Categoría: • Poética
Las palabras fluyen en la quietud del cementerio de los muertos vivos
Los invisibles
Me gusta el subte porque es como el cumpleaños de quince de una prima lejana al que todos se ven obligados a ir aunque nadie tenga ganas. En él converge la mezcla más exótica de seres humanos, una suerte de feria llena de colores y ruido y voces estridentes y alguna que otra imagen triste.
Por Juan Solá
16-11-2016
Archivo de Frases con Sabiduría, 324 páginas
Archivo actualizado a septiembre de 2018 con selección de frases, opiniones, sentires, fragmentos y poesías de personas comunes, escritores, poetas, pensadores, filósofos, brujos, militantes, organizaciones, grupos, revistas, etc. sobre el mundo en el que vivimos y morimos.
Por raas
raas@riseup.net
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(presentación) Del Asesinato de la Naturaleza como una de las Bellas Artes
Presentación de 27 páginas en formato PDF, que es, fundamentalmente, un intento gráfico de señalar responsabilidades sociales políticas (individual y colectivamente hablando). Un cuadro lo que hemos generado como especie en el planeta en un par de siglos.
Por raas
raas@riseup.net
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Elogio de la anarquía por dos excéntricos chinos del siglo III*
Elogio de la anarquía por dos excéntricos chinos del siglo III fue publicada por primera vez en Francia por el sinólogo Jean Levi en una curiosa colección de inspiración situacionista, Éditions de l’Encyclopédie des Nuisances, cuyo catálogo reúne todo un arsenal, entre patafísico y ácrata, contra el progreso y la sociedad industrial.
Por chinaensutinta.com
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El esclavo
Uno de los problemas que tiene que encarar todo ser humano es el mundo en el que ha nacido. Su ser y las intenciones del mundo no van a la par. El mundo quiere que sea útil, que sea un esclavo, que sea utilizado por los que tienen poder. Y naturalmente, el hombre está resentido por esto. Quiere ser él mismo.
Por Osho
7 consejos de vida del hombre que ha visto morir a 12 mil personas
Aprender a morir es algo que podemos hacer activamente y que nos ayuda a tener menos ansiedad y miedo respecto al inevitable fin de la vida.
Por pijamasurf
06/28/2016
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Durito y una de falsas opciones
Dice Durito que todas las opciones múltiples que el Poder ofrece, esconden una trampa.
Por Subcomandante Insurgente Marcos
Desde las montañas del Sureste Mexicano
México, Marzo del 2003
La lluvia y el rinoceronte
Déjenme decir esto antes de que la lluvia se vuelva un servicio público que ellos puedan planificar y distribuir por dinero. Con «ellos» me refiero a los incapaces de entender que la lluvia es un festival, gente que no aprecia su gratuidad, pensando que lo que no tiene precio carece de valor y que lo que no puede venderse no es real, de tal modo que para que algo sea verdadero resulta preciso colocarlo en el mercado. Vendrá un tiempo en el cual te venderán hasta tu propia lluvia. Por el momento es gratis todavía, y estoy en ella. Celebro su gratuidad, y su carencia de significado.
Por Thomas Merton*
El camino con corazón
«… Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes tener siempre presente que un camino es sólo un camino. Si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir en él bajo ninguna condición. Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinada. Sólo entonces sabrás que un camino es nada más un camino, y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu corazón te dice.
Por Carlos Castaneda
El valor del acompañamiento
Muchas palabras podrían emplearse para explicar lo que comporta la atención de calidad al final de la vida de un enfermo, pero si tuviera que hacerlo con un solo verbo, ese sería acompañar.
Por Juan Carlos Trallero
12/03/2012
La batalla contra los cuatro enemigos naturales
En nuestras conversaciones, don Juan usaba a menudo la frase «hombre de conocimiento», o se refería a ella, pero nunca explicaba qué quería decir. Inquirí al respecto.
Por Carlos Castaneda
Sábado, 8 de abril, 1962
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El día antes de la revolución
Mi novela Los Desposeídos habla de un pequeño mundo de personas que se ha dado el nombre de «odonianos». Este nombre deriva de la fundadora de la comunidad, Odo, quien vivió varias generaciones antes de la época en que se desarrolla la novela y que, por lo tanto, no participa en los acontecimientos (sino implícitamente, en el sentido de que todo ha comenzado con ella).
Por Ursula K. Le Guin
1974
La ayuda no existe
Por favor, escuchen esto. Nosotros buscamos ayuda porque vivimos en un estado de desdicha, de confusión, de conflicto, y queremos que se nos ayude. Queremos que alguien nos diga lo que debemos hacer, queremos alguna guía, tomarnos de la mano de alguien que en esta oscuridad pueda conducirnos hacia la luz. Estamos tan confundidos que no sabemos hacia dónde volvernos.
Por Jiddu Krishnamurti*
Bombay, 1 de marzo de 1964
La última batalla sobre la tierra
Lunes 24 de julio de 1961 / A media tarde, tras horas de recorrer el desierto, don Juan eligió un sitio para descansar, en un espacio sombreado. Apenas tomamos asiento empezó a hablar. Dijo que yo había aprendido mucho de cacería, pero no había cambiado tanto como él quisiera.
Por Carlos Castaneda
El carnaval, ese festejo tramposo…
Por Pedro Saborido, Diego Capusotto (2013)
«No quiero festejar el carnaval,
pues este festejo es una trampa,
para que sueltes tus penas y tu odio
y se vayan por una rampa.
Es el carnaval un invento
de aquellos que te dominan,
te lo dan para que te sientas libre,
pero tan solo por unos días;
Una válvula de escape,
una ilusión sin daño,
ser salvaje algunas horas
y domesticado todo el año.»
Extraído del programa Peter Capusotto y sus videos, emitido el lunes 28 de octubre de 2013
El violinista que tocaba para las paredes
Un hombre se sentó en una estación de metro en Washington DC y comenzó a tocar el violín, era una fría mañana de enero. Interpretó seis piezas de Bach durante unos 45 minutos. Durante ese tiempo, ya que era hora pico, se calcula que 1.100 personas pasaron por la estación, la mayoría de ellos en su camino al trabajo.
Por Josh Nonnenmocher Seguir leyendo «El violinista que tocaba para las paredes»
Trampas mortales de la ciudad prisión
Por raas
raas@riseup.net
Junio-julio de 2013
Hay una gran avenida plagada de máquinas automovilísticas
cemento excesivo, nada de verde y cámaras por todos lados
el ambiente respiraba tensión asfixiante
conglomerado de sujetos deambulando mirando sin ver y viceversa.
Los autos iban y venían sin dirección alguna,
un detalle no cuajaba en el gris escenario
treinta centímetros o más de agua
semiocultaban los neumáticos de las topadoras inertes.
Y algo todavía menos percibido aún,
peces y pingüinos luchando sin chances contra
la marea enfurecida y multidireccional,
aunque muchos ya habían perdido la batalla desigual.
Y amontonados por todos lados
resultaban serios escollos para los maquinistas,
ensordecidos y apresurados que ni siquiera procuraban esquivar
lo que parecían ser animales sin valor alguno.
texto en PDF
El carrito
Uno de los carritos de un gran supermercado del barrio donde yo vivía rodaba solo, sin que nadie lo empujara. Era un carrito igual que todos los otros: de alambre grueso, con cuatro rueditas de goma (las de adelante un poco más juntas que las de atrás, lo que le daba su forma característica) y un caño cubierto de plástico rojo brillante desde el que se lo manejaba. Tan igual era a todos los demás que no se lo distinguía por nada.
Por César Aira
17 de marzo, 2004
Cambio de ruta
El martes 17 de mayo de 1980 el ferrocarril Antofagasta-Oruro dejó la estación chilena emprendiendo un viaje rutinario. El convoy estaba integrado por un vagón postal, otro de mercancías y dos de pasajeros, de primera y segunda clase respectivamente.
Por Luis Sepúlveda
El paso del ganso
Gracias a Dios no nací pobre. Mi familia me ha enseñado a despreciar a esos rotos que no nos dejan comer en una terraza de los cafés del centro sin tratar, haciendo indignas muecas de tristeza con sus caras simiescas, de que les regalemos la costilla que está en nuestro plato. Mi padre, vestido de impecable gris, camisa blanca y corbata discreta, tiene la decencia de mantener siempre una billetera llena y, por lo mismo, un espíritu satisfecho. Las proporciones de su cuerpo proclaman sin innecesaria ostentación la calidad de su cuna. Su cabeza cabe exactamente ocho veces en la altura de su cuerpo. Sus ojos están en la exacta mitad de su cabeza. Su costado derecho es idéntico al costado izquierdo. Si con una sierra se lo dividiera a lo largo, esos trozos serían idénticos.
Por Alejandro Jodorowsky
Poema a la clase media
Clase media
medio rica
medio culta
entre lo que cree ser y lo que es
media una distancia medio grande.
Desde el medio mira medio mal
a los negritos
a los ricos a los sabios
a los locos
a los pobres.
Si escucha a un Hitler
medio le gusta
y si habla un Che
medio también.
En el medio de la nada
medio duda
como todo le atrae (a medias)
analiza hasta la mitad
todos los hechos
y (medio confundida) sale a la calle con media cacerola
entonces medio llega a importar
a los que mandan (medio en las sombras)
a veces, solo a veces, se da cuenta (medio tarde)
que la usaron de peón
en un ajedrez que no comprende
y que nunca la convierte en Reina.
Así, medio rabiosa
se lamenta (a medias)
de ser el medio del que comen otros
a quienes no alcanza a entender
ni medio.
Daniel Cézare
El mundo es un hermoso lugar…
El mundo es un hermoso lugar para nacer
si no te importa que la felicidad
no siempre sea tan divertida
si no te importa un toque de infierno
de vez en cuando
justo cuando todo está bien
porque ni siquiera en el cielo
cantan todo el tiempo
El mundo es un hermoso lugar para nacer
si no te importa que algunos mueran todo el tiempo
o quizás sólo pasen hambre parte del tiempo
lo cual no es ni la mitad de malo
si no te toca a ti
Oh el mundo es un hermoso lugar para nacer
si no te importan mucho unas pocas mentes momificadas
en los puestos más altos
o una bomba o dos de vez en cuando
en las caras vueltas hacia arriba
o algunas otras incorrecciones
de las que nuestra sociedad
de Marca Registrada es presa
con sus hombres de distinción
y sus hombres de extinción
y sus sacerdotes
y otros patrulleros
y sus diversas segregaciones
e investigaciones parlamentarias
y otras constipaciones
de las que nuestra tonta carne
es heredera
Sí, el mundo es el mejor lugar de todos
para muchas cosas como hacer la escena divertida
y hacer la escena de amor y hacer la escena triste
y cantar canciones en voz baja y tener inspiraciones
caminar por ahí mirando todo
y oliendo flores y toquetear las estatuas
y hasta pensar y besar gente
y hacer bebés y usar pantalones
y agitar sombreros y bailar
y nadar en los ríos en picnics
a mediados del verano
y por lo general
“darse la gran vida”
Sí.
Pero justo entonces
en la mitad de todo
llega
el sonriente
funebrero…
Lawrence Ferlinghetti
traducción Elvio E. Gandolfo
(libro) Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia
Capitalismo y esquizofrenia es una obra teórica en dos volúmenes (El Anti-Edipo de 1972 y Mil Mesetas de 1980) escrita por los autores franceses. Mil mesetas (en francés: Mille Plateaux, 1980) es el segundo volumen de Capitalismo y esquizofrenia. El libro está escrito en una serie de «mesetas», un concepto derivado de Gregory Bateson, identificadas por una fecha y un título particular. Cada una se refiere a una era o fecha que haya tenido un rol central en el mundo. El libro refleja el rechazo de Deleuze y Guattari hacia la organización jerárquica arborescente en favor de un crecimiento rizomático menos estructurado. Un concepto central del libro opone la máquina de guerra nómada al aparato estatal. En la última meseta se invoca la mecanósfera.
Por Gilles Deleuze y Félix Guattari
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Lo que quiero ahora
Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.
Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.
Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.
Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.
También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada. O todo.
Ángeles Caso
19/01/2012
fuente www.lavanguardia.com/magazine/20120119/54245109494/lo-que-quiero-ahora-angeles-caso.html
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