Enzo Tagliazucchi es físico, neuro-científico, especialista en drogas alucinógenas, argentino y uno de los pocos investigadores de los potenciales terapéuticos del LSD y sustancias similares.
Por Agencia Paco Urondo
19.01.2018
Aniquilando un planeta por vez…
Lo que en general no se busca, no se ve y que muy pocos encuentran
Enzo Tagliazucchi es físico, neuro-científico, especialista en drogas alucinógenas, argentino y uno de los pocos investigadores de los potenciales terapéuticos del LSD y sustancias similares.
Por Agencia Paco Urondo
19.01.2018
«Cuando no hay amor, se exalta la virtud.» Tao Te King
Por José Luis Cano Gil
09-09-2017
Seguir leyendo «¿Amar al prójimo como a uno mismo? La moral imperfecta»
El narcisismo, que podemos llamar de muchas formas (egocentrismo, vanidad, soberbia, egolatría…) según el contexto en que lo analicemos, supone, por definición, el fracaso de nuestros vínculos con la realidad. Con la Vida. Con todos los seres humanos y la Naturaleza.
Por José Luis Cano Gil*
05-05-2015
«En mi larga experiencia clínica he podido comprender que los grandes afectos tienen mucho que ver con la resistencia a las infecciones.» Sigmund Freud
Por Susana Kesselman*
revista Kiné
Archivo actualizado a septiembre de 2018 con selección de frases, opiniones, sentires, fragmentos y poesías de personas comunes, escritores, poetas, pensadores, filósofos, brujos, militantes, organizaciones, grupos, revistas, etc. sobre el mundo en el que vivimos y morimos.
Por raas
raas@riseup.net
Seguir leyendo «Archivo de Frases con Sabiduría, 324 páginas»
Presentación de 27 páginas en formato PDF, que es, fundamentalmente, un intento gráfico de señalar responsabilidades sociales políticas (individual y colectivamente hablando). Un cuadro lo que hemos generado como especie en el planeta en un par de siglos.
Por raas
raas@riseup.net
Seguir leyendo «(presentación) Del Asesinato de la Naturaleza como una de las Bellas Artes»
El individuo dice «yo» y con esta palabra entiende una serie de características: «Varón, alemán, padre de familia y maestro. Soy activo, dinámico, tolerante, trabajador, amante de los animales, pacifista, bebedor de té, cocinero por afición, etc.» A cada una de estas características precedió, en su momento, una decisión, se optó entre dos posibilidades, se integró un polo en la identidad y se descartó el otro.
Por Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke
En este ensayo, hacemos una reflexión sobre la práctica antropológica y el impacto de la obra de Carlos Castaneda en la relación entre la ciencia y la magia, que entre otras situaciones, la antropología representa. Castaneda conoce la imposibilidad de explicar el conocimiento de Don Juan, el chamán que es su informante y su maestro, fuera de sus propios términos y es por eso que la antropología de Carlos Castaneda cuestiona las explicaciones científicas de la magia. Las palabras de Don Juan sobrepasan el texto antropológico de Castaneda y llegan hasta nosotros con una fuerza que ha cautivado a millares de lectores, dentro y fuera de la antropología.
Por Ana María Ramo y Affonso*
elfanark@hotmail.es
18 de mayo de 2010
Seguir leyendo «Modos de conocimiento: la lección de Castaneda»
Uno de los problemas que tiene que encarar todo ser humano es el mundo en el que ha nacido. Su ser y las intenciones del mundo no van a la par. El mundo quiere que sea útil, que sea un esclavo, que sea utilizado por los que tienen poder. Y naturalmente, el hombre está resentido por esto. Quiere ser él mismo.
Por Osho
Entre la realidad social y lo que una persona cree que es la realidad social, media un espacio de representaciones simbólicas que decora dicha realidad al gusto de algún interés, personal o colectivo. Ese espacio es el mensaje, la versión de los acontecimientos que nos cuentan, bien sean los medios de comunicación o las personas que forman nuestro entorno más próximo. Historias sin las cuales no podríamos interpretar lo que ocurre ahí fuera.
Por Rafael García del Valle
Erraticario
5 de diciembre de 2012
Seguir leyendo «Desinformación e ignorancia. Rumbo a la distopía»
Aprender a morir es algo que podemos hacer activamente y que nos ayuda a tener menos ansiedad y miedo respecto al inevitable fin de la vida.
Por pijamasurf
06/28/2016
Seguir leyendo «7 consejos de vida del hombre que ha visto morir a 12 mil personas»
Si no practicamos y vivimos el conocimiento que tenemos, entonces realmente no podemos decir que sabemos. Y esto es lo que nos sucede actualmente, en una era prácticamente de ignorancia y disociación entre el conocimiento y lo que hacemos con ese conocimiento.
Por Alejandro Martinez Gallardo
PijamaSurf
08/01/2016
Seguir leyendo «El problema de acumular conocimiento y no practicarlo»
Déjenme decir esto antes de que la lluvia se vuelva un servicio público que ellos puedan planificar y distribuir por dinero. Con «ellos» me refiero a los incapaces de entender que la lluvia es un festival, gente que no aprecia su gratuidad, pensando que lo que no tiene precio carece de valor y que lo que no puede venderse no es real, de tal modo que para que algo sea verdadero resulta preciso colocarlo en el mercado. Vendrá un tiempo en el cual te venderán hasta tu propia lluvia. Por el momento es gratis todavía, y estoy en ella. Celebro su gratuidad, y su carencia de significado.
Por Thomas Merton*
Por Friedrich Nietzsche
“Se trabaja porque el trabajo es una distracción. Pero hay que tener cuidado de que el trabajo no cause daño. La gente ya no se vuelve ni pobre ni rica, ambas situaciones son demasiado penosas. ¿Quién desea aun gobernar? ¿Quién desea aun obedecer? Ambas situaciones son demasiado penosas. ¡Ningún pastor y un solo rebaño! Porque todos quieren lo mismo, todos son iguales, quien sea capaz de pensar o sentir diferente se dirige por su propio gusto al manicomio. ‘En otra época todo el mundo estaba loco’, dicen los mas sutiles guiñando los ojos. Hoy la gente es inteligente y tiene conciencia de todo lo que ha ocurrido, por eso no termina nunca de burlarse. Continúa peleándose, pero rápidamente hace las paces, pues podría alterar la digestión. Tiene su pequeño placer tanto para el día como para la noche, pero igualmente aprecia la salud.
“‘Los que hemos inventado la felicidad somos nosotros’, dicen los últimos hombres, guiñando los parpados.”
Del libro Así Hablaba Zaratustra, 1885
fuente http://pacatelas.tumblr.com/post/8192457414/se-trabaja-por-que-el-trabajo-es-una-distraccion
En una conversación, un hombre le hace a una mujer la siguiente pregunta:
– ¿Qué tipo de hombre estás buscando?
Ella se queda un momento callada, y luego le preguntó:
– ¿En verdad quieres saber?
– Sí, respondió él.
Ella empezó a decir:
– Siendo mujer de esta época, estoy en una posición de pedirle a un hombre lo que yo no podría hacer sola.
Tengo un trabajo y pago todas mis facturas.
Me encargo de mi casa sin la ayuda de un hombre, porque soy económicamente independiente y responsable de mi administración financiera.
Mi rol ya no es el de ama de casa dependiente de un hombre.
Más bien, yo estoy en la posición de preguntarle a cualquier hombre,
¿qué es lo que puedes aportar en mi vida?
El hombre se le quedó viendo. Claramente pensó que ella se estaba refiriendo al dinero.
Ella sabiendo lo que él estaba pensando, dijo:
– No me estoy refiriendo al dinero. Yo necesito algo más.
Necesito un hombre que luche por la perfección en todos los aspectos de la vida.
Él cruzó los brazos, se recargó sobre la silla y mirándola le pidió que le explicara ese detalle.
Ella dijo:
Yo busco a alguien que luche por la perfección mental, porque necesito con quién conversar, no necesito a alguien mentalmente simple.
Un hombre que luche por la perfección financiera, porque, aunque no necesito ayuda económica, preciso de alguien con quien coordinar los dineros que entren en nuestras vidas.
Yo busco un hombre que luche por su individualidad, que tenga la libertad para salir a volar y regresar responsablemente a su nido, porque enriqueciéndose a sí mismo tendrá algo maravilloso que regalarme cada día.
Un hombre suficientemente sensible para que comprenda los momentos que yo paso en la vida como mujer, pero suficientemente fuerte para darme ánimos y no dejarme caer.
Estoy buscando a alguien a quien yo pueda respetar, partiendo del respeto que él mismo se gane con el trato, el amor y la admiración que me dé.
La mujer debe ser compañera del hombre, ni menos ni más… Para que juntos forjen una vida en donde la convivencia los lleve a la felicidad.
Cuando ella terminó de hablar lo vio a los ojos, él se veía muy confundido y con interrogantes.
– Estás pidiendo mucho, le dijo él.
Ella le contestó: «Yo valgo mucho».
«… Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes tener siempre presente que un camino es sólo un camino. Si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir en él bajo ninguna condición. Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinada. Sólo entonces sabrás que un camino es nada más un camino, y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu corazón te dice.
Por Carlos Castaneda
El instante eterno que une el fin de la vida al inicio de la muerte: un vórtice de ansiedad y terror que generaciones futuras podrían suavizar mediante psicodélicos.
Por Pijamasurf
7-12-2014
Seguir leyendo «Terapia con psicodélicos podría cambiar la forma en que morimos»
Hace aproximadamente veinte años, en mi trabajo como especialista en el tratamiento de desórdenes adictivos, descubrí el uso terapéutico de la ayahuasca en el Amazonas. El brebaje que utilizan esas tribus indígenas ha probado ser un remedio efectivo para el tratamiento de las adicciones y enfermedades mentales de pacientes occidentales.
Por Gad Lund-Meyer*
Care Stie Totul fue un místico rumano nacido en Atlántida, a la orilla del lago Tal’antys, en la región de Moldavia. El año de su nacimiento es dudoso, pero debió de ser ente 1295 y 1297, en todo caso alrededor de 1300. No hay duda sobre el día de su nacimiento: el 21 de marzo. También se lo conoce como Alltid’alla (Siempre en castellano), nombre con el que firmó algunos de sus escritos. Murió en Ulmu Mic el 25 de enero de 1366. Stie Totul escribió la historia de su vida interior (conocido generalmente como el Pequeño libro de la verdad) y hizo una revisión del Pequeño libro de la sabiduría eterna (Cartea înțelepciunii eterne). En algún momento de sus últimos años, hacia 1361–63, publicó esos trabajos junto con once de sus cartas. La colección de dibujos que reproducimos son ilustraciones originales aparecidas en esas publicaciones.
Por El Estado Mental
Seguir leyendo «Pequeño libro de la verdad & pequeño libro de la sabiduría eterna»
Muchas palabras podrían emplearse para explicar lo que comporta la atención de calidad al final de la vida de un enfermo, pero si tuviera que hacerlo con un solo verbo, ese sería acompañar.
Por Juan Carlos Trallero
12/03/2012
Entrevista realizada a Moussa Ag Assarid.
Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo.
No sé mi edad: nací en el desierto del Sahara, sin papeles…
– ¡Qué turbante tan hermoso…!
– Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.
– Es de un azul bellísimo…
– A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados…
– ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?
– Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.
– ¿Por qué?
– Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.
– ¿Quiénes son los tuareg?
– Tuareg significa «abandonados», porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: «Señores del Desierto», nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.
– ¿Cuántos son?
– Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece… «¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!», denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este pueblo.
– ¿A qué se dedican?
– Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio…
– ¿De verdad tan silencioso es el desierto?
– Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.
– ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?
– Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba… Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre… Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!
– ¿Sí? No parece muy estimulante. ..
– Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas… Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.
– Saber eso es valioso, sin duda…
– Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!
– Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?
– Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!
– ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?
– Vi correr a la gente por el aeropuerto… ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro…
– Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja…
– Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté… Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua… y sentí ganas de llorar.
– Qué abundancia, qué derroche, ¿no?
– ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso…
– ¿Tanto como eso?
– Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos… Yo tendría unos doce años, y mi madre murió… ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.
– ¿Qué pasó con su familia?
– Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa… Entendí: mi madre estaba ayudándome…
– ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?
– De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo…
– Y lo logró.
– Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.
– ¡Un tuareg en la universidad. ..!
– Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella… Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra… Aquí, por la noche, miran la tele.
– Sí… ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?
– Tienen de todo, pero no les basta. Se quejan. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Se encadenan de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa… En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!
– Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.
– Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde…
– Fascinante, desde luego…
– Es un momento mágico… Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor… La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor…
– Qué paz…
– Aquí tienen reloj, allí tenemos tiempo.
Víctor M. Amela
La Vanguardia
26-09-2013
Un pinche tirano es alguien, o algo, que aparece en tu vida, y te la empieza a hacer imposible. Como un grano en el culo, vamos. Te saca lo peor de ti y revive tus peores proyecciones, saca la basura del fondo del saco y se pone como sayo tu sombra, tus miedos y tu orgullo. Carlos Castaneda me ha prestado este término, el cual considero tremendamente útil, y que pocas veces se trata en profundidad dentro del crecimiento personal/transpersonal.
Una ausencia de libertad cómoda, suave, razonable y democrática, señal del progreso técnico, prevalece en la civilización industrial avanzada. ¿Qué podría ser, realmente más racional que la supresión de la individualidad en el proceso de mecanización de actuaciones socialmente necesarias aunque dolorosas; que la concentración de empresas individuales en corporaciones más eficaces y productivas; que la regulación de la libre competencia entre sujetos económicos desigualmente provistos; que la reducción de prerrogativas y soberanías nacionales que impiden la organización internacional de los recursos? Que este orden tecnológico implique también una coordinación política e intelectual puede ser una evolución lamentable y, sin embargo, prometedora.
Por Herbert Marcuse
En nuestras conversaciones, don Juan usaba a menudo la frase «hombre de conocimiento», o se refería a ella, pero nunca explicaba qué quería decir. Inquirí al respecto.
Por Carlos Castaneda
Sábado, 8 de abril, 1962
Seguir leyendo «La batalla contra los cuatro enemigos naturales»
La vida no tiene otro objetivo que ella misma porque no es más que otro nombre para Dios mismo. Todas las demás cosas de este mundo pueden tener un objetivo, pueden ser un medio para un fin, pero por lo menos una cosa tienes que dejar como el fin de todas y el medio de ninguna.
Por Osho