumbre voluntaria con 18 años. Su lectura tiene, como suele suceder con este tipo de escritos, al menos dos niveles de lectura. El primero es el que se queda en la crítica al absolutismo escrita en pleno siglo XVI, un ensayo erudito plagado de referencias a la antigüedad que arremete contra la tiranía de su tiempo. El segundo es el que le otorga su carácter intemporal, ya que al final habla del miedo y de ese concepto inconcebible que consiste en ser esclavo de manera voluntaria. El opúsculo de La Boétie no busca vendernos nada, no esgrime su crítica para presentarnos un nuevo y bondadoso sistema de gobierno, simplemente se limita a poner en la mesa la tensión existente en todo orden político, en todo gobierno existente: por un lado la libertad del hombre, y por el otro su voluntad manifiesta de arrastrarse bajo los pies del amo.
¿Por qué nos sometemos?, ¿de dónde toma fuerza el miedo que nos hace amar nuestras cadenas? Para La Boétie queda claro que la servidumbre solo puede ser voluntaria cuando el tirano representa algo que colma los deseos de la sociedad (del pueblo, diría él) que somete. Bien, eliminemos de nuestra mente la idea de un rey absoluto que defiende ser hijo de los dioses, tomemos nuestro día a día y escuchemos lo que nos tiene que decir el librito de La Boétie. Haced la prueba, estremecerse con unas palabras escritas hace más de 400 años merece la pena. Al fin y al cabo, ¿qué quiere la gente…? ¿La libertad?, ¿o lo que les promete la publicidad… lo poseen quienes están un poco más arriba en la pirámide social… dominar a otros tal y como ellos mismos son dominados? En definitiva: ¿cuáles son y cómo funcionan los misteriosos mecanismos que respaldan la servidumbre voluntaria? Y en nuestro caso… ¿qué tienen que ver con la salud mental?
A esta última pregunta podemos responder sin temor a equivocarnos: ¡Todo! Un esclavo no puede no ser neurótico en un grado u otro. Vivir impregnados de miedo garantiza la ausencia de salud. Desde primeravocal.org y desde los textos que han sido firmados y editados por Psiquiatrizados en Lucha, siempre hemos tenido claro un único principio: el grado de salud mental es proporcional al desarrollo de la autonomía. Autonomía y servidumbre antagonistas. No hay diálogo posible. Solo incendios. A cada cuál le toca pensar dónde acaba la represión pura y dura y comienza su sumisión, su delegación en otros, y en definitiva, su cobardía. No estamos libres de culpa, pero seguimos tirando piedras…
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fuente: https://primeravocal.org/el-discurso-de-la-servidumbre-voluntaria-de-etienne-de-la-boetie/
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