«La eliminación de lo viviente y de lo orgánico tuvo lugar muy rápidamente con las primeras fases del desarrollo de la máquina. En efecto, la máquina era una falsificación de la naturaleza; de la naturaleza analizada, regulada, restringida y dirigida por la mente del hombre. Empero, el fin supremo de la máquina no consistía simplemente en conquistar la naturaleza, sino en hacer una nueva síntesis de ella. Desmembrada por el pensamiento, la naturaleza había sido unida de nuevo mediante nuevas combinaciones: síntesis materiales en la química y síntesis mecánicas en la ingeniería. El rehusarse a aceptar el medio ambiente natural como condición fija e ineludible es lo que siempre había fomentado en grado sumo las artes y las técnicas del hombre; pero desde el siglo XVII esa actitud se convirtió en compulsión y el hombre recurrió a la técnica para ponerla por obra». Lewis Mumford, El hombre y la máquina*
Etiqueta: despersonalización de la técnica
El deber de inventar
La eliminación de lo viviente y de lo orgánico tuvo lugar muy rápidamente con las primeras fases del desarrollo de la máquina. En efecto, la máquina era una falsificación de la naturaleza; de la naturaleza analizada, regulada, restringida y dirigida por la mente del hombre. Empero, el fin supremo de la máquina no consistía simplemente en conquistar la naturaleza, sino en hacer una nueva síntesis de ella.
Por Lewis Mumford
El hombre posthistórico
El epíteto “hombre posthistórico” fue empleado por primera vez por Roderick Seidenberg en un lúcido libro publicado bajo ese título. Su tesis, esquematizada al máximo, es que la vida instintiva del hombre, dominante a través de todo el largo pasado animal del mismo, ha ido perdiendo fuerza en el curso de la historia, a medida que su inteligencia consciente ha ido conquistando dominio sobre una actividad tras otra.
Por Lewis Mumford