La economía humana es actualmente demasiado grande para ser sostenible. Lo sabemos porque la Global Footprint Network, que metódicamente hace seguimiento de los datos, nos informa de que la humanidad está usando actualmente recursos equivalentes a una Tierra y media.
El avance en precisión y fiabilidad de las previsiones ha dado vigor a una propuesta, la del decrecimiento. Si los recursos de la Tierra son finitos y si estamos cerca de sus límites o los hemos superado ya, es obligado detener el crecimiento e incluso revertirlo hasta un nivel de sostenibilidad”. Joaquim Sempere
“Si las puertas de la percepción se depurasen todo aparecería a los hombres como realmente es: infinito. Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna”. William Blake*
«Lo que hace al sistema inviable y le fuerza a colapsarse no es la escasez de los recursos (según el argumento maltusiano) sino el exceso de su explotación, como un efecto sólo derivado de la escalada social de la competición. Los diversos clanes de Pascua se embarcaron en un juego colectivo de prestigio ostentoso donde todos pugnaban por superar a los demás en la erección de moaís, para lo que no dudaron en agotar el bosque del que extraían la madera para transportar las piedras a edificar. Y al escasear la madera dejaron de producir canoas con las que pescaban su principal fuente de proteínas. Pese a lo cual siguieron erigiendo moaís cada vez mayores hasta que ya no pudieron hacerlo más. Entonces los golpistas tomaron el poder, estalló la guerra civil y la isla de Pascua se desangró hasta extinguirse».Enrique Gil Calvo (2009)
“El capitalismo ha alcanzado su cenit, ha traspasado el umbral a partir del cual las medidas para preservarlo aceleran su autodestrucción. Ya no puede presentarse como la única alternativa al caos; es el caos y lo será cada vez más. Durante los años sesenta y setenta del pasado siglo, un puñado de economistas disconformes y pioneros de la ecología social constataron la imposibilidad del crecimiento infinito con los recursos finitos del planeta, especialmente los energéticos, es decir, señalaron los límites externos del capitalismo. La ciencia y la tecnología podrían ampliar esos límites, pero no suprimirlos, originando de paso nuevos problemas a un ritmo mucho mayor que aquél al que habían arreglado los viejos.» Miguel Amorós, Dialéctica del cénit y el ocaso (2012),