En su extraordinario libro “El tao de la Ecología” Edward Goldsmith nos intenta decir que la Ecología es Holística, y también que la Ecología es Emocional. Gaia es por tanto una Gran Mente que refleja los valores de la biosfera. Añade además que la consciencia no es un privilegio único del ser humano, ya que éste está adaptado cognoscitivamente al medio ambiente en el que ha evolucionado.
Por J. R. Tato Peña
marzo 12, 2010
La actual insostenibilidad de nuestro desarrollo económico está llevando al planeta a ser un lugar cada vez más menos habitable. Es el resultado de la relación inarmónica del ser humano con el medio natural, que está acelerando la degradación sistemática del mundo natural en toda su amplitud, un lugar que es nuestro hogar y del que depende precisamente nuestra supervivencia como nuestra evolución, que por cierto, aún no ha concluido. Somos pues, una amenaza real y muy seria, para la tierra y para nosotros mismos; el actual paradigma de progreso es un mundo hecho a medida por y para el hombre, un mundo antropocéntrico solo para su bienestar y beneficio personal, así ha creado su tecnosfera personal para sustituirla por la ecosfera; es como dice Goldsmith “sustituir el mundo real (el origen de los beneficios naturales) por un mundo sustituto como fuente de beneficios humanos”. Cosa que nos está llevando al actual estado de crisis planetaria.
Según Goldsmith la lógica en la que se basa el sagrado dogma de la economía moderna es que no hay progreso si no se maximiza y racionalizan los beneficios, aunque eso suponga la destrucción progresiva cultural y medio ambiental. Esa noción cuantitativa del mundo como mercadería es supuestamente la “realidad objetiva” de hoy con que se nos ha abducido hasta convertirnos en adeptos al progreso. La “realidad objetiva” predicada por pensadores, científicos, economistas y dirigentes de la pragsis nos ha tapado a todos los ojos, haciéndonos creer que un mundo así es por encima de todo “normal”, ya que para ellos constituye una realidad coherente e incuestionable. El mundo académico se basa en esta premisa como medio para perpetuar la psicología de mercadillo con la que nos movemos.
Es por eso que la visión holística es tratada como una “herejía” que no encaja en esa “realidad objetiva”, una prostitución semántica inventada por los “teólogos de la ciencia”; precisamente porque la holística pondría de cabeza todo el andamiaje paquidérmico en el que se soporta la actual noción de progreso, que no es más que una realidad reduccionista impuesta por un “método reduccionista para cotejar datos”. Así la psicología gordiana de lo atómico interpreta los niveles superiores de organización en términos de niveles inferiores, que es como comprender lo complejo en términos de simple cuando bien podría ser del otro modo: entendiendo lo simple como complejo.
Golldmith propone una visión ecológica del mundo inspirada en las sociedades vernáculas, sobre todo extrayendo experiencias de un periodo en el que los pueblos sabían cómo vivir en armonía con el mundo natural. Habla evidentemente de una sociedad ideal y coherente de la cual no existen precedentes, una sociedad que preserve el orden crítico del mundo natural o cósmico. Para ello emplea el término camino o senda, el Tao de los chinos, el Asha de los avestas, el concepto budista de Dharma o el R´ta de los hindúes como ejemplos de cosmovisiones en las que los imperativos fundamentales son asegurar una evolución humana coherente y afín a la supervivencia del planeta en relación al cosmos.
Habla sin duda de un camino holístico, de una vía consciente y consecuente, de una filosofía de vida. Pero admite que el obstáculo es irreconciliable con el paradigma reduccionista de la ciencia, carente de una filosofía global y cuyas bases científicas soportan y defienden los fines comerciales del mecanomorfismo tecnológico.
Si las cosas no cambian y el mundo persiste en su idea reduccionista de progreso es porque no se asume, no aún, que nuestro planeta es una gran organismo vivo y complejo, dotado de finalidad y cuyo propósito es únicamente preservar el orden crítico de la vida. Para ello se hace necesario observar nuestro mundo como un Todo en el que los sistemas vivos y los seres inanimados cooperan teleológicamente. No se puede ver la vida exclusivamente en términos físicos o atomistas, o como componentes inanimados y sin conciencia, sino como lo que es: la vida. Por suerte está viendo la luz un nuevo emerger del pensamiento humano inspirado en las revolucionarias teorías cuánticas y cognitivas capaz de ampliar la perspectiva humana respecto a sí misma en relación armónica con el mundo.
De aquí saco la conclusión personal de que es precisamente la errónea interpretación de la teoría de la evolución la que ha maquinado nuestra verdad objetiva, la misma que nos impide que evolucionemos hacia organismos aún más inteligentes y más conscientes. A este respecto cualquier criatura en este planeta parece ser más útil y coherente que nosotros. En los últimas décadas veremos el precio que hemos de pagar por los desvaríos de unos cuantos cortos mentales que con el atributo de “grandes eruditos”, “grandes estadistas” y “grandes hombres de negocios” no han hecho mas que cagarla arrastrándonos hacia un retroceso psicológico y sociológico sin precedentes y a la destrucción progresiva de nuestro propio mundo. Si la consciencia es la base de todo equilibrio natural, a este respecto no parece hallarse el hombre entre las criaturas mejor dotadas ni más coherentes.
Es un hecho que el planeta (desde luego más consciente que nosotros) reaccionará con sus propios repulsivos en forma de nuevas y continuas cadenas de catástrofes, (cosa que ya está ocurriendo) eso si no lo hacemos nosotros antes; pero será mejor que corramos, porque el tiempo se agota al tiempo que nuestro planeta entra en una región crítica de la galaxia.
fuente: https://circuloholistico.blogspot.com/2010/03/la-ecologia-es-holistica.html
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