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Ecotropía

Aniquilando un planeta por vez…

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Autor: raas

Nosotros, los cobayos de Facebook

Publicada el 02/08/2014 - 21/11/2020 por raas

Investigadores de la empresa Facebook y de una universidad experimentaron con usuarios sin haberlos consultado. La especialista en cibercultura Marian Moya analiza ese falso hecho científico, la manipulación cotidiana hacia los internautas y la peligrosa tendencia a humanizar Internet. ¿Qué hizo la compañía de Zuckerberg desde que usó los datos para incrementar sus beneficios hasta que el escándalo se hizo público?

Por Marian Moya*
Revista Anfibia

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Sobre los desgraciados espectadores, esclavos modernos de este famoso sistema

Publicada el 20/05/2014 - 21/11/2020 por raas

Ante el realismo y las realizaciones de este famoso sistema, se pueden ya conocer las capacidades personales de los ejecutantes que ha formado. Y éstas, en efecto se engañan respecto a todo, y no pueden hacer nada más que disparatar sobre mentiras.

Por Guy Debord

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Mujer y cuerpo bajo control. Entrevista con Rita Segato

Publicada el 27/02/2014 - 21/11/2020 por raas

Rita Segato es una intelectual feminista lúcida. Vive en Brasil, nació en el barrio porteño de Constitución y se define como una mujer del Sur. Comprometida con el feminismo latinoamericano, los movimientos indígenas y el movimiento negro en Brasil, sus libros son un bálsamo al cual recurrir para poder penetrar los grandes dilemas de nuestro tiempo. Acaba de publicar La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez (Tinta limón). Esta entrevista realizada en Buenos Aires es un fragmento de una charla sobre renovados proyectos emancipadores.

Por Karina Bidaseca
10/02/2014

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El día antes de la revolución

Publicada el 06/02/2014 - 19/10/2022 por raas

Mi novela Los Desposeídos habla de un pequeño mundo de personas que se ha dado el nombre de «odonianos». Este nombre deriva de la fundadora de la comunidad, Odo, quien vivió varias generaciones antes de la época en que se desarrolla la novela y que, por lo tanto, no participa en los acontecimientos (sino implícitamente, en el sentido de que todo ha comenzado con ella).

Por Ursula K. Le Guin
1974

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¿Cuál es el objetivo de la vida?

Publicada el 21/01/2014 - 05/12/2020 por raas

La vida no tiene otro objetivo que ella misma porque no es más que otro nombre para Dios mismo. Todas las demás cosas de este mundo pueden tener un objetivo, pueden ser un medio para un fin, pero por lo menos una cosa tienes que dejar como el fin de todas y el medio de ninguna.

Por Osho

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(libro) Nuestro futuro robado: la amenaza de los disruptores endócrinos

Publicada el 20/01/2014 - 05/12/2020 por raas

Numerosas sustancias químicas, como las dioxinas, PCBs, plaguicidas, ftalatos, alquilfenoles y el bisfenol-A, amenazan nuestra fecundidad, inteligencia y supervivencia. En 1962 el libro de Rachel Carson Primavera silenciosa dio el primer aviso de que ciertos productos químicos artificiales se habían difundido por todo el planeta, contaminando prácticamente a todos los seres vivos hasta en las tierras vírgenes más remotas. Aquel libro, que marcó un hito, presentó pruebas del impacto que dichas sustancias sintéticas tenían sobre las aves y demás fauna silvestre.

Por José Santamarta*

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Publicado en • Ecocidios, • Insalubridad, • Libros, • Multiviolencias, • Neoesclavitud, • TecnocidioEtiquetado como contaminantes sintéticos, destrucción de bienes comunes, destrucción de la biodiversidad, neurotoxinas, Nuestro Futuro Robado, plaguicidas, Primavera Silenciosa, Rachel CarsonDejar un comentario

El dolor en las sociedades industriales avanzadas

Publicada el 17/11/2013 - 05/12/2020 por raas

(…) Ahora parece racional huir del dolor y no afrontarlo, aun al costo de renuncias a una intensa vivencia. Parece razonable eliminar el dolor, aun al costo de perder la independencia. Parece esclarecido el negar legitimidad a todas las cuestiones no técnicas que plantea el dolor, aunque esto signifique convertir los enfermos en falderos. Con los crecientes niveles de insensibilidad provocada al dolor, se ha reducido igualmente la capacidad para experimentar las alegrías y los placeres sencillos de la vida. 

Por Ivan Illich

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La enfermedad como arma

Publicada el 26/10/2013 - 05/12/2020 por raas

El uso de la enfermedad como arma no es algo nuevo o propio de la moderna tecnología del siglo XX. Se tiene constancia de su utilización desde hace siglos aunque tal idea llega un nuevo nivel de sofisticación con los programas de guerra biológica que se pusieron en marcha poco antes de la II Guerra Mundial.

Por Rafael Palacios

Pues bien, muchas de las enfermedades que hoy nos aquejan se crearon en los laboratorios como posibles armas. Y otras simplemente para vender fármacos que contrarrestaran sus efectos. Hablamos de un gigantesco y vergonzoso negocio en el que hay implicados gobiernos, políticos, multinacionales, etc.

Los historiadores de la Medicina saben que muchas de las plagas o pestes de la Edad Media fueron en realidad provocadas y se propagaron porque se utilizaron como armas biológicas. Está constatado por ejemplo que en el siglo XIV los tártaros sufrieron un brote de peste bubónica cuando atacaban la fortaleza del puerto de Kaffa -ubicada en la península rusa de Crimea sobre el Mar Negro- y decidieron entonces arrojar mediante catapultas los cuerpos de sus camaradas muertos sobre los muros para infectar a los defensores. Siendo al parecer los supervivientes del asedio que huyeron por el Mediterráneo quienes llevarían ese virus a Europa tras desembarcar en Italia.

La viruela, por su parte, fue igualmente utilizada como arma en el siglo XVIII por los ingleses que ofrecieron a los indios americanos -entonces aliados de los franceses- mantas contaminadas con el virus lo que provocó entre ellos una epidemia devastadora. Lo que no esperaban es que la viruela terminara afectando a los militares y el ejército tuviera que vacunar a sus propios soldados como ocurrió durante el sitio de Québec con las tropas de George Washington.

No cabe extrañar pues que los militares no sólo adoptaran la idea en pleno siglo XX sino que la «desarrollaran». Jeanne Cono -del Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos, entidad ligada al Ejército- reconocería de hecho en un vídeo promocional emitido hace apenas unos años que «la idea de usar la enfermedad como un arma llegó a un nuevo nivel de sofisticación a comienzos de los años 30 con el Programa Nacional de Guerra Biológica que fue puesto en marcha para contrarrestar el activo programa japonés que desarrolló entre 15 y 20 agentes capaces de generar enfermedades, con el ántrax como prioridad. Estados Unidos comenzó pues con estos programas -se justificó- en previsión de que tanto Alemania como Japón tomaran la delantera». Tales afirmaciones aparecen en el vídeo Historia de la guerra biológica -coproducción de la CIA y del Departamento de Seguridad Interna (FEMA)- que se rodó con la finalidad -tal como se explica en él al espectador norteamericano- «de prepararte a ti y a tu familia para una amenaza bioterrorista».

Jeanne Cono explica asimismo que en 1931, durante la guerra entre China y Japón, el general nipón Ishi utilizó un virus como arma introduciéndolo en la disputada región de Manchuria a través de aves contaminadas: «Así nadie les podría acusar porque parecería una epidemia natural», cuenta Cono en el video para luego reconocer que al concluir la II Guerra Mundial Estados Unidos se apoderó de «todos los secretos japoneses sobre guerra biológica». Entre ellos, los experimentos con un agente patógeno conocido como kuru que provoca una enfermedad neurodegenerativa e infecciosa conocida la «muerte de la risa» y se desarrolla muy lentamente -el período de incubación puede durar hasta 30 años- aunque una vez se manifiestan los síntomas los pacientes fallecen en unos meses. Cuando se investigó en la década de los 50 se pensó que era una enfermedad hereditaria ya que afectaba sólo a los miembros de una tribu nativa de Nueva Guinea hasta que quien luego sería Premio Nobel Carleton Gajdusek postuló que en realidad estaba causada por un agente infeccioso que se transmitía en los ritos funerarios de ese pueblo ya que acostumbraban a comerse el cerebro de los difuntos creyendo que así adquirirían la sabiduría que habían acumulado en vida. Gajdusek creyó pues que se trataba de un «virus lento». Hoy se entiende que lo causa lo que Stanley B. Prusiner llamó prión (como el que da lugar al llamado «mal de las vacas locas»).

Lo que está por ver es si ese prión lo crearon o desarrollaron los japoneses en laboratorio o si lo que hicieron fue sólo descubrirlo y guardarlo para posibles usos en la guerra biológica; pero se tratara de una u otra posibilidad lo cierto es que formaba parte de su arsenal.

Origen en el Siglo XX

El Programa Nacional de Guerra Biológica norteamericano comenzó oficialmente en 1941; así lo apuntan al menos los documentos y memorandos oficiales. Y el encargado de dirigirlo sería George W. Merck, presidente de la Corporación Merck desde 1925 (cuando sustituyó a su padre que falleció ese año), uno de los actuales gigantes de la industria farmacéutica.

Solo un año después -en 1942- los ingleses empezaron a experimentar por su parte en la costa escocesa con bombas que contenían ántrax en un intento de determinar si las esporas actuaban sobre las ovejas. Y los experimentos confirmaron que podía extender la enfermedad dejando infectado además el suelo durante años. De hecho el lugar donde se realizaron esos experimentos estuvo cerrado al público hasta finales de los setenta. Pero eso no fue todo: hoy se sabe que entre 1940 y 1979 un grupo de civiles ingleses fue rociado con químicos y microorganismos patógenos para conocer las posibilidades reales de tales armas.

Ahora bien, si ha habido un país que ha destacado en el pasado en ese campo fue la Alemania nazi. Está ampliamente documentado que en los campos de concentración alemanes se experimentó con muchas de las personas allí encerradas. Tanto para saber los efectos de los microbios patógenos y los de las radiaciones como los de las técnicas psicológicas y biológicas de control mental. Es de dominio público. Lo que en cambio ignora la mayoría de la gente es que a buena parte de esos biólogos, médicos y psiquiatras se les ofreció tras el Proceso de Nuremberg la amnistía -a pesar de sus crímenes- si accedían a trabajar para el Gobierno estadounidense. Y la mayoría aceptó. El proyecto se conocería como Paperclip y actualmente se sabe que uno de sus máximos gestores fue el ex Secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, judío de origen alemán posteriormente nacionalizado norteamericano según narra su propio biógrafo, Walter Isaacson. El resto de los grandes científicos alemanes pasaría a trabajar para los archienemigos comunistas… aunque todos ellos siguieron en contacto.

Tampoco sabe mucha gente que las relaciones entre el Gobierno estadounidense y los nazis fueron propiciadas en buena medida por el senador Prescott Bush, padre del cuadragésimo primer presidente de Estados Unidos -George Herbert Walker Bush- y abuelo del cuadragésimo tercero- George Walker Bush-. De hecho fue Prescott Bush, a través de su empresa Brown Harriman y con la ayuda del Union Bank Corporation, quien financió la campaña de Adolf Hitler para llegar al poder. Y lo hizo por mediación de la conocida familia Thyssen. Igualmente ignora la mayoría de la gente que Brown Harriman se convertiría con el paso del tiempo en la conocida contratista militar Halliburton a cuyo mando estaría el vicepresidente del tercer Bus: Dick Cheney.

Por su parte, el complejo fármaco-biológico IG Farben -propietario de la multinacional farmacéutica Bayer- fue financiado desde el principio por una empresa de la familia Rockefeller, la Standard Oil, lo que liga a las industrias petroleras y farmacoquímica. Es más, Allen Dulles, posterior Director de la CIA, trabajaba para Rockefeller y era el contacto en Alemania con IG Farben. Pues bien, ya en 1951 Erin Traub -jefe del programa de armas biológicas de Hitler- trabajaba para el Departamento de la Marina investigando 40 cepas de virus muy contagiosos. En suma, las conexiones entre la industria farmacéutica, el nazismo y determinados gobiernos se asentaron en aquélla época.

Pero volvamos a las confesiones de la portavoz gubernamental Jeanne Cono. Ésta, en el video ya mencionado, cuenta que en 1953 Estados Unidos comenzó un programa «ofensivo» de guerra biológica con «unos medios modestos» en las instalaciones de Fort Detrick, cerca de Maryland (EEUU) al terminar el cual «se desarrollaron siete agentes incapacitantes, incluido el ántrax». Sin embargo, el libro La historia de Fort Detrick, escrito por el que fuera Relaciones Públicas de las citadas instalaciones, Norman Covert, demuestra que no eran precisamente «humildes». En sus 500 hectáreas de extensión trabajaban ¡300 científicos y 250 microbiólogos -40 de ellos catedráticos- así como 150 especialistas -entre ellos matemáticos y patólogos- además de otras 1.000 personas cualificadas! De hecho usaban anualmente 900.000 ratas, 50.000 conejillos de indias, 2.500 conejos y 4.000 monos así como numerosos caballos y otros animales.

Secretos de un lado y otro

Hoy sabemos que las investigaciones sobre armas biológicas de ambos bloques se hicieron «algo más que en paralelo». En realidad los secretos fluyeron a través de agentes dobles. Algunos tan importantes como el banquero Lord Rothschild, perteneciente al famoso grupo Los cinco de Cambridge.

Todo apunta pues a que detrás de ambos bloques estaban las mismas personas. Personas que alimentaron la desconfianza y el temor entre los dos bandos con el único objetivo de potenciar la carrera armamentística y ganar dinero a espuertas. Incluso creando amenazas inexistentes.

Un buen ejemplo es el Informe Iron Mountain (Montaña de hierro) de 1963 sobre los peligros potenciales para el mundo de finales del siglo XX encargado a la Corporación Rand que aludía especialmente al problema de la superpoblación. «Para mantener la paz en el interludio hacia el nuevo milenio -se decía en él- es preciso manejar el incremento de la población mundial». ¿Y eso que significaba? Hubo quien lo entendió muy bien. Hombres como David Rockefeller y Henry Kissinger llegaron públicamente a manifestar pronto con frialdad y cinismo que «la guerra es necesaria para el progreso económico, político y social». Agregando:»La guerra es imprescindible para la supervivencia del sistema tal y como lo conocemos hoy».

Solo que la guerra como «arma de despoblación» tenía que ser «mejorada con otros agentes. En el citado y polémico informe se lee por eso lo siguiente: «Una alternativa viable para ir a la guerra podría ser generar una amenaza exterior de suficiente magnitud como para que la ciudadanía pida una reorganización y acepte lo que dicte la autoridad política». También se buscó cómo eliminar pueblos sin destrozar sus infraestructuras. Y de hecho se desarrolló una bomba capaz de asesinar poblaciones enteras sin afectar sus edificios e instalaciones.

Es más, entre las propuestas realizadas por el mencionado grupo de «intelectuales» y expertos se planteó sin tapujos que «una alternativa a la guerra podría ser la generación de enemigos ficticios [terrorismo]». Y otros fueron aún mucho más allá a la hora de afrontar el «problema» de la superpoblación del mundo porque llegaron a recomendar «la destrucción ecológica» hablando de «un comprensible plan eugenésico» propiciado por un «medio ambiente destructivo».

El conocido investigador Leonard Horowitz afirma haber descubierto memorandos secretos de carácter sanitario con ese mismo fin. Entre ellos un programa especial para difundir un virus causante de cáncer que data de 1962. Asevera que incluso llegaron a difundirse virus capaces de provocar leucemia, linfomas, tumores de mama, herpes, gripe, mononucleosis, meningitis… Microbios en cuyos experimentos se usó al principio como cobayas lo que tenían más a mano: ¡sus propios soldados! Y si le parece inconcebible sepa, por ejemplo, que una investigación del Congreso estadounidense revelaría que numerosas esposas de militares norteamericanos de tierra recibieron complejos vitamínicos que contenían uranio 239 y plutonio 241 altamente radiactivo provocando multitud de abortos y fallecimientos tanto entre ellas como entre sus bebés.

Según esa misma investigación entre los años 1910 y 2000 se llevaron a cabo cerca de ¡20.000 experimentos! con población civil estadounidense. Por ejemplo, radiando a pacientes con uranio y plutonio ¡en hospitales! Y eso con el consentimiento de las «agencias de salud» del Gobierno norteamericano. Se sabe asimismo que en 1968 el Pentágono probó un arma biológica mortal ¡en el metro de Nueva York! ubicando personal en los hospitales para monitorizar los resultados. Como se sabe igualmente que en 1972 cuatrocientos norteamericanos de raza negra fueron infectados con una bacteria que provoca sífilis en un experimento que duró varias décadas, estaba dirigido por el Servicio Público de Salud y se bautizó como Tasquidee Experiment. Tiempo después algunos de los supervivientes serían «indemnizados» por el Gobierno. Lo patético es que la razón alegada para llevarlo a cabo es que entonces el colectivo negro se veía en Estados Unidos como un «potencial enemigo» debido a la lucha capitaneada por Martin Luther King y Malcom X.

Agregaremos que Israel también efectuó sus propios experimentos en este campo (vea el recuadro adjunto).

La Convención de Ginebra

Oficialmente el presidente Richard Nixon renunció al uso de armas biológicas en el marco de la Convención de Ginebra de 1969 que prohibió este tipo de armas. Y William Patrick III, jefe de guerra biológica en Fort Detrick, afirmaría que «con Nixon se destruyeron todas las cepas». Una afirmación tan importante -porque fue él quien dirigía a los que desarrollaron el ántrax- como falsa. Según la revista Nature la verdad es que en el programa de guerra biológica estadounidense no cambió nada… salvo la percepción de la opinión pública. De hecho el presupuesto para guerra biológica pasó ese mismo año de 21’9 millones de dólares a 23’2.

Sencillamente las cepas se trasladaron -parece que temporalmente- a otras instalaciones en Pine Bluff (Arkansas, EEUU). Ese año, según el ya mencionado Horowitz, el departamento de guerra biológica tenía ya cepas con virus capaces de causar linfomas, leucemia y gripe listos para distribuir a las industrias farmacéuticas. Y el Ministerio de Defensa pidió al Congreso 10 millones de dólares -de los de entonces- para desarrollar agentes biológicos a través de la Academia Nacionalde las Ciencias. Es decir, casi la mitad de lo que habían empleado para esa investigación ese año. Hoy se sabe que algunos de esos agentes biológicos eran al parecer idénticos a los que luego conformarían el VIH.

Lo singular es que las instalaciones de Forte Detrick, desarrolladas para crear armas biológicas, se reconvertirían en 1971 en un centro de investigación sobre cáncer: el Instituto del Cáncer cuyo director fue Roy Ash. ¿Y quién era ese hombre? Pues el cofundador y presidente de Litton Industries y, posteriormente, director de la Oficina de Gestión y Presupuestos con los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford (entre 1973 y 1979). Solo que Litton Industries era la empresa matriz de Littton Bionetics, el mayor contratista del ejército norteamericano en ese tiempo y la empresa para la que -¡oh, casualidad!- trabajaba entonces uno de los presuntos «descubridores» del virus del Sida: Robert Gallo (vea el recuadro adjunto).

Cabe añadir que a su llegada a puestos de responsabilidad en la Administración Nixon el propio Kissinger requirió al almirante Zumwalt un reordenamiento de la sección de armas biológicas. Y asesorado por él, según cuenta nada menos que Walter Isaacson, Manager -Editor de la prestigiosa revista Time y biógrafo de Kissinger, éste eligió la opción de desarrollar armas biológicas -como el Sida y el Ébola- para lograr la «depoblación mundial». Para lo que firmó un contrato encargando de ello a la empresa Litton Bionetics.

La extensión del Ántrax

Experimentando en 1979 con ántrax los rusos cometieron un error que produjo varios muertos. Bueno, pues poco después Kanetjan Alibekov, uno de los mayores expertos soviéticos en ese campo, se pasaba a Occidente cambiando su nombre por el de Ken Alibeck. ¿Y con quién empezó a colaborar? Con el ya citado William Patrick III. Pues bien, ese mismo ántrax fue el que llegaría al Irak de Sadam Hussein. Y lo hizo a través ¡del Departamento de Comercio de Estados Unidos! que en la década de los 80 le dio una licencia del American Type Culture Collection. Este dato está publicado en el «BOE» de Estados Unidos. La fotografía de aquella época en la que se ve a Donald Rumsfeld -Secretario de Defensa con George Bush hasta hace unos meses- estrechando la mano de Sadam Hussein es significativa. Al menos para el doctor Leonard Horowitz, autor del extraordinario vídeo In lies we trust (En las mentiras creemos) donde -entre otras muchas otras cosas- se deja claro que la vacunación contra el ántrax fue el auténtico origen del llamado Síndrome de la Guerra del Golfo -cuyos síntomas eran fatiga crónica, gripe recurrente y baja temperatura corporal- que afectaría a miles de soldados norteamericanos. Con el tiempo terminaría descubriéndose que la razón fue un micoplasma que había en la vacuna que se proporcionó a los soldados.

Curiosamente, el Baylor College of Medicine -a cuya junta pertenecía George Bush padre- trabajó con diversos agentes de guerra biológica, incluido los micoplasmas. Y según el investigador Garth Nicholson esos estudios estaban relacionados con la compañía contratista del Gobierno norteamericano Tannox Biosystem que también vendió armas biológicas a Irak. Bueno, pues resulta que uno de los propietarios de esa empresa era James Baker III, Secretario de Estado entre 1989 y 1992 con George Bush padre y hoy día capitoste del todopoderoso lobby Carlyle Group. Leonard Horowitz afirma con rotundidad: «Los militares que fueron a la Guerra del Golfo fueron usados como cobayas».

No olvidemos tampoco que las propias autoridades estadounidenses terminarían confirmando que las esporas de ántrax que llegaron en sobres a algunos edificios gubernamentales estadounidenses los días posteriores al 11-S -infectando a 27 personas de las que 5 murieron- y que en principio se achacaron a un ataque terrorista árabe salieron ¡de laboratorios ligados al propio ejército norteamericano! El FBI constataría que habían salido de contratistas militares como DGP y Aerosol Science Labs (BMI: Battle Memorial Institute) que facilita material de guerra biológica y el programa de adquisición de vacunas a través de los proyectos Jefferson y Clearvision. Curiosamente, Cipro -la única cura para el ántrax- lo desarrolló la empresa Bioport que dirigía el ex almirante y ex embajador norteamericano en Inglaterra William Crowe. Y dígasenos, ¿a alguien le parece normal tanto militar dirigiendo empresas biológicas farmacéuticas?

William Patrick III, fallecido recientemente, era además muy «intuitivo». Porque en 1999 escribió un memorando en el que, ¡qué casualidad!, alertaba del peligro de posibles envíos de ántrax ¡en sobres! Probablemente algo nos podría haber aclarado de esto el investigador especializado en Biodefensa Bruce Ivins quien al final terminaría siendo acusado oficialmente de ser el responsable del envío de los sobres con ántrax pero el pasado 29 de julio del 2008 se «suicidó». Claro que ya sabemos que en Estados Unidos son muchas las personas detenidas por asuntos turbios importantes que han tenido la mala costumbre de quitarse la vida. Aunque no deja de ser curioso que ese paso sólo suelen darlo quienes pueden implicar a altos cargos.

Será que son unos «desequilibrados». El FBI, por ejemplo, dijo que Ivins era «un sociópata vengativo que no soportaba ser el blanco de la investigación». No importa que sus compañeros de trabajo lo negaran rotundamente y recordaran que era voluntario de la Cruz Roja, tocaba el teclado en una iglesia y se trataba de un hombre hogareño al que le gustaba cuidar el jardín y no alguien violento. Es más, ninguno se creyó -y así lo manifestaron- que se hubiera suicidado.

Lo que pocos recuerdan es que antes de acusar a Ivins la policía había señalado a Ayaad Assas, un científico árabe de Fort Detrick, como posible causante. Y que el propio Ivins salió en su defensa. ¿Y quién lo acusó de ello? Un compañero de origen judío, el doctor Zack, que fue expulsado de las instalaciones por acosar a Assas. Lo que nadie entiende es que habiendo sido así las cámaras de esas vigiladísimas instalaciones grabaran tras su expulsión a Zack entrando tranquilamente en ellas. Añadiremos que también Assas negó a un periódico del área de Fort Detrick que Ivins se hubiera suicidado.

Armas genéticas

Pero retomemos el hilo. Porque el lector debe saber que el plan de despoblar la Tierra no era un simple dislate. Fue aprobado. Estaba ya en marcha a comienzos de la década de los 70. El Memorando de Seguridad Nacional 200 de 10 diciembre de 1974 hablaba explícitamente de «la depoblación del Tercer mundo» por encargo del Grupo de Armas Nucleares presidido por Henry Kissinger, entonces asesor de Seguridad Nacional de Richard Nixon. En él puede leerse lo siguiente: «Hay un gran riesgo para el sistema económico, ecológico y político si el sistema comienza a fallar. Y para nuestros valores humanitarios (…) Los habitantes de las ciudades pueden, aunque no lo parezca en un principio, integrarse en una fuerza violenta que ponga en riesgo la estabilidad política. En relaciones internacionales los factores poblacionales son cruciales y a veces determinan los conflictos violentos de las áreas en desarrollo. No hay una estrategia única sino que existen simultáneamente diferentes opciones que deben ser sopesadas para países y poblaciones diferentes». Para Horowitz no hay duda: la decisión de despoblar África fue lo que llevó a la creación y difusión en ese continente de los retrovirus. Entre ellos, el Ébola y el VIH causante del Sida.

Salvajes asesinatos

Hace apenas unos meses -a principios de julio del 2008- dos «estudiantes» franceses que estaban haciendo el doctorado en Microbiología, Laurent Bonomo y Gabriel Ferez, fueron salvajemente asesinados en Inglaterra. La noticia apareció en todos los medios de comunicación. Sin embargo, informaciones aparecidas en otros medios ingleses -incluida una cadena de televisión- decían que a pesar de su juventud se trataba de dos auténticos expertos en Microbiología que habían trabajado en un laboratorio de Indonesia. ¿Y sobre qué? Sobre ¡la gripe aviar!

En esas mismas fechas el Gobierno indonesio revelaba que acababa de descubrir un laboratorio clandestino bautizado como Namru-2 que llevaba trabajando en el país desde hacía 30 años bajo el patrocinio del London’s Imperial College que da la «casualidad» que fue ¡la institución que descubrió el brote de gripe aviar! Así que el Gobierno indonesio dio la orden al estadounidense de que desmantelara de inmediato el laboratorio con el argumento de que no había conseguido ninguno de los objetivos para los que se autorizó y además se dedicaba al espionaje. Fuentes oficiosas afirmarían que en él se estaban en realidad desarrollando armas biológicas contraviniendo explícitamente el tratado firmado en su día con los indonesios.

Curiosamente, por entonces el jefe del Pentágono era Donald Rumsfeld quien posteriormente sería nombrado director de la empresa Searle y miembro del consejo de administración de Gilead Sciences, creadora del famoso Tamiflu, medicamento para combatir ¡la gripe aviar! Lo que ha llevado a muchos investigadores a plantearse seriamente si ese laboratorio no obtuvo tan rápidamente un fármaco para tratar la gripe aviar precisamente porque conocía muy bien cómo funcionaba.

La embajada norteamericana en Indonesia protestaría por la decisión de cerrar Namru-2 argumentando que en él se llevaban a cabo investigaciones muy útiles sobre enfermedades infecciosas a lo que el Ministro de Defensa indonesio, Juwono Sudarsono, contestó escuetamente que a partir de ese momento sólo garantizaban la inmunidad diplomática a dos de los miembros del laboratorio (invitamos al lector a leer en nuestra web –www.dsalud.com– el reportaje que con el título La gripe aviar, el Tamiflu y el negocio del miedo publicó Antonio Muro en el nº 82 de la revista).

El Síndrome Respiratorio Agudo (SARS)

Recordemos asimismo que en el 2003 el prestigioso epidemiólogo italiano Carlo Urbani, de 46 años, moría víctima del Síndrome Respiratorio Agudo (SARS), una «nueva» enfermedad provocada por un extraño virus que precisamente él mismo había conseguido «detectar» y gracias al cual se pudo atajar su propagación en Vietnam. Solo que el SARS es también conocido como «neumonía asiática» porque se caracteriza -otra «casualidad»- por afectar especialmente a los genotipos raciales «asiáticos». De ahí que haya quien ha relacionado esta «nueva enfermedad» viral con el ya mencionado laboratorio de Indonesia. Es más, algunos afirman directamente que probablemente allí se desarrolló la gripe asiática que sería pues una enfermedad diseñada para atacar el ADN de la población de ese continente. Y si cree que se trata de fantasías le diremos que para el periodista Benjamín Fulford, ex editor de la conocida revista Forbes en Canadá, todo indica que el SARS forma parte de la guerra biológica para detener el poderío de los chinos. Se trataría pues de un «arma étnica».

Para Horowitz y el investigador Richard Preston el Ébola podría ser de hecho otra «arma étnica». Y se apoya para pensarlo en el hecho de que su área de influencia se circunscribe a la población africana. Apareció por primera vez en 1967 en tres diferentes lugares de experimentación matando a 7 personas e infectando de gravedad a otras 30. Solo que esas cepas eran las mismas con las que investigaba el suministrador de monos para experimentación y contratista del ejército americano del que y hemos hablado Litton Bionetics. Para Richard Preston lo prueba que el primer brote de Ébola salió de una cueva de Sudán que -¿cree el lector que se trata otra vez de una casualidad?- estaba cerca de las instalaciones de Bionetics en África. Leonard Horowitz va más allá y en su libro Virus emergentes: Sida y Ébola afirma: «El rhabdo sarkoma que utilizaron crearía el Ebola. Entre 1965 y 1967 los experimentos de Litton Bionetics llevaron a la eclosión del Ébola. La característica de estos virus artificiales es que mutan con mucha más facilidad que los naturales. El segundo brote de Ébola en Uganda se sospechó que había sido implantado por la CIA porque era idéntico al otro y la única explicación para ello es que había estado guardado en cámaras refrigerantes».

Y es que todo esto lleva décadas fraguándose. Ya en los años 80 del pasado siglo XX se dice en un esclarecedor documento titulado Revolution in military affaires (Revolución en los asuntos militares) que se encargó al US Army War College que era hora de replantearse el tipo de armas del futuro. Y en él se habla directamente de desarrollar armas microbiológicas porque son igualmente mortales pero lo hacen lenta y disimuladamente. Armas que englobarían el uso de tóxicos químicos, biológicos y electromagnéticos, incluyendo «microorganismos modificados genéticamente» para hacer que la gente enferme. El informe explica incluso que para lograrlo era preciso usar todos los medios de comunicación de masas cuyo papel sería fundamental ya que había que conseguir que la gente adoptara nuevos estilos de vida incluyendo la «pastillización de la vida». Es decir, que la gente se acostumbrara a tomar ¡pastillas para todo! Y que lo han conseguido es obvio. Hace apenas tres décadas casi nadie acudía a los farmacias y el número de enfermedades era infinitamente menor. La inmensa mayoría de la gente no tomaba fármacos. Hoy ingiere todo tipo de productos que no curan nada y encima tienen efectos secundarios tan graves que muchos pueden llevar a la muerte. ¡Y se considera normal!

El citado documento avisa también de que evidentemente tales políticas «podrían tener la oposición de individuos no condicionados» -es decir, de personas que piensan por sí mismas- por lo que remarcaba que los medios de comunicación tendrían que cambiar los valores de la población condicionándolos para la adopción de esta nueva cultura de la enfermedad promovida por unas mentes pensantes englobadas en la corriente eugenista. Los autores de ese documento y quienes los desarrollaron fueron probablemente los mismos que inspiraron el nazismo y la corriente del ecologismo hoy en boga que sostiene que el ser humano es un problema para el ecosistema. Solo así se entiende que el Príncipe Felipe de Inglaterra, por ejemplo, afirmara en agosto de 1988 en una entrevista que concedió a la Deutch Press Agentur que «en caso de reencarnación me gustaría hacerlo como un virus mortal para contribuir a solucionar el problema de la superpoblación».

Ya el famoso filósofo Bertrand Russel -defensor de la «selección de la raza humana»- escribió extensamente en El impacto de la ciencia en la sociedad acerca de cómo las vacunas con mercurio y otros tóxicos harían que la gente desarrollara «lobotomías químicas que los volverían zombis»; es decir, manejables y sumisos.

Lo singular, según Horowitz, es que una de las razones de que todo esto haya sido posible es que se ha logrado hacer creer a la gente que vacunación (proceso artificial) es lo mismo que inmunización (proceso natural de protección cuando el organismo se expone a un agente). Siendo eso lo que ha permitido inocular todo tipo de virus a través de las vacunas.

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Robert Gallo y la verdad del origen del Sida

Cuando en 1997 el Dr. Robert Gallo – durante años considerado codescubridor del virus del Sida junto a Luc Montagnier – daba una conferencia en Vancouver (Canadá) el doctor Leonard Horowitz le preguntó públicamente si el VIH no tenía en realidad algo que ver con sus experimentos con los monos que la empresa Litton Bionetics había llevado a Nueva York para probar vacunas para la hepatitis B. Gallo se removió incómodo en la silla (puede verlo en vídeo entrando en Youtube y escribiendo Gallo, AIDS, Horowitz) y entonces, enseñando unas publicaciones científicas de 1970 de la National Academyof Scientist, Horowitz acusó a Gallo de haber mezclado virus causantes de leucemia, linfoma y sarcoma de diferentes cepas animales para crear el VIH ¡quince años antes de que fuera detectado por el departamento de salud norteamericano! La respuesta de Gallo fue: «El virus del Sida no pudo ser creado artificialmente a menos que se fuera un genio. Existía antes de que fuera ‘aislado'».

A lo que Horowitz le respondió que el virus SV40, componente del VIH, llegó a Estados Unidos en 1978 en la vacuna contra la hepatitis B que se inyectó a los homosexuales. Jonathan Man, director de asuntos sobre Sida de la Organización Mundialde la Salud (OMS), respondería tras escuchar a Horowitz que «más que un asunto médico el Sida es una imposición sociológica y política».

Y así es realmente: en el vídeo In lies we trust el lector puede escuchar al entonces jefe de la división de vacunas de Merck, Maurice Hilleman, explicando cómo trajeron los monos de África contaminados con SV40 que llegaron a Nueva York vía Madrid que según Horowitz introdujeron el virus del Sida. Agregaremos que según Horowitz el SV40 fue igualmente introducido en la vacuna de la polio en la década de los sesenta.

El Gobierno israelí accedió a que Estados Unidos experimentase con miles de jóvenes

El Gobierno de Israel accedió hace casi sesenta años a que se experimentase con miles de jóvenes sefarditas si los rayos X producen cáncer. Así lo revelaría en el 2003 el documental 10.000 radiaciones producido por Dimona Produccionesque dirigieron Asher Khamias y David Balrosen causando horror en Israel al demostrar que en 1951 el Director General del Ministerio de Salud israelita, Chaim Sheba, voló a Estados Unidos y volvió con siete aparatos de rayos X proporcionados por el ejército estadounidense. Aparatos que fueron usados en un experimento masivo que tuvo por cobayas a una generación completa de niños y jóvenes sefarditas. Seis mil murieron a poco de recibir sus dosis, muchos otros desarrollaron cánceres que les terminarían llevando a la muerte y otros padecen aún hoy dolores de cabeza crónicos, amnesia, psicosis, epilepsia y alzheimer.

Los padres de los niños fueron engañados diciéndoles que se les enviaba a «viajes escolares» y que las radiaciones eran un moderno tratamiento para evitar la peste del cuero cabelludo.

Y no era la primera vez. Nada más proclamarse el estado de Israel niños de origen yemenita fueron secuestrados por el propio Gobierno y enviados a Estados Unidos para ser utilizados en experimentos nucleares. La razón es que el Gobierno estadounidense acababa de prohibir experimentar en seres humanos y no podían hacerlo con estadounidenses. El Gobierno israelita accedió a proporcionar personas para ello a cambio de dinero y ayuda nuclear. Todos estos datos fueron corroborados en su día por el rabino de Jerusalén David Sevilla.

Revista DSalud, número 114, Marzo, 2009
http://www.dsalud.com/index.php?pagina=articulo&c=17

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De Ayllukuna a la Teoría de Sistemas: Cuidando la Madre Naturaleza

Publicada el 21/09/2013 - 01/09/2025 por raas

«Se ha dicho a veces, como lo ha hecho observar Macnamara, que el hombre puede soportar impunemente las diferencias más grandes de clima y otros cambios distintos; mas esto es sólo cierto para los pueblos civilizados. El hombre en el estado salvaje parece, bajo este respecto, casi tan susceptible como sus más cercanos vecinos, los monos antropoides, que nunca viven mucho si se les saca de su país natal.» Charles Darwin, El origen del Hombre.

Por Máximo Sandín

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Las mayorías de pacientes*

Publicada el 08/09/2013 - 12/05/2021 por raas

Cuando el poder diagnóstico de la medicina multiplica a los enfermos en número excesivo, los profesionales médicos ceden la administración del sobrante a oficios y ocupaciones no médicas. Al desecharlos, los señores de la medicina se libran de la molestia de la atención de bajo prestigio e invisten a policías, maestros o jefes de personal con un poder médico derivativo. La medicina conserva la autonomía sin trabas para definir lo que constituye la enfermedad, pero tira sobre otros la tarea de hurga en busca de enfermos y de proveer para sus tratamientos.

Por Ivan Illich

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Si el clima se disparara…

Publicada el 25/08/2013 - 05/12/2020 por raas

Las escalas de tiempo son un elemento crucial para apreciar la situación actual: el calentamiento que estamos viviendo se produce muy rápidamente en comparación con los fenómenos análogos del pasado. Estos se desarrollaban a lo largo de miles de años; nosotros, en cambio, transformamos el sistema climático en menos de doscientos años.

Por Hervé Kempf

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La publicidad como ideología capitalista

Publicada el 14/08/2013 - 02/12/2021 por raas

Que la publicidad juega un papel importante y relevante en la configuración cultural del orden moderno es una de las hipótesis centrales de una sociología del consumo. En efecto, el capitalismo en constante proceso de expansión y globalización requiere para funcionar y ser eficiente un aparato publicitario que genere las condiciones culturales e ideológicas para la reproducción del sistema político y económico vigente. Si bien el acto publicitario se conoce desde las primeras civilizaciones de Occidente -Grecia, Roma- es en el orden moderno donde adquiere el sentido económico y racional que tiene hoy.

Por González Llaguno

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Sometimiento y conformismo en las sociedades industriales avanzadas

Publicada el 21/07/2013 - 05/12/2020 por raas

En una sociedad primitiva el grupo es pequeño; está integrado por aquellos que comparten la sangre y el suelo. Con el desarrollo creciente de la cultura, el grupo se extiende; se con vierte en la ciudadanía de una polis, de un gran Estado, los miembros de una iglesia. Hasta el romano indigente se sentía orgulloso de poder decir ‘civis romanus sum’; Roma y el Imperio eran su familia, su hogar, su mundo.

Por Erich fromm

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Las diez peores prácticas de la industria farmacéutica

Publicada el 06/07/2013 - 07/12/2020 por raas

El divulgador británico Ben Goldacre denuncia en su libro «Mala farma» las conductas escandalosas de las multinacionales farmacéuticas.

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Trampas mortales de la ciudad prisión

Publicada el 01/07/2013 - 07/12/2020 por raas

Por raas
raas@riseup.net
Junio-julio de 2013

Hay una gran avenida plagada de máquinas automovilísticas
cemento excesivo, nada de verde y cámaras por todos lados
el ambiente respiraba tensión asfixiante
conglomerado de sujetos deambulando mirando sin ver y viceversa.

Los autos iban y venían sin dirección alguna,
un detalle no cuajaba en el gris escenario
treinta centímetros o más de agua
semiocultaban los neumáticos de las topadoras inertes.

Y algo todavía menos percibido aún,
peces y pingüinos luchando sin chances contra
la marea enfurecida y multidireccional,
aunque muchos ya habían perdido la batalla desigual.

Y amontonados por todos lados
resultaban serios escollos para los maquinistas,
ensordecidos y apresurados que ni siquiera procuraban esquivar
lo que parecían ser animales sin valor alguno.

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Economía política de las zonas liberadas

Publicada el 19/12/2012 - 27/05/2021 por raas

Hay negocios que están en la base del crecimiento económico de la última década, aunque poco tienen que ver con la mística industrializadora del modelo nacional y popular. Segmentos económicos que se manejan en la ilegalidad manifiesta, o resultan ilegítimos para buena parte de la población. La marea sojera y el festival narco son fenómenos muy distintos, pero poseen algunos elementos en común. Son nuestras gallinas de los huevos de oro. Y de las balas de plomo.

En torno a ellos, surgen organizaciones empresarias sin centro explícito y a veces hasta sin rostro público, pero bien vertebradas y eficaces. Millares de pequeños y medianos emprendedores diseminados por el territorio se articulan con grandes exportadores que perforan las fronteras. Engranajes de una dinámica muy lucrativa que, al mismo tiempo, empobrecen a la sociedad, sustrayéndoles sus recursos naturales y aniquilando lazos comunitarios.

El mercado es el tótem que licúa y blanquea capitales de orígenes muy diversos. Que galvaniza fondos espurios y los pone a rodar como parte del orgullo de vivir con lo nuestro. El Estado no consigue regularlos con eficacia. No entiende muy bien su modus operandi y se contenta con morder una pequeña porción de la torta. Los poderes públicos se debaten así entre el asombro y la complicidad.

Luego de dos décadas ininterrumpidas de acelerada acumulación, la notable modernidad de estos ensamblajes comerciales contrasta con el contenido conservador y despótico de sus modales políticos. Tanto el complejo agro-exportador como las redes narcos apuestan a colonizar grandes territorios considerados marginales por el capitalismo del siglo XX para sentar las bases de su expansión. Mientras el primero deglute sin cesar millones de hectáreas rurales, desplazando campesinos y comunidades indígenas, el narcotráfico penetra los asentamientos y las barriadas de las grandes ciudades ubicando allí sus puntos de venta y su explosivo stock. Y cuando encuentran la resistencia de organizaciones y movimientos de base disponen de apoyo logístico y fuerzas de choque provistas por policías cómplices. Cuentan además con un sicariato cada vez más extendido. El asesinato en menos de un año de dos miembros del Movimiento Campesino de Santiago del Estero y tres militantes del Frente Darío Santillán de Rosario es apenas el saldo más dramático de un nuevo tipo de conflicto social que resulta urgente visibilizar.

La disgregación

El kilo de cocaína de alta calidad cuesta en Bolivia 1000 dólares. En cualquier punto del norte argentino, de este lado de la frontera, el precio se multiplica por cinco. La misma cantidad, puesta en Buenos Aires, se vende a 7000 dólares. Pero la meca es Europa, donde el kilo de merca tiene un valor mínimo de 50 mil euros. Si a este esquema de tarifas le sumamos la escasa predisposición estatal para controlar lo que entra, circula y sale del país, en gran parte gracias a la corrupción de las fuerzas históricamente abocadas a tal fin (las mismas Gendarmería y Prefectura que recientemente incursionaron en el sindicalismo), se entenderá por qué Argentina se constituyó en uno de los lugares de paso preferidos para los fabricantes y los cárteles más encumbrados de la región.

Con la recuperación económica de la última década, bromea un especialista, “el tránsito se tornó cada vez más lento”. Pronto creció, como en otros rubros, un respetable mercado interno (el segundo de la región, según el Informe Mundial sobre la Drogas 2010 de la ONU). Durante los últimos años el secuestro de grandes cantidades de pasta base y el allanamiento de numerosas cocinas pusieron en escena el incremento de la producción local de cocaína. Y del subproducto más popular de esas pymes clandestinas: el paco.

Las distintas vertientes de la clase media se vinculan con el negocio de las drogas a partir del consumo y de los discursos mediáticos, que anuncian en tono catastrofista el destino de cartelización inevitable que nos espera (nos mejicanean). No se trata de oponer a ese diagnóstico la visión de un horizonte cristalino, pero tal pereza en el análisis nos impide comprender cómo se está enraizando el fenómeno entre nosotros.

Vale la pena distinguir niveles: no es lo mismo la dimensión narco, articulada verticalmente, con altos grados de sofisticación y orientada al mercado global que el universo transa, más bien caótico, compuesto por una miríada de micro empresarios que se expanden sin trascender el ámbito del menudeo. Entre una superficie y la otra existen vínculos, pero por el momento no parecen conformarse ligazones orgánicas de consideración. Quizás ese anudamiento potencial sea el punto crítico. Y son pocos los que saben hasta dónde ha llegado la cooptación de funcionarios, policías, jueces y fiscales. O peor: el único mapa exhaustivo sobre el funcionamiento del negocio de la droga en nuestro país está en manos de la DEA que lo confecciona como parte de su política a escala mundial.

Puertas adentro, la puja estratégica se libra en las periferias urbanas, donde las fuerzas de seguridad proveen logística y protección para que los vendedores se hagan fuertes en el territorio. Lo cual impide, paradójicamente, el crecimiento del poder de fuego de los transas. La Policía también aporta cierto conocimiento político, en el trenzado de alianzas con sectores institucionales, sugiriendo métodos de acción directa en los barrios y determinando quién asciende y quién desaparece en el organigrama criminal. Esta regulación un tanto sui generis inhibe el desarrollo de una estructura operativa autónoma, como sucede en otros países donde las bandas narcos le arrebataron un conjunto de facultades soberanas al Estado.

La disputa en nuestro país suele enfocarse desde dos ángulos: el de la corrupción y el de la lucha contra la criminalidad (que incluye una nefasta retórica antiterrorista). Lo que no se tiene en cuenta es hasta qué punto las redes narcos se articulan a partir de las necesidades y los deseos de una clase plebeya en ascenso, que tiene muchísimo por conquistar y casi nada para perder.

Tales conflictividades dan cuenta del fracaso relativo de las políticas actuales de inclusión social. Y sólo podrán ser enfrentadas con eficacia a partir de una recomposición de los movimientos sociales, en alianza con aquellos actores institucionales que estén decididos a ir más allá de la mera gobernabilidad de los territorios. Porque son las organizaciones de base las que se topan con el problema en su cotidiano y conocen mejor que nadie dónde y cómo hacen pie estas tramas de negocios. Y son ellas, además, las que buscan inventar nuevos modos productivos y de vida en común, capaces de desarmar el consumismo desbocado y la naturalización de la violencia.

Colectivo editorial Crisis

fuente www.revistacrisis.com.ar/economia-politica-de-las-zonas.html

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La intrusión wifi

Publicada el 04/12/2012 - 04/12/2012 por raas

¿Qué expresión más clara de nuestra modernidad, nuestros adelantos en la cultura y el mundo que la expansión del wifi, es decir de la cómoda conexión inalámbrica, gracias a la cual podemos conectarnos a Internet y al universo virtual desde cualquier sitio?

Como toda comodidad, ha tenido un éxito arrollador.
Y con un poder socializador, forzoso, una invitación a la que el particular “no puede rehuir”, como bien aclaraba el capo di mafia de El Padrino cuando blandía su poder sobre quienes convertía en víctimas.

Si uno observa la implantación del wifi en el mundo entero, percibe dos movimientos muy diferenciados: la conexión inalámbrica empezó a instalarse hace pocas décadas en los países del llamado Primer Mundo, es decir en los países que han vanguardizado el desarrollo cibernético y a fines del siglo XX recibíamos noticias tan “importantes” como que ciudades enteras, como Edimburgo en Escocia u otras en Alemania o EE.UU., habían pasado a ser zonas, ciudades wifi. Es decir donde en toda el área urbana se podía prescindir de los incordiosos cables…

En ese tiempo, el wifi llegaba tímidamente al Tercer Mundo, a sus centros de desarrollo tecnológico más avanzado. Ciudades, ya no sólo del primer mundo, como Albuquerque en EE.UU. o Málaga, en España que ha proyectado ser la primera ciudad wifi española, sino también ciudades wifi en toda la periferia planetaria, como lo ilustra el caso de San Pablo, en Brasil o Shangai en China, que a su vez proyecta convertirse en la primera ciudad china wifi. O el de Obregón, en México, que también anuncia con bombos y platillos su ingreso al mundo wifi. Leemos en los manuales de instrucciones de los router la vigorosa exhortación de “expandir instantáneamente la cobertura mediante el wifi”.

Sin embargo, con el paso de algunos, pocos años, empezaron a llegar noticias, celosamente ausentes en los circuitos mediáticos cotidianos, de que zonas hasta entonces caracterizadas por ser wifi, lo abandonaban y retomaban el trabajoso sistema de conexión por cable. Estos anuncios se han hecho frecuentes en diversos centros de enseñanza, universitarios y escolares. E incluso en ciudades enteras. Advierta el lector que se trata de restablecer un servicio, al que retirarlo había resultado fácil y simplificador, pero reinstalarlo implica una serie de costos de otra índole…

¿Por qué esta pérdida de la comodidad, este retorno al esfuerzo, algo que está cada vez más mal mirado? Si tantos gobiernos nacionales o locales están dando los pasos hacia el wifi que hemos señalado (hemos anotado apenas poquísimos ejemplos del proceso de “wifización” que sigue siendo muy intenso), no deja de ser anormal ese otro, segundo movimiento: retirar el wifi y volver al cable.

Sencillamente, cada vez hay más elementos que permiten evaluar la contaminación electromagnética como no inocua. Y una vez que llegamos a tal conclusión, la cuestión adquiere toda su importancia porque no se trata de un uso esporádico o intermitente, residual en las actividades humanas: el wifi la podemos graficar como una nube asentada sobre nuestras cabezas… las 24 horas de cada día y los 365 días de cada año. Aunque el efecto deletéreo fuera bajísimo, pero muy, muy bajo, la persistencia de su presencia lo hace problemático.

Distintas investigaciones, como las llevadas a cabo por un equipo de investigadores en Suecia que ha sido denominado “equipo Hardell”, por el nombre de su director, han comprobado cambios de comportamiento y de niveles de atención y otra serie de trastornos en niños en contacto más o menos permanente con radiación electromagnética.

Por lo cual en Suecia se han establecido, por ley, pautas y límites para la cercanía física a fuentes de contaminación electromagnética.
El equivalente más apropiado que se me ocurre es la comparación del wifi con el tabaquismo. Imaginemos que la contaminación electromagnética, que es invisible, inaudible, inodora, insípida, impalpalble, es decir que es ajena a nuestros cinco sentidos fundamentales de los que disponemos para atender y enfrentar al mundo material, pero que es empero, bien material, pudiera tomar la expresión física de los cigarrillos: una nube de humo, bastante desagradable, por cierto, al menos para no fumadores (el humo de cigarrillos, es decir con papel quemado y alquitrán, difiere considerablemente del que proviene de una pipa o un habano).

El wifi en una casa, instalaría, siguiendo el símil, una nube en por lo menos la habitación donde esté la computadora, o el celular;
el wifi del celu, instala dicha nube encima de la cabeza del conectado, y, con la densidad tan alta de nuestros medios de transporte colectivo, encima de algunas otras cabezas próximas;
el wifi en una escuela o universidad instalarìa una nube de considerable extensión encima de todos los que transitamos, estudiamos o trabajamos en ese centro de enseñanza;
el wifi en toda la ciudad, significa que una nube de muy considerable tamaño está encima de cientos de miles o millones de afectables… todo el día, todos los días.
Observe el paciente lector con quien hasta ahora hemos seguido juntos, que de poco y nada sirve que, por ejemplo, uno prolijamente tenga conexión a Internet mediante cableado (aunque sea por la sencilla razón de que era la cronológicamente más antigua y cuando llegó “la renovación” se optó por continuar con ella) porque siempre suele haber vecinos hipermodernos que ya están conectados wifi y le han hecho pito catalán al incordiante cablerío.

Por ejemplo, viviendo en zona de casas bajas, he verificado que mi computadora que aunque tiene un dispositivo wifi no uso en casa porque tengo cable, “me avisa” que hay dos vecinos, linderos o casi, que tienen wifi… por supuesto que si quisiera usar esa conexión necesitaría la clave, pero estimo que por ser precisamente inalámbrica, igual me llega aunque no la haya pedido. Es decir “me trago el humo”, aunque no haya decidido fumar…

Y para rematar el símil con el cigarrillo: fumar es una actividad bastante agresiva hacia el no fumador, razón de tensiones y desavenencias familiares entre gente que tiene una vivienda pequeña y que no quiere que los pequeñuelos fumen pasivamente, por ejemplo…

Este tema se fue haciendo tan gravoso; los perjuicios al fumador pasivo, que al día de hoy, al menos en la capital argentina, se ha prohibido el cigarrillo en lugares cerrados, en lugares públicos…

¿Lograremos en algún momento tal grado de conciencia ambiental, ecológica, sanitaria, como para respetar al prójimo que no quiera ser irradiado por los gozosos y alegres disfrutadores de las ondas electromagnéticas?

Luis E. Sabini Fernández

fuente: revista El Abasto 149 www.revistaelabasto.com.ar/149-la-intrusion-wifi.htm

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Del poder de soberanía al poder sobre la vida

Publicada el 27/11/2012 por raas

La guerra fue concebida desde los orígenes de la era moderna hasta todo el siglo XVIII como guerra de razas, y de esta misma procuré reconstruir la historia. El tema de las razas no estaba destinado a desaparecer, sino a ser retomado en algo totalmente diferente de la guerra de razas: el racismo de estado, del cual me interesa exponer las condiciones que permitieron su existencia.

Derecho soberano – Poder de soberanía

En la teoría clásica de la soberanía, el derecho de vida y muerte era un atributo del soberano. Este puede hacer morir o dejar vivir.
         
En las confrontaciones de poder, el sujeto es neutro, no es sujeto de derecho ni vivo ni muerto. La vida y la muerte de los sujetos se vuelven derechos sólo por efecto de la voluntad soberana. Esta es la paradoja teórica, a la que hay que agregar un desequilibrio práctico: el derecho de vida y muerte sólo se ejerce en forma desequilibrada, siempre del lado de la muerte. El derecho de matar contiene en sí al derecho de vida y muerte: el soberano ejerce su derecho sobre la vida  desde que puede matar. Es un derecho de espada.

Hay una fuerte asimetría: no es un derecho de hacer morir o hacer vivir, tampoco de dejar vivir o dejar morir, sino de hacer morir o dejar vivir.

La muerte es el punto en que restalla del modo más manifiesto el absoluto poder del soberano.

Derecho político – Poder sobre la vida

El nuevo derecho político del S. XIX no sustituyó a este derecho soberano, ni lo canceló, sino que lo penetrará, lo atravesará y lo modificará. Será exactamente el contrario del anterior: el poder de hacer vivir o dejar morir.
Podemos percatarnos de esta transformación siguiendo las modificaciones en la teoría del derecho. “Cuando individuos se reúnen para constituir un soberano, para delegar en un soberano un poder absoluto sobre ellos, lo hacen para proteger su propia vida, para poder vivir.”

Es como si el poder que tenía como modalidad la soberanía se hubiera visto incapaz de regir el cuerpo económico y político de una sociedad entrada en una fase de explosión demográfica y de industrialización. A la vieja mecánica del poder escapaban muchas cosas, a nivel individuos y a nivel masa. Se dan así dos adaptaciones para recuperar lo particular: la disciplina y la bio-política (ambas dentro de este derecho político).

S. XIX un fenómeno fundamental es que el poder se hizo cargo de la vida: biopoder. Un poder de regulación. La manifestación más concreta de este poder aparece en el proceso de exclusión progresiva de la muerte. La gran ritualización pública de la muerte se fue cancelando desde fines del S. XVIII. Hoy la muerte ha llegado a ser algo que se esconde, hasta más tabú que el sexo. La razón de que la muerte sea ocultada depende de una transformación de las tecnologías de poder. Desde que el poder es cada vez menos el derecho de hacer morir y cada vez el derecho de intervenir para hacer vivir, la muerte entendida como fin de la vida es el fin del poder, la terminación.
Si la muerte en el derecho de soberanía era el punto en que restallaba del modo más manifiesto el absoluto poder del soberano, ahora la muerte será el momento en que el individuo escapa a este poder.
Una suerte de (tendencia hacia la) estatalización de lo biológico.
El problema de la vida empieza a problematizarse en el campo del análisis del poder político.

A partir del S. XVIII tenemos dos tecnologías de poder que se superponen.

Por un lado, una técnica disciplinaria centrada en el cuerpo que produce efectos individualizantes y manipula al cuerpo como foco de fuerzas que deben hacerse útiles y dóciles. Una tecnología de adiestramiento, disciplinaria, tecnología del cuerpo individualizado como organismo dotado de capacidades.
Por el otro, una tecnología centrada sobre la vida, que recoge efectos masivos propios de una población específica y trata de controlar la serie de acontecimientos aleatorios que se producen en una masa viviente. Es una tecnología que busca controlar y modificar las probabilidades y de compensar sus efectos. Por medio del equilibrio global, apunta a algo así como una homeostasis, la seguridad del conjunto en relación con sus peligros internos. Una tecnología de seguridad, aseguradora y reguladora, una tecnología de los cuerpos ubicados en procesos biológicos de conjunto.

(ver cuadro en archivo PDF)

Estos dos conjuntos de mecanismos no se ubican en el mismo nivel, permitiendo que no se excluyan y que se articulen. Por ejemplo la ciudad obrera del S. XIX. Se encuentran aquí mecanismos disciplinarios: subdivisión de la población, sumisión de los individuos a la visibilidad, normalización de los comportamientos. Hay también mecanismos reguladores que conciernen a la población y que inducen comportamientos determinados, por ejemplo el ahorro, las reglas de higiene destinadas a garantizar la longevidad de la población, etc.

Otro ejemplo: la sexualidad, por un lado, como comportamiento corpóreo que depende de un control disciplinario individualizante (por ejemplo control de la masturbación sobre los niños), y por el otro mediante sus efectos de procreación la sexualidad se inscribe en amplios procesos biológicos que conciernen a la población.

La medicina es un poder-saber que actúa sobre el cuerpo y sobre la población, sobre el organismo y sobre los procesos biológicos, que tendrá efectos disciplinarios y efectos de regulación.
Se puede decir que el elemento que circulará de lo disciplinario a lo regulador, y permitirá controlar el orden disciplinario del cuerpo y los hechos aleatorios de una multiplicidad, será LA norma. La norma puede aplicarse tanto al cuerpo que se quiere disciplinar, como a la población que se quiere regularizar.

La sociedad de normalización es una sociedad donde se entrecruzan la disciplina y la norma de la regulación, No una especie de sociedad disciplinaria generalizada, cuyas instituciones disciplinarias se habrían difundido hasta recubrir todo el espacio disponible. El poder que en el S XIX tomó a su cargo la vida, llegó a ocupar toda la superficie que se extiende de lo orgánico a lo biológico, del cuerpo a la población, a través del doble juego de las tecnologías de la disciplina y de las tecnologías de regulación. Un biopoder del cual podemos reconocer las paradojas en el límite extremo de su ejercicio. Éstas se revelan con el poder atómico. En el poder de fabricar y utilizar la bomba atómica está implícito el poder soberano que mata.

Si es verdad que el fin es el de potenciar la vida (prolongar su duración, multiplicar su probabilidad, evitar los accidentes, etc.), ¿cómo es posible que un poder político mate? ¿cómo es posible ejercer la función de la muerte? Aquí interviene EL RACISMO. Éste existía ya desde mucho tiempo atrás, pero la emergencia del biopoder permitió la inscripción del racismo en los mecanismos del estado. El racismo como mecanismo fundamental del poder en los estados modernos.

¿Qué es el racismo?

1) Modo en que, en el ámbito de la vida que el poder tomó bajo su gestión, se introduce una separación entre lo que debe vivir y lo que debe morir. Un modo de fragmentar el campo de lo biológico, una manera de producir desequilibrio. Un modo de establecer una cesura en un ámbito biológico, lo que permitirá que al poder tratar a una población como a una mezcla de razas o subdividir la especie en subgrupos que forman razas. Entonces las primeras funciones del racismo son: fragmentar (desequilibrar), introducir cesuras en ese continuum biológico que el biopoder inviste.

2) La segunda función es la de permitir una relación positiva del tipo “Si quieres vivir debes hacer morir, debes matar”. El que inventó esta relación es la misma relación guerrera que dice “Para vivir debes masacrar a tus enemigos”. Pero el racismo hará funcionar esta relación de tipo bélico: “Si quieres vivir el otro debe morir” de un modo nuevo y compatible con el ejercicio del biopoder. El racismo permitirá establecer una relación entre mi vida y la muerte del otro que no es de tipo guerrero, sino biológico: “Cuantas más especies inferiores tiendan a desaparecer, menos degenerados habrá en la especie, y más yo viviré y seré fuerte y podré proliferar”. La muerte de la mala raza, de la raza inferior es lo que hará la vida más sana y más pura.

No se trata entonces de una relación militar o guerrera, ni de una relación política, sino de una relación biológica. Este mecanismo funcionará porque los enemigos que se quieren suprimir son los peligros para la población. Eliminación del peligro biológico y reforzamiento ligado a esta eliminación de la especie o de la raza.

La raza, el racismo, son la condición de aceptación del homicidio en una sociedad de normalización. Donde haya una sociedad de normalización, desde el momento en que el estado funciona sobre la base del biopoder, la función homicida del estado mismo sólo puede ser asegurada por el racismo. Si el poder de normalización quiere ejercer el viejo derecho soberano de matar, debe pasar por el racismo. Con homicidio me refiero a muerte directa e indirecta también.
 
Cada vez que hubo enfrentamiento, homicidio, lucha, riesgo de muerte, se tuvo que pensar en el marco del evolucionismo. El racismo se desarrolló en primer lugar con el genocidio colonizador. Pero cuando hay que matar personas, poblaciones, en la modalidad del biopoder se lo podrá hacer, en el marco del evolucionismo, utilizando el racismo.

En la guerra se tratará de destruir al adversario político y a la raza adversa. A fines del S. XIX, la guerra aparecerá sobre todo no sólo como modo de reforzar la propia raza eliminando la adversa, sino también como modo de regenerar la propia raza. Cuantos más mueran de los nuestros, más pura será nuestra raza. En el biopoder había que poder matar a un criminal, a un loco, a un anormal, y esto se logra con el racismo.

El racismo asegura entonces la función de muerte en la economía del biopoder, sobre el principio de que la muerte del otro equivale al reforzamiento biológico de sí mismo como miembro de una raza o población. Estamos muy lejos del racismo como simple desprecio u odio de las razas. Pero también lejos del racismo como operación ideológica con la que el estado o una clase tratarían de volver contra un adversario mítico las hostilidades. El racismo asociado a la técnica del poder, racismo que se aleja cada vez más de la guerra de razas.

Un estado obligado a la eliminación de las razas, o a la purificación de la raza, debe utilizar el racismo para ejercer su poder soberano. Así, los estados más homicidas son los más racistas. Ejemplo del nazismo. Ningún estado fue más disciplinario que el régimen nazi; en ningún estado las regulaciones biológicas fueron administradas de manera más insistente. Poder disciplinario, biopoder: todo esto atravesó y sostuvo a la sociedad nazi. Sin embargo, al mismo tiempo de la formación de esta sociedad regulativa y disciplinaria, se asiste al desencadenamietno más completo del poder homicida, del viejo poder soberano de matar.

Este poder de vida y muerte atraviesa toda la sociedad nazi, porque no es concedido sólo al estado, sino también a determinados individuos. El régimen nazi tendrá como objetivos la destrucción de otras razas y la exposición de la propia al peligro absoluto y universal de la muerte. La población entera está expuesta a la muerte, lo que posibilita la superioridad y la regeneración de la raza.
Lo extraordinario es que la sociedad nazi generalizó de modo absoluto el biopoder y también el derecho soberano de matar. Los dos mecanismos, el clásico que daba al estado derecho de vida y muerte sobre los ciudadanos, y el nuevo mecanismo de biopoder, organizado en torno a la disciplina y a la regulación. El estado nazi hizo absolutamente coextensivos el campo de una vida que protege, garantiza, cultiva, y el derecho soberano de matar. El juego entre el derecho soberano de matar y los mecanismos del biopoder, un juego inscripto efectivamente en el funcionamiento de todos los estados modernos.

El estado socialista está tan marcado de racismo como el capitalista. Se encuentra siempre en el socialismo un componente de raza. El socialismo retomó la idea según la cual la sociedad, el estado, o lo que debe sustituir al mismo, tiene la función de gestionar la vida, de organizarla, de multiplicarla, de compensar los imprevistos y delimitar las probabilidades biológicas. Un estado socialista que debe ejercer el derecho de matar o el derecho de desacreditar. Así reencontramos al racismo, y no sólo el étnico, sino también el evolucionista, el biológico, funcionando a propósito de los enfermos mentales, criminales, adversarios políticos.

Todas las veces que tuvo que insistir en el problema de la lucha contra el enemigo, lo biológico volvió a emerger, el racismo reapareció. El racismo como único modo de concebir alguna razón para poder matar al adversario. Cuando se trata de eliminar al adversario económicamente, no se necesita del racismo, pero cuando hay que batirse físicamente con enemigo, éste hace falta. Las formas de socialismo más racistas fueron el blanquismo, la Comuna y la anarquía. Los socialistas eran racistas en la medida en que no habían discutido esos mecanismos de biopoder que el desarrollo de la sociedad y del estado, desde el S XVIII, habían instaurado, admitiéndolos como naturales. Los mecanismos del biopoder y los de soberanía funcionan del mismo modo en los estados socialistas y en los no socialistas.

Michel Foucault
17 de marzo de 1976

Fuente: www.psico-web.com/sociologia/foucault_genealogia01.htm

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La plenitud individualista. El sujeto en el nuevo capitalismo

Publicada el 27/11/2012 - 07/08/2024 por raas

En base a cuatro ensayos la autora analiza la sociedad capitalista actual, en la que el goce individual y la experiencia inmediata han reemplazado a la representación y a la construcción de un sentido colectivo. El individuo se convierte en un “capital humano” responsable de su insatisfacción social.

Por Evelyne Pieiller*
14-3-2007

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Publicado en • Análisis, • Control, • Ecocidios, • General, • Insalubridad, • Multiviolencias, • Neoesclavitud, • Psicopatologías, • Revueltas, • TecnocidioEtiquetado como 000000Dejar un comentario

Sin amor libre no habrá revolución

Publicada el 19/11/2012 - 01/01/2019 por raas

“¿Quieres a mi padre?” “El amor no es para los pobres, hijo mío.” Un corazón en peligro, 1944. La cita inicial con la que encabezamos estas reflexiones pertenece a un diálogo entre parias, madre e hijo, de una de las muchas películas de Hollywood que tratan (y maltratan) el tema del amor.

Por Antón FDR
Grupo Re-Evolución

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Cómo funciona el control mental con las noticias

Publicada el 12/11/2012 - 28/11/2012 por raas

En su objetivo esencial, la noticia «express», la «comida rápida» de la información, no está orientada a alimentar el conocimiento sino a promover la alienación y la ignorancia masiva. Es el recurso más efectivo que utiliza la estructura mediática para reconvertir al cerebro humano en un microchip repetidor de eslóganes al servicio de la dominación sin el uso de las armas.

En el sistema (nivelado como «mundo único»), sólo un minoría elabora (y consume) análisis o interpretaciones sobre los acontecimientos que se suceden en el planeta. A nivel masivo, las «noticias» o la «información» publicada se sintetizan en títulos, volantas, y párrafos cortos que se resumen en sí mismos. Nacen y mueren a la misma velocidad de la lectura.

No hay contexto, no hay historia, no hay relación ni causalidad entre acontecimiento y acontecimiento, y, las noticias, como las imágenes, sólo se fijan (y quedan) en la retina mientras las miramos, las leemos o las escuchamos. Para las agencias, diarios y grandes cadenas mediáticas (locales o internacionales), este formato de «consumo» es lo ideal.

La gente, dicen sus ejecutivos, siempre anda apurada. Y les hacemos el mundo fácil y simple de digerir. Así se niveló mundialmente la comunicación «express», la información de «consumo rápido», solo títulos, párrafos cortos, hechos memorizados fáciles de digerir y recordar. Y el «gran público» (el demandante masivo de información «express») se acostumbró a asimilar información «suelta» (sin porqué ni para qué) y sin analizar ni reflexionar sobre su autenticidad y origen.

Fácil y cortito, es la fórmula impuesta. Una especie de «mundo de eslóganes», que el «gran público» repite como un loro electrónico en su vida privada, en su trabajo, y en todos los chats y redes sociales donde le dejan inscribirse. Y la información «express», nivelada y manipulada a escala global, creó un mundo a su imagen y semejanza: El mundo de los «opinadores» compulsivos programados por los eslóganes sueltos de las noticias «express».

Y como emergente lógico, la función de la reflexión y el análisis (natural del humano), fue reemplazada por el «comentario» sin sostén, y por la especulación con los rumores y las teorías conspirativas sin fundamento racional.

Hay una primera explicación técnica: La función del periodismo del sistema no es promover el conocimiento (la comprensión razonada) de la noticia, sino promover el «debate» sin reglas, la discusión irracional y esquizofrénica (sin análisis ni información procesada) de los títulos difundidos como «imágenes sueltas» para producir atracción comercial.

Programar lectores, televidentes, o internautas con eslóganes que confrontan con otros eslóganes, es la función y misión esencial que surge de la estructura operativa del periodismo masivo que vende «noticias» como si fueran hamburguesas en la góndola. Y se produce el milagro buscado: El público masivo, el alienado programado (AP), consume información «express» de la misma manera que consume música, espectáculos, productos, hasta presidentes y normas de vida vendidos como si fueran desodorante de ambiente.

Esa sensación de «libertad sin fronteras» que les deja a los «opinadores» compulsivos la información de consumo rápido (como la comida chatarra de Mc Donalds) les permite, con total impunidad, «criticar» o  «juzgar» casi cualquier acontecimiento sin tener información ni elementos fundantes de análisis sobre lo que se discute. En este contexto, es muy común, por ejemplo, que un AP (alienado programado)  «opine» sobre el conflicto de Irán sin saber siquiera identificarlo en el mapa.

En su objetivo esencial, la noticia «express», la «comida rápida» de la información, no está orientada a alimentar el conocimiento sino a engordar la ignorancia masiva. Es el recurso más efectivo que utiliza la estructura mediática para reconvertir al cerebro humano en un microchip repetidor de eslóganes, mientras el sistema, gobiernos, bancos y empresas capitalistas (que financian a la estructura mediática) siguen depredando y haciendo negocios en el mundo real.

Desde el punto de vista de su utilización mediática, la noticia «express» se fundamenta y abreva en las técnicas del control mental.

Operativamente, el control mental es una técnica orientada a captar y/o manipular la conducta de las personas, controlando sus emociones y su capacidad de «reflexión», con la finalidad de direccionar comportamientos (sociales o individuales) hacia los fines buscados por el «controlador» (Gobiernos, grupos de poder, etc). Este modelo de manipulación de conducta social (el control mental) se resume en el «pensamiento de manada», donde el individuo resigna su  capacidad de «pensamiento propio» a cambio de protección por parte del líder (programador) del grupo.

Y el control mental, para que sea exitoso, necesita del «pensamiento sectario», cuya estructura está compuesta por un «receptor pasivo» (el manipulado con el control mental) y un «emisor activo (el líder programador). En este caso, el consumidor alienado de noticias «express» es el receptor pasivo, mientras que la estructura mediática de programación es el emisor activo. De manera tal que, dentro de este esquema funcional, no hay una identificación crítica  con la noticia (un feed back entre emisor y receptor), sino una memorización pasiva orientada a impedir la comprensión totalizada de los acontecimientos sobre los que aparentemente se «informa».

El resultante (que se puede verificar fácilmente): El lector, televidente o radioescucha se convierte en un difusor pasivo  de títulos (vaciados de contenidos críticos y reflexivos) que se retroalimentan como órdenes en el cerebro masivo. Esto crea la atomización esquizofrénica, y permite, por ejemplo, que el receptor, pase, sin ninguna conexión reflexiva ni emocional, de una noticia sobre la muerte de 200.000 personas en Haití, a otra sobre la última producción discográfica de un cantante de moda.

Y este fenómeno explica, a su vez, la indiferencia de las mayorías frente a exterminios militares en masa de seres humanos indefensos (como los de Israel en Gaza) que, sin mediar la alienación atomizante mediática, producirían reacciones masivas  contra sus perpetradores. Este efecto se produce por una operación reduccionista y atomizante con las noticias «express». Por ejemplo: Si yo titulo «Israel está en guerra con Hamás», sin aclarar que Israel es la potencia agresora y Hamás el agredido, lavo las operaciones de exterminio del Estado judío de toda connotación genocida.

Trasladada a cualquier otro plano, la función de las noticias «sueltas» (descontextualizadas y sin conexión entre sí) está orientada a impedir que las mayorías (a través del pensamiento reflexivo) tomen conciencia de quién es el dominador y quien el dominado.

Esta es la razón que justifica el bombardeo diario con «titulares» que presentan los acontecimientos descuartizados y despojados de todo sentido de totalidad interpretativa. Destruido su pensamiento crítico (por medio de la información descontextualizada y sin historia)  el alienado programado se masifica y se nivela en trasmisor pasivo de un único mensaje: El que difunde (a modo de un «Gran Hermano») la estructura mediática que comercia con las «noticias».

La estructura del «pensamiento de manada» se traduce en un axioma funcional: El sistema no quiere que pienses por ti mismo, sino que obedezcas órdenes. Estas órdenes (en la era del control mental) no son militares sino «persuasivas». No actúan por imposición física (la tortura y el miedo a la muerte), sino por imposición psicológica (la «persuasión» social).

La etapa de la «colonización de las sociedades» con el consumo de productos, comenzada en la década del 60, posibilitó la era de la «colonización mental» con el consumo de información perfeccionada con el advenimiento masivo de Internet y de las comunicaciones globalizadas en la década del 90.

Cuando el sistema capitalista trasnacional, por medio del consumo, niveló un «modelo único de pensamiento», sentó las bases psicosociales para el control político-ideológico por medio de la información periodística manipulada por operaciones psicológicas. De manera tal, que las  técnicas y estrategias del control mental se revalorizaron dentro de métodos científicos de direccionamiento de conducta de masas, y se convirtieron en una eficiente estrategia de dominio sin el uso de las armas.

Mediante la manipulación y direccionamiento de conducta por medios psicológicos el individuo-masa se convierte en «soldado cooperante» de los planes de dominio y control social establecidos por el capitalismo trasnacional y la potencia imperialista regente de turno. Es a la vez, víctima y victimario, de las operaciones psicológicas, ya que se convierte en una célula consumista-trasmisora tanto de planes de consumismo capitalista como de planes de control y represión social manipulados sin el uso de las armas.

Las noticias «express», la información de «consumo rápido», son la columna vertebral de esta estrategia.

Manuel Freytas *
manuelfreytas@iarnoticias.com
31-Octubre-2012

* Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.

fuente www.iarnoticias.com/2012/secciones/contrainformacion/0013_control_noticias_31oct2012.html

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Poema a la clase media

Publicada el 31/10/2012 - 28/11/2012 por raas

Clase media
medio rica
medio culta
entre lo que cree ser y lo que es
media una distancia medio grande.

Desde el medio mira medio mal
a los negritos
a los ricos a los sabios
a los locos
a los pobres.

Si escucha a un Hitler
medio le gusta
y si habla un Che
medio también.

En el medio de la nada
medio duda
como todo le atrae (a medias)
analiza hasta la mitad
todos los hechos
y (medio confundida) sale a la calle con media cacerola
entonces medio llega a importar
a los que mandan (medio en las sombras)
a veces, solo a veces, se da cuenta (medio tarde)
que la usaron de peón
en un ajedrez que no comprende
y que nunca la convierte en Reina.

Así, medio rabiosa
se lamenta (a medias)
de ser el medio del que comen otros
a quienes no alcanza a entender
ni medio.

Daniel Cézare

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Himno nacional

Publicada el 14/10/2012 - 28/11/2012 por raas

El dinero es el himno del triunfo
Así que, antes de que salgamos, dime:
¿Cuál es tu dirección?

Yo soy tu himno nacional
Dios, Eres tan apuesto.
Llévame hasta los Hamptons.

Bugatti Veyron
Él ama soñar con ellos.
Peligroso abandono.
Tómame en un rescate
Hasta el escalón más alto.

Él me pide que me “comporte cool”
Pero yo aún no sé cómo.
Recogí mi cabello
Y con la mano detrás de mi cuello, dije:
“¿Podemos festejar después?”
Él respondió: “Sí, sí” (Sí, sí).

Dime que yo soy tu Himno Nacional
(Ooh, sí, nene, doblégame)
(Ponme tan Wow, wow)
Dime que soy tu Himno Nacional.
(Azúcar, azúcar, tanta como ahora)
(Llega hasta el centro)
Rojo, blanco y azul en los cielos.
El verano está en el aire y, nene,
El paraíso está en tus ojos.
Yo soy tu Himno Nacional.

El dinero es la razón
Por la que existimos.
Todo el mundo lo sabe.
Es un hecho. Bésame, bésame.

Canto el Himno Nacional
Mientras me quedo sobre tu cuerpo,
Abrazándote como una pitón.
Y tú no puedes apartar tus manos de mí
Ni ponerte tus pantalones.
¿Ves lo que me has hecho?
Obsequiame un Chevron.

Me pediste que me comportara cool,
Pero yo soy ya lo más cool.
Te pedí que fueras honesto,
Acaso, ¿No sabes con quién estás negociando?
Um, ¿Crees que vas a comprarme con un montón de diamantes?

Dime que soy tu Himno Nacional
(Ooh, sí, nene, doblégame)
(Ponme tan Wow, wow)
Dime que soy tu Himno Nacional.
(Azúcar, azúcar, tanta como en este momento)
(Lllega hasta el centro)
Rojo, blanco y azul en los cielos.
El verano está en el aire y, nene,
El paraíso está en tus ojos.
Yo soy tu Himno Nacional.

Yo soy tu Himno Nacional.

Es la historia de amor para una nueva era,
Para una sexta página.
¿Deseas carne viva, algún enfermizo alboroto?
Ganando y consumiendo, bebiendo y manejando,
Comprando excesivamente.
Muriendo por sobredosis
En nuestras drogas y en nuestro amor
Y en nuestros sueños y en nuestra ira.

Borrando las líneas
Entre lo real y lo falso.
Triste y solitaria,
Necesito a alguien que me proteja.
Lo haremos muy bien,
Puedo decirlo, puedo decir que
Mantengo mi propia seguridad en su Bell Tower Hotel.

El dinero es el himno del triunfo,
Así que ponte una mascara
Y tu vestido de fiesta.

Yo soy tu Himno Nacional,
Chico, levanta tus manos,
Dame una ovación de pie.

Chico, has aterrizado, nene
En la tierra de la dulzura y del peligro.
La reina de Saigón.

Dime que yo soy tu Himno Nacional
(Ooh, sí, nene, doblégame)
(Ponme tan Wow, wow)
Dime que soy tu Himno Nacional.
(Azúcar, azúcar, tanta como ahora)
(Vete a la ciudad)
Rojo, blanco y azul en los cielos.
El verano está en el aire y, nene,
El paraíso está en tus ojos.
Yo soy tu Himno Nacional.

El dinero es el himno,
Dios, eres tan apuesto.
El dinero es el himno
Del triunfo.

El dinero es el himno,
Dios, eres tan apuesto.
El dinero es el himno
Del triunfo.

El dinero es el himno.
Dios, eres tan apuesto.
El dinero es el himno
Del triunfo.

El dinero es el himno.
Dios, eres tan apuesto.
El dinero es el himno
Del triunfo.

Lana del Rey

Tema musical National Anthem, del disco Born to Die (2012)
Video

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Consejos del Padre Piolini

Publicada el 02/10/2012 - 28/11/2012 por raas

-Padre, me llegó el resumen del Banco y hay $20.000 que no son míos.
-Se los devolvés y te rompo la boca, son los chorros más organizados que hay en el planeta, manga de culo rotos, yo los dinamitaría a todos! por el amor de Jesús, decime que te la vas a guardar!
-Anarquía, anarquía, nihilismo! Pero qué piola este Padre!

Del 5º programa (7º temporada) de Peter Capusotto y sus Videos, 1 de octubre de 2012.

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El silencio

Publicada el 01/10/2012 - 28/11/2012 por raas

El único silencio que conoce la utopía de la comunicación es el de la avería, el del fallo de la máquina, el de la interrupción de la transmisión.

Este silencio es más una suspensión de la técnica que la afloración de un mundo interior. Anacrónico en su manifestación, produce malestar y un deseo inmediato de darle fin, como si de un intruso se tratara.

Señala el esfuerzo que aún queda por hacer para que el hombre acceda al fin a la gloriosa categoría del homo communicans.

Surge entonces la gran tentación de oponer a la profusa «comunicación» de la modernidad, indiferente al mensaje, la «catarsis del silencio» (Kierkegaard), con la esperanza de poder restaurar así todo el valor de la palabra.

Cuanto más se extiende la comunicación más intensa se hace la aspiración a callarse, aunque sea por un instante, a fin de escuchar el pálpito de las cosas o para reaccionar ante el dolor de un acontecimiento, antes que otro venga a relegarlo, y luego otro, y otro más… en una especie de anulación del pensamiento en un torrente de emociones familiares cuya insistente evanescencia aporta sin duda consuelo, pero acaba ensombreciendo el valor de una palabra que condena al olvido todo lo que enuncia.

La saturación de la palabra lleva a la fascinación por el silencio.

El imperativo de comunicar cuestiona la legitimidad del silencio, al tiempo que erradica cualquier atisbo de interioridad.

No deja tiempo para la reflexión ni permite divagar; se impone el deber de la palabra.

El pensamiento exige calma, deliberación; la comunicación reclama urgencia, transforma al individuo en un medio de tránsito y lo despoja de todas las cualidades que no responden a sus exigencias.

En la comunicación, en el sentido moderno del término, no hay lugar para el silencio: hay una urgencia por vomitar palabras, confesiones, ya que la «comunicación» se ofrece como la solución a todas las dificultades personales o sociales.

En este contexto, el pecado está en comunicar «mal»; pero más reprobable aún, imperdonable, es callarse. La ideología de la comunicación asimila el silencio al vacío, a un abismo en el discurso, y no comprende que, en ocasiones, la palabra es la laguna del silencio. Más que el ruido, el enemigo declarado del homo communicans, el terreno que debe colonizar, es el silencio, con todo lo que éste implica: interioridad, meditación, distanciamiento respecto a la turbulencia de las cosas -en suma, una ontología que no llega a manifestarse si no se le presta atención.

El imposible silencio de la comunicación. La modernidad trae consigo el ruido. En el mundo retumban sin cesar instrumentos técnicos cuyo uso acompaña nuestra vida personal y colectiva. Pero la palabra tampoco cesa, pronunciada por sus muchos porta-voces. No me estoy refiriendo aquí, desde luego, a la palabra que surge -renovada y feliz- en la comunicación diaria con los allegados, los amigos o los desconocidos con los que se entablan relaciones: esta palabra perdura y da cuerpo a la sociabilidad.

David Le Breton

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