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Ecotropía

Aniquilando un planeta por vez…

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Categoría: • Revueltas

Devolviendo los golpes al vacío

Bicicletas voladoras

Publicada el 28/06/2011 - 12/04/2021 por Ecotropía

Cuando choquen los planetas y el mundo se termine, sólo quedará una manera de escapar: la bicicleta.

Por Luis Gruss

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La megamáquina y la destrucción del vínculo social

Publicada el 26/06/2011 - 19/10/2022 por Ecotropía

Lewis Mumford, y aún más Cornelius Castoriadis, nos enseñaron que la máquina más extraordinaria inventada por el genio humano no es otra que la organización social misma. Después de la metáfora del organismo, la metáfora de la máquina ha sido utilizada ad nauseam para referirse a la sociedad. Lo cierto es que, conforme a la visión cartesiana del animal máquina, las dos metáforas remiten a una misma visión mecanicista de la sociedad.

Por Serge Latouche
1998

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El leninismo, ideología fascista

Publicada el 25/06/2011 - 03/06/2022 por Ecotropía

La existencia de sectas inmovilistas más o menos virtuales que se reclaman de Lenin es hoy un asunto más relacionado con las neurosis que acechan a los individuos inmersos en las condiciones modernas del capitalismo que con la lucha por las ideas que sostienen los rebeldes contra los ideólogos de la clase dominante.

Por Miguel Amorós
3 de diciembre de 2006

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(libro) El horror económico

Publicada el 27/05/2011 - 06/06/2022 por Ecotropía

Con un libro tan palpitante, apasionado, que por momentos se parece a un monólogo interior joyceano -aunque las frases todas tienen los signos de puntuación de rigor, constituye un torrente sin capítulos o en todo caso con capítulos innominados, casi sin referencias al pie-, con un libro con esta configuración cuesta buscar un inicio, descubrir «las partes».

Por Luis E. Sabini Fernández
revista Futuros
julio de 1997

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Libertad, desventura, innombrable

Publicada el 21/05/2011 - 10/09/2019 por raas

No se da con frecuencia pensamiento más libre que el de Etienne de La Boétie. Tampoco la singular firmeza de este comentario escrito por un joven aún adolescente. Quizá pudiéramos hablar de un Rimbaud del pensamiento. La audacia y la gravedad de su interrogación es de evidencia accidental: ¡qué irrisión la de intentar dar cuenta de ella refiriéndola a su siglo, o la de remitir esa mirada altiva –insoportable– al círculo cerrado de los que vuelven a trazarse una y otra vez! ¡Cuántos malentendidos desde el Contra uno de los hombres de la Reforma!

Por Pierre Clastres

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Formulario para un nuevo urbanismo

Publicada el 12/04/2011 - 12/04/2011 por raas

La Internacional Letrista adoptó en octubre de 1953 este informe de Gilles Ivain (pseudónimo de Ivan Chtcheglov) sobre el urbanismo que más tarde sería publicado en el nº1 de Internationale Situationniste.

Señor, soy de otro país

Nos aburrimos en la ciudad, ya no hay ningún templo del sol. Entre las piernas de las mujeres que pasan los dadaístas hubieran querido encontrar una llave inglesa y los surrealistas una copa de cristal. Esto se ha perdido. Sabemos leer en los rostros todas las promesas, último estado de la morfología. La poesía de los carteles ha durado veinte años. Nos aburrimos en la ciudad, tenemos que jodernos para descubrir misterios todavía en los carteles de la calle, último estado del humor y de la poesía.

Baños de los Patriarcas, Máquinas de charcutería, Zoo de Nuestra Señora, Farmacia deportiva, Alimentación de los Mártires, Hormigón translúcido, Serrería Mano de Oro, Centro de recuperación funcional, Ambulancia Santa Ana, Café de la Quinta Avenida, Calle de los Voluntarios Prolongada, Hostal familiar en el jardín, Hotel de Extranjeros, Calle Salvaje.

Y la piscina de la calle de las Nenas. Y la comisaría de la calle de las Citas. La clínica quirúrgica y la oficina de empleo gratuito del muelle de los Orfebres. Las flores artificiales de la calle del Sol. El Hotel de los Sótanos del Castillo, el bar del Océano y el café de Ir y Venir. El Hotel de Época.

Y la extraña estatua del Doctor Phillippe Pinel, benefactor de los locos, en las últimas tardes del verano. Explorar París.

Y tú, olvidado, tus recuerdos asolados por todas las consternaciones del mapamundi, encallado en las Cuevas Rojas de Pali-Kao, sin música y sin geografía, sin ir ya a la hacienda donde las raíces piensan en el niño y el vino se acaba en fábulas de almanaque. Ahora se acabó. Nunca verás la hacienda. No existe.

Hay que construir la hacienda

Todas las ciudades son geológicas, y no se pueden dar tres pasos sin encontrar fantasmas armados con todo el prestigio de sus leyendas. Evolucionamos en un paisaje cerrado cuyos puntos de referencia nos atraen constantemente hacia el pasado. Algunos ángulos movedizos, algunas perspectivas fugitivas nos permiten vislumbrar concepciones originales del espacio, pero esta visión sigue siendo fragmentaria. Hay que buscar en los lugares mágicos de los cuentos del folklore y en los escritos surrealistas: castillos, muros interminables, pequeños bares olvidados, cuevas de mamut, hielo de los casinos.

Estas imágenes caducas conservan un pequeño poder de catálisis, pero es casi imposible utilizarlas en un urbanismo simbólico sin rejuvenecerlas dándoles un nuevo sentido. Nuestro imaginario cultivado por viejos arquetipos ha quedado muy por detrás de las máquinas perfeccionadas. Los diversos intentos de integrar la ciencia moderna en los nuevos mitos continúan siendo insuficientes. Mientras tanto lo abstracto ha invadido todas las artes, en particular la arquitectura de hoy. El hecho plástico en estado puro, sin anécdota e inanimado, descansa y refresca los ojos. En otros lugares se encuentran más bellezas fragmentarias, pero la tierra de las síntesis prometidas cada vez más lejana. Cada cual duda entre el pasado emocionalmente vivo y el futuro ya muerto.

No prolongaremos las civilizaciones mecánicas y la fría arquitectura cuya meta es el ocio aburrido.

Nos proponemos inventar nuevos escenarios móviles (…)

La oscuridad retrocede ante la luz artificial y el ciclo de las estaciones ante las salas climatizadas: la noche y el verano pierden su encanto y el alba está desapareciendo. El hombre de las ciudades piensa alejarse de la realidad cósmica y por eso ya no sueña. La razón es evidente: el sueño se alza sobre la realidad y se realiza en ella.

La fase última de la técnica permite el contacto ininterrumpido entre el hombre y la realidad cósmica a la vez que elimina sus aspectos desagradables. El techo de vidrio deja ver las estrellas y la lluvia. La casa móvil gira con el sol. Sus muros corredizos permiten a la vegetación invadir la vida. Deslizándose sobre vías puede ir hasta el mar por la mañana y volver por la noche al bosque.

La arquitectura es el medio más simple de articular el tiempo y el espacio, de modular la realidad, de engendrar sueños. No se trata solamente de la articulación y la modulación plásticas, expresión de una belleza pasajera, sino de una modulación influencial que se inscribe en la curva eterna de los deseos humanos y del progreso en su realización.

La arquitectura de mañana será un medio para modificar las condiciones actuales de tiempo y de espacio. Un medio de conocimiento y un medio de acción.

El complejo arquitectónico será modificable. Su aspecto cambiará parcial o totalmente siguiendo la voluntad de sus habitantes. (…)

Las colectividades del pasado ofrecieron a las masas una verdad absoluta y ejemplos míticos incuestionables. La aparición de la noción de relatividad en la mentalidad moderna permite sospechar el aspecto experimental de la nueva civilización, aunque la palabra no me satisface. Un aspecto más flexible, más «divertido» digamos. Sobre la base de esta civilización móvil, la arquitectura será -al menos inicialmente- un medio para experimentar miles de formas de modificar la vida, con vistas a una síntesis que sólo puede ser legendaria.

Una enfermedad mental ha invadido el planeta: la banalización. Todo el mundo está hipnotizado por la producción y el confort -desagüe, ascensor, baño, lavadora.

Este estado de cosas que nace de una rebelión contra la miseria supera su remoto fin -la liberación del hombre de las inquietudes materiales- para convertirse en una imagen obsesiva en lo inmediato. Entre el amor y el basurero automático la juventud de todo el mundo ha hecho su elección y prefiere el basurero. Se ha hecho imprescindible una transformación espiritual completa, que saque a la luz deseos olvidados y cree otros completamente nuevos. Y realizar una propaganda intensiva en favor de estos deseos.

Hemos apuntado ya la necesidad de construir situaciones como uno de los deseos básicos en los que se fundaría la próxima civilización. Esta necesidad de creación absoluta siempre ha estado estrechamente asociada a la necesidad de jugar con la arquitectura, el tiempo y el espacio.(…)

Uno de los más destacados precursores arquitectónicos seguirá siendo Chirico. Él abordó los problemas de las ausencias y las presencias en el tiempo y el espacio.

Sabemos que un objeto que no es conscientemente advertido en una primera visita provoca, en su ausencia, una sensación indefinible en visitas posteriores: mediante su percepción diferida la ausencia del objeto se hace presencia sensible. Más exactamente: aunque la calidad de la impresión generalmente sigue siendo indefinida, varía con la naturaleza del objeto desaparecido y la importancia concedida al mismo por el visitante, pudiendo ir del gozo sereno al terror (poco importa que en este caso específico sea la memoria el vehículo de esos sentimientos; sólo he escogido este ejemplo por su comodidad).

En la pintura de Chirico (período de Las Arcadas) un espacio vacío crea un tiempo pleno. Es fácil imaginar el futuro que reservamos a tales arquitectos y su influencia sobre las masas. Hoy no podemos sino despreciar un siglo que ha relegado tales maquetas a supuestos museos.

Esta nueva visión del tiempo y del espacio, que será la base teórica de futuras construcciones, no está a punto ni lo estará completamente antes que se experimente el comportamiento en ciudades reservadas para este fin, donde se reunirían sistemáticamente, además de las instalaciones necesarias para un mínimo de confort y seguridad, construcciones cargadas de un gran poder evocador e influencial, edificios simbólicos representando los deseos, las fuerzas, los acontecimientos del pasado, del presente y del futuro. A medida que desaparecen los motivos para apasionarse se hace más urgente una ampliación racional de los antiguos sistemas religiosos, de los viejos cuentos y sobre todo del psicoanálisis en provecho de la arquitectura.

De algún modo cada uno habitará en su «catedral» personal. Habrá habitaciones que harán soñar mejor que cualquier droga y casas donde sólo se podrá amar. Otras atraerán irresistiblemente a los viajeros…

Este proyecto podría compararse con los trampantojos chinos y japoneses -con la diferencia de que aquellos jardines no estaban diseñados para vivir en ellos- o con el ridículo laberinto del Jardín des Plantes en cuya entrada se puede leer, colmo del absurdo, Ariadna en paro: Los juegos están prohibidos en el laberinto.

Esta ciudad podría ser imaginada como una reunión arbitraria de castillos, grutas, lagos, etc… Sería el estadio barroco del urbanismo considerado como un medio de conocimiento. Pero esta fase teórica está ya superada. Sabemos que se puede construir un inmueble moderno que no se parezca a un castillo medieval, pero que conserve y multiplique el poder poético del Castillo (mediante la conservación de un mínimo estricto de líneas, la trasposición de otras, el emplazamiento de las aberturas, la situación topográfica, etc.)

Los distritos de esta ciudad podrían corresponder al espectro completo de los diversos sentimientos que se encuentran al azar en la vida corriente.

Barrio Bizarro – Barrio Feliz, reservado particularmente al alojamiento) – Barrio Noble y Trágico (para buenos chicos) – Barrio Histórico (museos, escuelas) – Barrio Útil (hospital, almacenes de herramientas) – Barrio Siniestro, etc. Y un Astrolario que agruparía las especies vegetales de acuerdo con las relaciones que manifiestan con el ritmo estelar, un jardín planetario comparable al que el astrónomo Thomas quería establecer en Laaer Berg, en Viena, indispensable para dar a los habitantes conciencia de lo cósmico. Quizás también un Barrio de la Muerte, no para morir sino para tener donde vivir en paz, y pienso aquí en Méjico y en un principio de crueldad en la inocencia que cada día me seduce más.

El Barrio Siniestro, por ejemplo, reemplazaría ventajosamente esas bocas del infierno que muchos pueblos poseían antiguamente en su capital y que simbolizaban las potencias maléficas de la vida. El Barrio Siniestro no tiene por qué encerrar peligros reales, como trampas, mazmorras o minas. Sería de difícil acceso, horrorosamente decorado (silbatos estridentes, timbres de alarma, sirenas intermitentes con una cadencia irregular, esculturas monstruosas, móviles mecánicos motorizados llamados Auto-Móviles) y tan pobremente iluminado por la noche como escandalosamente durante el día mediante un uso abusivo del fenómeno de reverberación. En el centro, la «Plaza del Móvil Espantoso». La saturación del mercado con un producto provoca la caída de su valor: el niño y el adulto aprenderán mediante la exploración del Barrio Siniestro a no temer ya las manifestaciones angustiosas de la vida, sino a divertirse con ellas.

La actividad principal de los habitantes será la deriva continua. El cambio de paisajes entre una hora y la siguiente será responsable de la desorientación completa. (…)

Más tarde, con el inevitable desgaste de los gestos, esta deriva abandonará en parte el campo de lo vivido por el de la representación.(…)

La objeción económica no resiste la primera ojeada. Sabemos que cuanto más reservado a la libertad del juego esté un lugar más influye sobre el comportamiento y mayor es su fuerza de atracción. Lo demuestra el inmenso prestigio de Mónaco y Las Vegas. Y de Reno, caricatura del amor libre. Pero no se trata más que de simples juegos de dinero. Esta primera ciudad experimental vivirá generosamente del turismo tolerado y controlado. Las próximas actividades y producciones de la vanguardia se concentrarán en ella. En unos pocos años llegará a ser la capital intelectual del mundo y será universalmente conocida como tal.

Gilles Ivain

Traducción extraída de Internacional situacionista, vol. 1: La realización del arte, Madrid, Literatura Gris, 1999.

fuente www.sindominio.net/ash/is0109.htm

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La ley no es pacificación. Es guerra debajo de la paz

Publicada el 18/03/2011 - 02/09/2018 por raas

«La ley no es pacificación, puesto que debajo de ella la guerra continúa causando estragos en todos los mecanismos de poder, aun los más regulares. La guerra es el motor de las instituciones y el orden: la paz hace sordamente la guerra hasta en el más mínimo de los engranajes. En otras palabras, hay que descifrar la guerra debajo de la paz: aquélla es la cifra misma de ésta. Así pues, estamos en guerra unos contra otros; un frente de batalla atraviesa toda la sociedad, continua y permanentemente, y sitúa a cada uno en un campo o en el otro. No hay sujeto neutral. Siempre se es, forzosamente, el adversario de alguien» Michel Foucault (1976)

Frase con imagen en PDF

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Y la guerra apenas ha comenzado

Publicada el 17/03/2011 - 19/03/2011 por raas

A los niños perdidos

En el gran cuerpo social del Imperio, en el gran cuerpo social del Imperio que tiene la consistencia y la inercia de una medusa varada, en el gran cuerpo social del Imperio que es como una enorme medusa varada con toda su redondez sobre toda la redondez de la Tierra, se han plantado electrodos, centenares, miles de electrodos, un número increíble de electrodos.

De tipos tan diversos que incluso ya los hay que ni parecen electrodos.

Esta el electrodo Tele, por supuesto, pero también el electrodo. Dinero, el electrodo Farmacéutica y el electrodo. La jovencita es un agente de animación en la gestión dictatorial de los placeres” “La jovencita es toda la realidad de los códigos abstractos del espectáculo” “La jovencita es una mentira de la que el rostro es el apogeo”

“La jovencita muchas veces padece de vértigo, cuando el mundo deja de girar a su alrededor” “Como el dinero, la jovencita es equivalente sólo a ella misma”

“La jovencita no envejece, se descompone”

Por medio de estos miles, estos millones de electrodos, de naturaleza tan diversa que he renunciado a contarlos, se mantiene el encefalograma plano de la metrópolis imperial.

Por estos canales, imperceptibles para la mayoría, se emiten sin pausa las informaciones, los cambios de ánimo, los afectos y contra-afectos susceptibles de prolongar el sueño universal. Y notad que paso por alto todos los dispositivos de captura agregados a estos electrodos, sobre todo periodistas, sociólogos, policías, intelectuales, profesores y demás agentes de un incomprensible voluntariado al que se le ha delegado la tarea de orientar la actividad de los electrodos.

Es conveniente mantener un cierto nivel de angustia con el fin de preservar la disponibilidad general a la regresión, el gusto por la dependencia.

No por casualidad se difunde en el momento oportuno tal o cual sentimiento de terror, de conformismo o de amenaza. Nadie debe librarse de esta posición infantil de pasividad hastiada o pendenciera, de saciedad entumecida o de reivindicación quejosa que produce el malvado murmullo de la incubadora imperial.

Se dice “el tiempo de los héroes ha pasado”, con la esperanza de enterrar junto a él toda forma de heroísmo. El sueño de la época no es el buen sueño que procura el descanso, sino más bien un sueño angustiado que os deja más exhaustos todavía, deseosos solamente de volver a él para alejaros un poco más de la irritante realidad. Es la anestesia que requiere una anestesia aún más profunda.

Aquellos que por suerte o por desgracia se sustraen al sueño prescrito, nacen a este mundo como niños perdidos.

¿Dónde están las palabras, dónde la casa, dónde mis antepasados, dónde están mis amores, dónde mis amigos? No existen, mi niño. Todo está por construir. Debes construir la lengua que habitarás y debes encontrar los antepasados que te hagan más libre. Debes construir la casa donde ya no vivirás solo. Y debes construir la nueva educación sentimental mediante la que amarás de nuevo. Y todo esto lo edificarás sobre la hostilidad general, porque los que se han despertado son la pesadilla de aquellos que todavía duermen.

Aquí prevalece la regla de no-actuar, que se expresa así: la fecundidad de la acción verdadera reside en el interior de ella misma; podría decirlo de otro modo, podría decir: la acción verdadera no es un proyecto que uno realiza, sino un proceso al cual uno se abandona.

Quien actúa, actúa hoy como niño perdido.

La errancia gobierna este abandono. Vagamos. Vagamos entre las ruinas de la civilización; y precisamente porque se encuentra en ruinas, no nos será dada la posibilidad de enfrentarla. Es una guerra bien curiosa esta en la que nos hallamos comprometidos. Una guerra que requiere que se creen mundos y lenguajes, que se abran y ofrezcan lugares, que se constituyan hogares, en medio del desastre.

Existe esa vieja noción, bolchevique y, ciertamente, un poco frígida: la construcción del Partido. Creo que nuestra guerra es la de construir el Partido o, más bien, la de dar un contenido nuevo a esa ficción despoblada.

Una sociedad que ha agotado el conjunto de sus posibilidades vitales tiene buenas razones para juzgar como “terrorista” todo aquello que se experimente más allá de ella.

Charlamos, nos besamos, preparamos una película, una fiesta, una revuelta, encontramos un amigo, compartimos una comida, una cama, nos amamos, en otras palabras: construimos el Partido.

Las ficciones son cosas serias. Necesitamos ficciones para creer en la realidad de lo que vivimos. El Partido es la ficción central, la que recapitula la guerra en curso.

Quien se exilia, exilia; el extranjero que parte se lleva consigo la ciudad habitable.

No puede ser más que el fin de un mundo, avanzando. Los padres desaparecieron en primer lugar. Se fueron a la fábrica, a la oficina. Luego fueron las madres las que, a su vez, partieron a la fábrica, a la oficina. Y cada vez no eran los padres o las madres los que desaparecían, sino un orden simbólico, un mundo. El mundo de los padres desapareció en primer lugar, luego lo hizo el de las madres, el orden simbólico de la madre, que hasta entonces nada había logrado socavar. Y esta pérdida es tan incalculable y el duelo por ello tan enorme, que nadie consiente hacerlo.

El Imperio resume el deseo de que un neo-matriarcado tome mecánicamente el relevo del difunto patriarcado. Y no hay revuelta más absoluta que aquella que desafía esa indulgente dominación, ese poder cordial, esa empresa maternal.

Los niños perdidos son los huérfanos de todos los órdenes conocidos. Bienaventurados los huérfanos, el caos del mundo les pertenece.

Lloras por lo que has perdido. Lo hemos perdido todo, en efecto. Pero mira a nuestro alrededor, hemos ganado hermanos, hemos ganado hermanas, tantos hermanos y tantas hermanas.

Ahora, sólo esta nostalgia nos separa, y eso es algo inédito.

Caminas, estás perdido; no encuentras en ningún lugar la medida de tu valor; caminas, y no sabes quién eres y no tienes valor, como el primer hombre.

Vas por los caminos.

Pero si no estuvieses tan perdido, no llevarías en ti esta fatalidad de encuentros.

Huyamos, ya es la hora; pero te lo ruego, huyamos juntos.

Fíjate en nuestros gestos, la gracia que nace en el interior de nuestros gestos; fíjate en nuestros cuerpos, cómo se intercambian con fluidez, cuánto tiempo hacía que no se abatía sobre el mundo tanta gratuidad.

No hemos dejado este mundo.

Aún hay envidia, estupidez, el deseo de ser alguien, de ser reconocido, la necesidad de valer algo y, peor aún, la necesidad de autoridad. Son las ruinas que el viejo mundo ha dejado en nosotros y que no hemos abandonado. A la luz de ciertos proyectores, a veces nuestra caída nos produce la sensación de una decadencia.

¿Adónde vamos?

Comité Invisible

fuente: revista Tiqqun www.bloom0101.org/tiqqun.html

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La crisis como momento de la dominación social

Publicada el 13/03/2011 - 24/08/2023 por Ecotropía

1. Una de las consecuencias más nefastas de la consolidación del discurso sobre «la crisis económica», es la reaparición del izquierdismo, que viene a entonar un coro que suena más o menos a «ya lo habíamos dicho nosotros: el capitalismo se hunde por sí mismo, y ahora es nuestro turno».

Por Juanma Agulles

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El Mito del Partido. Símbolo de la Esclavitud Moderna

Publicada el 06/03/2011 - 06/03/2011 por raas

La revolución no es obra de los partidos

Las revoluciones de tipo social no son efectuadas por «partidos», grupos o cuadros: acaecen como el resultado de fuerzas historicas y contradicciones que ponen en actividad a amplios sectores de poblacion. Se traducen no solo -como afirma Trotsky- porque las «masas» hallan insoportable la sociedad existente, sino tambien a consecuencia de la tension entre lo actual y lo posible, entre «lo que es» y «lo que podia ser». La miseria abyecta solamente no produce revoluciones. La mayor parte de las veces ocasiona una desmoralizacion inutil o, lo que es peor, la lucha privada y personal para sobrevivir.

La Revolucion Rusa de 1917 gravita en la conciencia de todos como una pesadilla, porque fue en gran parte la consecuencia de «insoportables condiciones» de una devastadora guerra imperialista. Los sueños en ella contenidos fueron pulverizados por una guerra civil aun mas sangrienta, por el hambre et la traición. Lo que emergio de la revolucion fue la ruina, no de una vieja sociedad, sino de las esperanzas de construir una nueva. La revolucion Rusa fallo lamentablemente al sustituir al zarismo por el capitalismo de Estado.

Los bolcheviques fueron las tragicas victimas de su ideologia y en gran numero pagaron con sus vidas durante las purgas de los años treinta. Intentar adquirir una sabiduria total de ese ensayo revolucionario es ridiculo. Lo que podemos aprender de las revoluciones del pasado es lo que todas ellas tienen en comun y sus profundas limitaciones, si se comparan con las enormes posibilidades que ahora se abren ante nosotros.

El rasgo mas sorprendente de las pasadas revoluciones es que se iniciaron espontaneamente. Tanto, si se examinan los prolegomenos de la revolucion Francesa de 1789, como si se etudia la de 1848, la Comuna de paris, la revolucion rusa de 1905, la caida del zarismo en 1917, la revolucion hungara de 1956, o la huelga general francesa de 1968, las fases iniciales son generalmente identicas: un periodo de fermentacion que se transforma espontaneamente en una insurreccion popular. Que esta triunfe o no depende de su resolucion o de si el estado puede emplear con eficacia su fuerza armada, es decir, si las tropas pueden ser lanzadas contra el pueblo.

El «glorioso partido», alla donde existe, va casi invariablemente detras de los acontecimientos. En febrero de 1917 la organizacion bolchevique de Petrogrado se opuso a la declaracion de huelga, precisamente en el momento mismo en que la revolucion estaba destinada a expulsar al zar. Afortudamente, los trabajadores ignoraron la «direccion» bolchevique y proclamaron por doquier la huelga. En los acontecimientos que siguieron nadie se vio mas sorprendido por la revolucion que los partidos «revolucionarios», incluyendo los bolcheviques.

Lo recuerda el lider bolchevique Kayurov con estas palabras: «No hubo en absoluto ninguna directriz del partido… el comite de Petrogrado habia sido detenido y el representante del Comite Central, camarada Shliapnikov, era incapaz de dar iniciativa alguna para el siguiente dia». Lo cual acaso fue un hecho afortunado: antes de la detencion del comite de Petrogrado, la evaluacion que este hacia de la situacion y de su rol en ella era tan deplorable, que de seguir los trabajadores sus orientaciones es dudoso que la revolucion se hubiera producido cuando lo hizo.

(…)

Las revoluciones y rebeliones de alguna importancia, no solamente revelan una fase esplendidamente anarquica sino que tienden tambien, espontaneamente, a crear sus proprias formas de autogobierno revolucionario. Las secciones parisinas de 1793-94 fueron las mas notables formas de autogobierno creadas por cualquier revolucion social en la historia. Una forma mas conocida: los consejos, o «soviets» establecidos por los trabajadores de petrogrado en 1905. Aunque menos democraticos que las secciones, los consejos estaban destinados a reaparecer años mas tarde en algunas revoluciones. Sin embargo, otra forma de autogobierno, o autogestion revolucionaria lo fueron los comites de fabrica establecidos por los anarquistas en la Revolucion española de 1936.

Finalmente, las secciones reaparecieron en las asambleas de estudiates y en los comites de accion durante la revuelta y la huelga general de Paris, en mayo-junio de 1968 (Es sarcastico que la mayoria de los grupos marxistas-leninistas- trotskistas-maoistas se sieran a la tarea de maniobrar sin pudor alguno en las asambleas estudiantiles de la Sorbona, en un esfuerzo por controlarlas, e introdujeron en ellas elementos de discordia que acabaron por desmoralizar a todo el conjunto. Despues para completar el sarcasmo, todos esos grupos se pusieron a charlar acerca de la necesidad de una «direccion centralizada» cuando el movimiento colapso -un movimiento que se produjo muy a pesar de sus directrices y, en ocasiones, en oposicion a ellas).

LLegados a este punto debemos preguntar que rol desempeña el «partido revolucionario» en todos estos desarrollos. Para comenzar, hemos visto que tiende a tener una funcion inhibitoria, en modo alguno de «vanguardia». alla donde existe o ejerce influencia tiende a refrenar el flujo de los acontecimientos, no a «coordinar» las fuerzas revolucionarias. Esto no es casual. El partido esta estructurado de acuerdo con las lineas jerarquicas que refleja la sociedad misma a la que pretende oponerse. Pese a sus pretensiones teoricas es un organismo burgues, un Estado en miniatura, con un aparato y un cuadro cuya funcion es tomar el poder, no disolverlo. Afincado en el periodo pre-revolucionario asimila todas las formas tecnicas y mentalidad de la burocracia.

Sus miembros estan educados en la obediencia, en los conceptos preformados de un dogma rigido, y enseñados a reverenciar el liderismo. Este liderismo o funcion dirigente del partido, a su vez, se basa en costumbres nacidas del mando, la autoridad, la manipulacion y hegemonia. Esta situacion empeora cuando el partido participa en elecciones parlamentarias. Debido a las exigencias de las campañas electorales, el partido acaba de modelarse a si mismo totalmente de acuerdo con las formas existentes e incluso adquiere los atavios externos del partido electoral. La situacion se deteriora aun mucho mas cuando el partido adquiere grandes medios de propaganda, costosos cuarteles generales, numerosos periodicos controlados rigidamente por la cuspide, y un «Aparato» pagado ; en resumen, una burocratia con intereses creados.

La jerarquía del mando

A medida que el partido crece la distancia entre la direccion y los hombres de base se acrecienta fatalmente. Los lideres no solamente se convierten en «personajes», sino que pierden contacto con la situacion viva en las filas bajas. Los grupos locales, que conocen su situacion de cada momento mucho mejor que cualquier lider remoto, se ven obligados a subordinar su vision directa a las directrices de arriba. Los dirigentes que carecen de todo conocimiento directo de los problemas locales responden rutinaria y cautamente.

Si bien reclam una mayor amplitud de mras y justifica una mayor «competencia teorica» propia, la competencia del lider tiende a disminuir cuanto mas asciende en la jerarquia de mando. Cuando mas nos acercamos al nivel donde se toman las decisiones «reales», mejor observamos el caracter conservador del proceso que elabora las decisiones, cuanto mas burocraticos y ajenos son los factores que entran en juego, tanto mas las consideraciones de prestigio y el atrincheramiento suplantan la creacion, la imaginacion y la dedicacion desinteresada a los objetivos revolucionarios.

El resultado es que el partido se hace menos eficiente desde un punto de vista revolucionario, cuanto mas busca la eficiencia en la jerarquia, los cuadros y la centralizacion. Aunque todos vayan al paso, las ordenes suelen ser en general equivocadas, sobre todo cuando los acontecimientos empiezan a fluir rapidos y a tomar giros inesperados, lo cual acaece en todas las revoluciones. El partido solamente es eficiente en un sentido: en el de moldear a la sociedad de acuerdo con su propria imagen jerarquica si la revolucion tiene exito. Crea la burocracia, la centralizacion y el Estado. Alienta las condiciones sociales que justifican este tipo de sociedad. De aqui que en vez de desaparecer progresivamente, el Estado controlado por el «glorioso partido» preserva las condiciones esenciales que «necesita» la existencia de un Estado, y de un partido para «guardarlo».

(…)

Es un hecho y un claro desafió a la inteligencia de las gentes: diez o doce partidos de estirpe marxista-leninista o simplemente marxista, se disputan el titulo de partido de la clase obrera. En realidad no puede haber diez o doce partidos o partidillos de la clase obrera. Es como en religión: no puede haber diversos dioses verdaderos. Tal hecho lo descalifica globalmente y el simple observador del fenómeno concluye muy cuerdamente la falsedad de todos ellos.

La pluralidad de partidos que es auto atribuyen el titulo de “partidos de la clase obrera”, no hace sino demostrar por la simple prueba del sentido común que no hay ningún partido de la clase obrera. Esta es para tales grupos la coartada ideológica, pero en realidad, todos los partidos carismáticos desconfían profundamente de la clase obrera. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de esos partidos fueron fundados por burgueses, o por individuos que vivían o pensaban como tales y por tanto despreciaban a la clase obrera.

Lenin y Trotsky, entre otros, reían sarcásticos cuando los anarquistas o consejitas querían confiar la gestión económica y el autogobierno político a las organizaciones naturales de la clase obrera: los sindicatos y consejos. ¿Como pueden ser revolucionarios y obreros los partidos que en nombre de la clase obrera estatifican la economía y marginan radicalmente a las masas obreras de su organización y control y le asignan el mero rol de fuerza del trabajo? Es asombroso considerar como los partidos “revolucionarios” de la clase obrera, lo primero que hacen al llegar al poder es separar a la clase obrera de la tarea auténticamente revolucionaria.

La clase obrera ha de ser dirigida y por tanto la función del dirigente es el atributo primero de esos partidos. Por ello permite afirmar a la critica libertaria no solo el carácter burgués de esos grupos, sino la concepción radicalmente primitiva de su filosofía política, basada en el autoritarismo. No olvidemos que la autoridad es vieja como el mundo, mientras el socialismo es una realidad comunitaria basada en la responsabilidad compartida.

De lo dicho se colige el carácter excluyente de todo partido :la lucha por el poder hace que se excluyan unos a otros, puesto que siendo cada uno de ellos el “partido” por antonomasia, solo a cada uno de ellos corresponde el control de aquel. De ahí la dictadura y el totalitarismo sobre los grupos descartados del poder y sobre la clase trabajadora.

(…)

La superioridad ideológica del anarquismo y del sindicalismo revolucionario es que no aspira al poder, sino a la liquidación del poder tal como lo conciben los demás partidos. Por tanto, no entra en la lucha hegemónica excluyente. El sindicalismo revolucionario, por ejemplo, ofrece a todos la posibilidad de una participación abierta, es en si mismo esta participación abierta a todos. El sindicalismo revolucionario no pide a los demás que abdiquen ante su poder, sino que contemplen la posibilidad de una reestructuración social de la base comunitaria, al margen del poder tradicional. Este poder es el gran factor excluyente, el que mediatiza y alienta a las masas.

Este poder del punto omega, este poder antidemocrático, antirrevolucionario y antisocialista del vértice, debe ser sustituido por el poder de participación generalizada en la base social. Debe partir de esta; el poder de decisión y participación debe estar diluido, generalizado, debe ejercerse en todos y cada uno de los sectores de la actividad económica y política. Este poder decisorio de base diluido en la fabrica, en la industria y en la federación de comunas, arranca de la periferia social, donde nacen todos los fenómenos esenciales de la vida comunitaria y se articula hacia arriba en nexos que muy bien pueden ser federativos.

Pero el poder reside en la base, que puede revocarlo en cualquier momento. Frente al primitivismo de la filosofía política de los “partidos de la clase obrera”, afincados todavía en el ancestral principio de autoridad, la responsabilidad compartida en la base. Esta es la filosofía política, clara y directa, que corresponde al fenómeno comunitario del socialismo, el cual se basa en la solidaridad y la mutua correspondencia. El socialismo de dirigentes y dirigidos no es socialismo, sino autoritarismo y empieza por la discriminación política y termina en el nacimiento de nuevas clases privilegiadas, como muestra la experiencia. (…)

Grupo Orobón Fernández
España, 1973

Folleto aparecido por primera vez en la revista venezolana Ruta Nº15 en septiembre de 1973. Fue editado, a su vez, por la FORA en Tucuman, Argentina.

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Túnez, el Magreb, el mundo árabe… Donde menos se piensa salta la liebre

Publicada el 01/03/2011 - 01/03/2011 por raas

In Memoriam por Muhammad Bouazizi. El significado social y político de su acto. Lo que encierra en su seno la sociedad tunecina y el mundo árabe. No fundamentalismos sino reclamos democratizadores.

Lo que estamos presenciando en el norte africano es algo inesperado y formidable. Y con una raíz ético-política absolutamente fuera de lo pre-establecido, de lo calculable, de lo que suelen analizar los analistas.

Presentamos una secuencia, ateniéndonos a lo cronológico porque nos parece clave para tratar de entender la envergadura de lo que experimenta este presente nuestro:

1. Muhammad Bouazizi un joven tunecino ya adulto, 26 años, frutero ambulante desde los 10 años, licenciado en informática desocupado, es decir sin acceso a “las posibilidades” características de los jóvenes integrados, pero ajenas para un habitante de los despojos planetarios. El 17 de diciembre debe afrontar una vez más, como cada día, la exigencia policial y/o municipal de “peaje” para poder ganar sus monedas. Se niega, policías de rutina voltean su carro y es abofeteado por una funcionaria, Feida, que lo increpa cuando avisa que los va a denunciar y se burla de Muhammad, aclarándole que es un “don nadie”. Humillado con el cachetazo femenino, Muhammad consigue un bidón de 5 litros de nafta y se lo echa encima, prendiéndose fuego.

2. Así comienza a quemarse la mecha tunecina que enciende Bouazizi. Es internado, y el 28 de diciembre recibe la visita presidencial en el hospital. Ben Alí, que desde la TV adocenada y oficialista se hace llamar «el iluminado», «el arquitecto del cambio», «el combatiente supremo», «el salvador», «el sol que brilla sobre los tunecinos», «la ambición que nutre al pueblo» y otros epítetos por el estilo concurre a ver lo que queda de Bouazizi. Tal vez palpitó algo.

3. 4 de enero de 2011. 18 días después de la inmolación, Muhammad Bouazizi muere. El malestar empieza a hacerse sentir ya muy fuerte en las calles. Bouazizi había escrito un mensaje a su madre antes de su acto desesperado pidiéndole perdón. “[…] Perdido en senderos que están fuera de nuestras manos. He desobedecido la voz de mi madre. Maldice el tiempo, no a mí.[…]. Por mucho que lloré y todas las lágrimas que brotaron de mis ojos. No culpar puede ser benéfico en un tiempo que es indigno en la tierra de la gente.”

4. 11 de enero. El gobierno establece una suerte de estado de sitio, prohibiendo o tratando de prohibir las manifestaciones.

5. La mecha se acorta. El sentimiento de humillación generalizado se va haciendo sentir. Ese malestar se deposita sobre otro bien reciente, las privaciones y maltratos de cuando la escasez de alimentos de 2008, que dejaron al descubierto la naturaleza del régimen que tiene como “cabeza” a Ben Alí.

6. Y a su mujer, Trabulsi, y a la familia de su mujer. Ella, peluquera devenida primera dama, arma toda una red de exacciones generalizada, con cupos, pagos, coimas.

7. El 14 de enero, las expresiones de repudio que hasta entonces habían estado limitadas a la región natal de Bouazizi, Sidi Bouzid, en el corazón territorial del país, alcanzan a la capital, a unos 200 o 300 km. al norte, sobre el mar Mediterráneo. Los manifestantes ahora pertenecen a muy diversas capas sociales, ya no son sólo campesinos y rurales, incluso capacitados como el mismo Bouazizi, para quienes “la ley es tela de araña”. (1) Los manifestantes llevan pancartas con los rostros de héroes nacionales clásicos… y de Muhammad Bouazizi. Siendo además Túnez un país que logró independizarse políticamente de Francia pero que conservó mucho de su estilo político, también llevaban carteles donde se preguntaban: «¿Dónde está Francia, campeona de los derechos humanos?» (2)

8. La rebelión, generalizada, pone en fuga al infame dictador y su familia de sanguijuelas, sólo que logran hacerlo robando una vez más (le permitirán fugarse a la Trabulsi con 160 millones de dólares, a Arabia Saudita…). De todos modos, tienen que abandonar en tierra a dos hermanos de la “primera dama” porque personal del aeropuerto se niega a permitir esas salidas. Pero ese mismo personal no debe haberse atrevido contra los “investidos”, como una “primera dama”. Un hermano de la Trabulsi, convertido en intendente, muere apuñalado. Así terminaba el 14 de enero de 2011.

9. El gesto de Bouazizi ha generado una situación irreversible, su desesperación individual se reveló íntimamente compartida. Túnez ya no será lo que era. Este camino se ha regado hasta ahora con unas cien vidas.

10. Como dice una corresponsal, LCK (en una lista-e, 7 febr. 2011): “El 31 de diciembre nadie pensó que dos semanas después Ben Ali [iba a] ser escupido de su sillón, ni que la plaza Tahrir se tranformase en un foro de participación y emancipación popular.” LCK nos recuerda que lo mismo pasó con el muro de Berlín. ¿Qué socialistas, me pregunto, pre-vieron esa hecatombe que comenzó con el muro berlinés y terminó con la mismísma URSS?

11. Lo futuro no existe ni está escrito en los análisis de nadie, ni siquiera de los que adivinan “científicamente” el paso de las formaciones sociales. Y sin embargo, la expresión de hastío por una dictadura, tan servil hacia los poderes planetarios como abusadora hacia los pobladores, como la de Túnez (y la de Egipto, y la de Argelia y la de Yemen y suma y sigue…) es desafiada con un alcance absolutamente inimaginado hasta entonces.

12. El impacto no se limita a su propio país, aunque en él haya sido inicial, radical y una bisagra histórica. Inmediatamente después de la trágica ofrenda de Bouazizi, estallan manifestaciones en Argelia y en Egipto. En Argelia, a partir del 17 de enero, se suceden varias inmolaciones. Como para que aprendamos que lo nuevo no sobreviene por la copia –algo que olvidaron, por ejemplo los guerrilleros y sobre todo los guerrilleristas latinoamericanos en los ’60 y ‘70– la situación argelina no se conmovió, al menos con la resonancia o correspondencia vivida en Túnez. En Egipto, en cambio, comienzan grandes movilizaciones más o menos simultáneamente, con inmolaciones incluidas, y se establece una tercera situación: las inmolaciones pasan a un segundo plano y el enfrentamiento entre la población civil y la hiperocorrupta y abusiva policía se convierte como en el eje del conflicto. Lo cual es aprovechado por Mubarak para maniobrar con el ejército, presentado como segunda línea de resistencia institucional, pero pour la gallerie como árbitro esquidistante entre la dignidad y la represión.

13. Una de las pruebas más fehacientes de la indignidad de los regímenes conmovidos por la acción de Muhammad Bouazizi es la seguidilla de promesas de los sátrapas en Egipto, Yemen, Jordania, Argelia, Marruecos… que no designarán a sus hijos como sucesores, ¿pero es que acaso eran monarquías hereditarias estas democracias liberales y pro-occidentales?, que bajan el precio del pan y la papa, ¿pero es que acaso estaban robando al pueblo?

Creemos que es tan ejemplarizante y aleccionador lo que se ha vivido en Túnez y sus repercusiones, que no queremos sino enhebrar un par de observaciones a partir de los acontecimientos. La primera, intentando aproximarnos a las causas de sociedades con tanta frustración y maltrato, y la segunda sobre el acto mismo de M. Bouazizi.

Por qué tales satrapías

Hay que decir una vez más por qué el Magreb, el mundo árabe y, sobre todo, las áreas petrolíferas bajo la égida occidental, están saturadas de regímenes autoritarios, hipercorruptos, matonescos, racistas y genocidas. No es porque se trata de masas islámicas fanatizadas, como lo prueban todas las demandas planteadas en Túnez, Argelia, Egipto, todas políticas, laicas, democratizadoras.

Lo que ocurre es que, inevitablemente si el centro planetario quiere disponer de bienes, recursos, alojados en la periferia no puede permitir que quienes allí viven dispongan de ellos, para sí. A lo sumo pueden ser la materia prima de zona franca para remesar lo extraído. No puede haber reparto con los empobrecidos locales. Y no lo hay.

Únicamente con el cuerpo de seguridad, simbólico o represivo, que les asegure seguir usando “las venas abiertas”. Del petróleo, entonces, la tajada de león para las multinacionales y la de zorro o lobo para el gobernante de turno. Como sólo tiene que mantener el orden y disfrutar de los haberes, se trata de enormes capitalizaciones. Los famosos petrodólares que alguna vez invadieron el mundo financiero. Claro que si tales ingresos tuvieran que ser repartidos entre todos los seres humanos de la región, se revelarían de una escasez, miserable, absoluta.

El vínculo centro-periferia es ése: riquezas para los enriquecidos, palos para los empobrecidos y un fortunón para quien se queda allí cuidando el orden. Este “reparto” se va complicando a medida que la sociedad esquilmada se complejiza y acumula algunos bienes. Por eso no es lo mismo Nigeria que Argentina, por ejemplo. En Nigeria se conserva “puro” el modelo colonizador.

En Argentina, se llega a un esquema “doble”, donde la macroeonomía es integrada en el mercado mundial siguiendo las leyes del gran capital transnacional, pero a la vez se le otorga a Argentina un papel relativamente protagónico con actividades propias (incluso hasta subimperiales, como podría ser con la soja en la bautizada por Syngenta “República Unida de la soja”), y constituyéndose así capas medias que tienen un cierto parecido con las del Primer Mundo, menos numerosas, pero infinitamente más extendidas que en países con una colonialidad más desnuda, tipo Haití, Honduras, Congo, Costa de Marfil, la ya mencionada Nigeria, Bangla Desh, Tailandia… En esa escala de racismos (3) que muchos economistass elaboran y califican como si de desarrollo económico se tratara, consideramos que Túnez es ubicable entre Argentina y Nigeria.

Lo que está sucediendo deja ver que hasta los poderes más consolidados tienen pies de barro: no pueden sólo “exportar” la muerte; la llevan encima.

La trascendencia conmovedora de la muerte ajena pero propia

Podemos observar una vez más, con recogimiento, la fuerza que tiene elegir su propia muerte o al menos arriesgar su propia muerte. Una inmolación es lo primero, un plantarse como lo hizo Rachel Corrie contra un poder despótico y avasallador que se ha entrenado para despreciar la vida humana ajena es lo segundo. (4)

Y tanto un Muhammad Bouazizi como una Rachel Corrie nos conmueven profundamente. Porque es la pura denuncia, la pura mostración del poder ajeno, superior y trascendente. Son actos que nos dejan a nosotros, los sobrevivientes, la responsabilidad. No han buscado solucionar ellos mismos la cuestión (como podría ser el caso con la guerrilla), apenas nos la han querido presentar. ¡Pero qué “apenas”!

El gesto de Bouazizi y sobre todo, la reacción desencadenada a partir de su acto, revelan una sociedad, la tunecina, con un enorme potencial ético y psíquico. Revela una comunidad espiritual a la que no estamos tan acostumbrados, particularmente en Occidente (aunque no nos resulte, por cierto, desconocida).

Las líneas precedentes procuran ser un reconocimiento al acto de Bouazizi para el que no encuentro, tal vez por su impensada grandeza, calificativo. Porque tengo la impresión que ha sido silenciado por nuestros medios de incomunicación de masas, deliberadamente o por ese accionar periodístico y “cultural” que araña la superficie y sigue de largo para arañar la noticia siguiente.

Luis E. Sabini Fernández / luigi14@gmail.com

notas:
1) Bartolomé Hidalgo, su poema inmortalizado por Alfredo Zitarrosa.
2) Esta cita, como varias precedentes provienen de artículos aparecidos en internet, de diversos autores y corresponsales como Antonio Carreño, Gloria Rodríguez-Pina, etcétera.
3) Racismo y colonialismo constituyen un par las más de las veces absolutamente unidos, a menudo inextricables. Desde ya, es inconcebible algún colonialismo sin “el fundamento” racista. Por eso son tan falsas las definiciones al uso en la prensa occidental de “la democracia israelì”, por ejemplo. Aluden a un verdadero oxímoro.
4) Rachel Corrie, joven estadounidense, murió aplastada por una aplanadora israelí en las operaciones habituales del ejército de ocupación de ese estado de derribo de una vivienda de natives palestinos, operación que ella procuró frenar mediante resistencia pasiva, “armada” únicamente de un megáfono.

fuente: www.revistafuturos.com.ar

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La colonialidad del poder. Entrevista con Ramón Grosfoguel

Publicada el 28/01/2011 - 29/01/2025 por Ecotropía

Ranón Grosfoguel, es un sociólogo puertorriqueño nacido en Puerto Rico, perteneciente al Grupo modernidad/colonialidad (Grupo M/C) que se desempeña en la Universidad de California en Berkeley. Define su pensamiento como perteneciente a la corriente decolonial, superadora de la corriente poscolonial con la que se considera emparentado. (Wikipedia)

Por Angélica Montes Montoya y Hugo Busso
revista Polis*

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(libro) La sociedad del espectáculo

Publicada el 26/01/2011 - 15/09/2018 por raas

Por Guy Debord

Capítulo 1
La separación consumada

“Y sin duda nuestro tiempo… prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser… lo que es ’sagrado’ para él no es sino la ilusión, pero lo que es profano es la verdad. Mejor aún: lo sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la ilusión, hasta el punto de que el colmo de la ilusión es también para él el colmo de lo sagrado.” Feurbach, prefacio a la segunda edición de La esencia del Cristianismo.

1
Toda la vida de las sociedades en las que dominan las condiciones modernas de producción se presenta como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que era vivido directamente se aparta en una representación.

2
Las imágenes que se han desprendido de cada aspecto de la vida se fusionan en un curso común, donde la unidad de esta vida ya no puede ser restablecida. La realidad considerada parcialmente se despliega en su propia unidad general en tanto que seudo-mundo aparte, objeto de mera contemplación. La especialización de las imágenes del mundo se encuentra, consumada, en el mundo de la imagen hecha autónoma, donde el mentiroso se miente a sí mismo. El espectáculo en general, como inversión concreta de la vida, es el movimiento autónomo de lo no-viviente.

3
El espectáculo se muestra a la vez como la sociedad misma, como una parte de la sociedad y como instrumento de unificación. En tanto que parte de la sociedad, es expresamente el sector que concentra todas las miradas y toda la conciencia. Precisamente porque este sector está separado es el lugar de la mirada engañada y de la falsa conciencia; y la unificación que lleva a cabo no es sino un lenguaje oficial de la separación generalizada.

4
El espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas mediatizada por imágenes.

5
El espectáculo no puede entenderse como el abuso de un mundo visual, el producto de las técnicas de difusión masiva de imágenes. Es más bien una Weltanschauung que ha llegado a ser efectiva, a traducirse materialmente. Es una visión del mundo que se ha objetivado.

6
El espectáculo, comprendido en su totalidad, es a la vez el resultado y el proyecto del modo de producción existente. No es un suplemento al mundo real, su decoración añadida. Es el corazón del irrealismo de la sociedad real. Bajo todas sus formas particulares, información o propaganda, publicidad o consumo directo de diversiones, el espectáculo constituye el modelo presente de la vida socialmente dominante. Es la afirmación omnipresente de la elección ya hecha en la producción y su consumo corolario. Forma y contenido del espectáculo son de modo idéntico la justificación total de las condiciones y de los fines del sistema existente. El espectáculo es también la presencia permanente de esta justificación, como ocupación de la parte principal del tiempo vivido fuera de la producción moderna.

7
La separación misma forma parte de la unidad del mundo, de la praxis social global que se ha escindido en realidad y en imagen. La práctica social, a la que se enfrenta el espectáculo atónomo, es también la totalidad real que contiene el espectáculo. Pero la escisión en esta totalidad la mutila hasta el punto de hacer aparecer el espectáculo como su objeto. El lenguaje espectacular está constituido por signos de la producción reinante, que son al mismo tiempo la finalidad última de esta producción.

8
No se puede oponer abstractamente el espectáculo y la actividad social efectiva. Este desdoblamiento se desdobla a su vez. El espectáculo que invierte lo real se produce efectivamente. Al mismo tiempo la realidad vivida es materialmente invadida por la contemplación del espectáculo, y reproduce en sí misma el orden espectacular concediéndole una adhesión positiva. La realidad objetiva está presente en ambos lados. Cada noción así fijada no tiene otro fondo que su paso a lo opuesto: la realidad surge en el espectáculo, y el espectáculo es real. Esta alienación recíproca es la esencia y el sostén de la sociedad existente.

9
En el mundo realmente invertido lo verdadero es un momento de lo falso.

10
El concepto de espectáculo unifica y explica una gran diversidad de fenómenos aparentes. Sus diversidades y contrastes son las apariencias de esta apariencia organizada socialmente, que debe ser a su vez reconocida en su verdad general. Considerado según sus propios términos, el espectáculo es la afirmación de la apariencia y la afirmación de toda vida humana, y por tanto social, como simple apariencia. Pero la crítica que alcanza la verdad del espectáculo lo descubre como la negación visible de la vida; como una negación de la vida que se ha hecho visible.

11
Para describir el espectáculo, su formación, sus funciones, y las fuerzas que tienden a disolverlo, hay que distinguir artificialmente elementos inseparables. Al analizar el espectáculo hablamos en cierta medida el mismo lenguaje de lo espectacular, puesto que nos movemos en el terreno metodológico de esta sociedad que se manifiesta en el espectáculo. Pero el espectáculo no es nada más que el sentido de la práctica total de una formación socio-económica, su empleo del tiempo. Es el momento histórico que nos contiene.

12
El espectáculo se presenta como una enorme positividad indiscutible e inaccesible. No dice más que “lo que aparece es bueno, lo que es bueno aparece”. La actitud que exige por principio es esta aceptación pasiva que ya ha obtenido de hecho por su forma de aparecer sin réplica, por su monopolio de la apariencia.

13
El carácter fundamentalmente tautológico del espectáculo se deriva del simple hecho de que sus medios son a la vez sus fines. Es el sol que no se pone nunca sobre el imperio de la pasividad moderna. Recubre toda la superficie del mundo y se baña indefinidamente en su propia gloria.

14
La sociedad que reposa sobre la industria moderna no es fortuita o superficialmente espectacular, sino fundamentalmente espectaculista. En el espectáculo, imagen de la economía reinante, el fin no existe, el desarrollo lo es todo. El espectáculo no quiere llegar a nada más que a sí mismo.

15
Como adorno indispensable de los objetos hoy producidos, como exponente general de la racionalidad del sistema, y como sector económico avanzado que da forma directamente a una multitud creciente de imágenes-objetos, el espectáculo es la principal producción de la sociedad actual.

16
El espectáculo somete a los hombres vivos en la medida que la economía les ha sometido totalmente. No es más que la economía desarrollándose por sí misma. Es el reflejo fiel de la producción de las cosas y la objetivación infiel de los productores.

17
La primera fase de la dominación de la economía sobre la vida social había implicado en la definición de toda realización humana una evidente degradación del ser en el tener. La fase presente de la ocupación total de la vida social por los resultados acumulados de la economía conduce a un deslizamiento generalizado del tener al parecer, donde todo “tener” efectivo debe extraer su prestigio inmediato y su función última. Al mismo tiempo toda realidad individual se ha transformado en social, dependiente directamente del poder social, conformada por él. Solo se permite aparecer a aquello que no existe.

18
Allí donde el mundo real se cambia en simples imágenes, las simples imágenes se convierten en seres reales y en las motivaciones eficientes de un comportamiento hipnótico. El espectáculo, como tendencia a hacer ver por diferentes mediaciones especializadas el mundo que ya no es directamente aprehensible, encuentra normalmente en la vista el sentido humano privilegiado que fue en otras épocas el tacto; el sentido más abstracto, y el más mistificable, corresponde a la abstracción generalizada de la sociedad actual. Pero el espectáculo no se identifica con el simple mirar, ni siquiera combinado con el escuchar. Es lo que escapa a la actividad de los hombres, a la reconsideración y la corrección de sus obras. Es lo opuesto al diálogo. Allí donde hay representación independiente, el espectáculo se reconstituye.

19
El espectáculo es el heredero de toda la debilidad del proyecto filosófico occidental que fue una comprensión de la actividad dominada por las categorías del ver, de la misma forma que se funda sobre el despliegue incesante de la racionalidad técnica precisa que parte de este pensamiento. No realiza la filosofía, filosofiza la realidad. Es vida concreta de todos lo que se ha degradado en universo especulativo.

20
La filosofía, en tanto que poder del pensamiento separado y pensamiento del poder separado, jamás ha podido superar la teología por sí misma. El espectáculo es la reconstrucción material de la ilusión religiosa. La técnica espectacular no ha podido disipar las nubes religiosas donde los hombres situaron sus propios poderes separados: sólo los ha religado a una base terrena. Así es la vida más terrena la que se vuelve opaca e irrespirable. Ya no se proyecta en el cielo, pero alberga en sí misma su rechazo absoluto, su engañoso paraíso. El espectáculo es la realización técnica del exilio de los poderes humanos en un más allá; la escisión consumada en el interior del hombre.

21
A medida que la necesidad es soñada socialmente el sueño se hace necesario. El espectáculo es la pesadilla de la sociedad moderna encadenada que no expresa finalmente más que su deseo de dormir. El espectáculo es el guardián de este sueño.

22
El hecho de que el poder práctico de la sociedad moderna se haya desprendido de ella misma y se haya edificado un imperio independiente en el espectáculo sólo puede explicarse por el hecho de que esta práctica poderosa seguía careciendo de cohesión y había quedado en contradicción consigo misma.

23
Es la más vieja especialización social, la especialización del poder, la que se halla en la raiz del espectáculo. El espectáculo es así una actividad especializada que habla por todas las demás. Es la representación diplomática de la sociedad jerárquica ante sí misma, donde toda otra palabra queda excluida. Lo más moderno es también lo más arcaico.

24
El espectáculo es el discurso ininterrumpido que el orden presente mantiene consigo mismo, su monólogo elogioso. Es el autorretrato del poder en la época de su gestión totalitaria de las condiciones de existencia. La apariencia fetichista de pura objetividad en las relaciones espectaculares esconde su índole de relación entre hombres y entre clases: una segunda naturaleza parece dominar nuestro entorno con sus leyes fatales. Pero el espectáculo no es ese producto necesario del desarrollo técnico considerado como desarrollo natural. La sociedad del espectáculo es por el contrario la forma que elige su propio contenido técnico. Aunque el espectáculo, tomado bajo su aspecto restringido de “medios de comunicación de masa”, que son su manifestación superficial más abrumadora, parece invadir la sociedad como simple instrumentación, ésta no es nada neutra en realidad, sino la misma que conviene a su automovimiento total. Si las necesidades sociales de la época donde se desarrollan tales técnicas no pueden ser satisfechas sino por su mediación, si la administración de esta sociedad y todo contacto entre los hombres ya no pueden ejercerse si no es por intermedio de este poder de comunicación instantánea, es porque esta “comunicación” es esencialmente unilateral; de forma que su concentración vuelve a acumular en las manos de la administración del sistema existente los medios que le permiten continuar esta administración determinada. La escisión generalizada del espectáculo es inseparable del Estado moderno, es decir, de la forma general de la escisión en la sociedad, producto de la división del trabajo social y órgano de la dominación de clase.

25
La separación es el alfa y el omega del espectáculo. La institucionalización de la división social del trabajo, la formación de las clases, había cimentado una primera contemplación sagrada, el orden mítico en que todo poder se envuelve desde el origen. Lo sagrado ha justificado el ordenamiento cósmico y ontológico que correspondía a los intereses de los amos, ha explicado y embellecido lo que la sociedad no podía hacer. Todo poder separado ha sido por tanto espectacular, pero la adhesión de todos a semejante imagen inmóvil no significaba más que la común aceptación de una prolongación imaginaria para la pobreza de la actividad social real, todavía ampliamente experimentada como una condición unitaria. El espectáculo moderno expresa, por el contrario, lo que la sociedad puede hacer, pero en esta expresión lo permitido se opone absolutamente a lo posible. El espectáculo es la conservación de la inconsciencia en medio del cambio práctico de las condiciones de existencia. Es su propio producto, y él mismo ha dispuesto sus reglas: es una entidad seudosagrada. Muestra lo que es: el poder separado desarrollándose por sí mismo, en el crecimiento de la productividad mediante el refinamiento incesante de la división del trabajo en fragmentación de gestos, ya dominados por el movimiento independiente de las máquinas; y trabajando para un mercado cada vez más extendido. Toda comunidad y todo sentido crítico se han disuelto a lo largo de este movimiento, en el cual las fuerzas que han podido crecer en la separación no se han reencontrado todavía.

26
Con la separación generalizada del trabajador y de su producto se pierde todo punto de vista unitario sobre la actividad realizada, toda comunicación personal directa entre los productores. A medida que aumentan la acumulación de productos separados y la concentración del proceso productivo la unidad y la comunicación llegan a ser el atributo exclusivo de la dirección del sistema. El éxito del sistema económico de la separación es la proletarización del mundo.

27
Debido al mismo éxito de la producción separada como producción de lo separado, la experiencia fundamental ligada en las sociedades primitivas a un trabajo principal se está desplazando, con el desarrollo del sistema, hacia el no-trabajo, la inactividad. Pero esta inactividad no está en absoluto liberada de la actividad productiva: depende de ella, es sumisión inquieta y admirativa a las necesidades y resultados de la producción; ella misma es un producto de su racionalidad. No puede haber libertad fuera de la actividad, y en el marco del espectáculo toda actividad está negada, igual que la actividad real ha sido integralmente captada para la edificación global de este resultado. Así la actual “liberación del trabajo”, o el aumento del ocio, no es de ninguna manera liberación en el trabajo ni liberación de un mundo conformado por ese trabajo. Nada de la actividad perdida en el trabajo puede reencontrarse en la sumisión a su resultado.

28
El sistema económico fundado en el aislamiento es una producción circular del aislamiento. El aislamiento funda la técnica, y el proceso técnico aisla a su vez. Del automóvil a la televisión, todos los bienes seleccionados por el sistema espectacular son también las armas para el reforzamiento constante de las condiciones de aislamiento de las “muchedumbres solitarias”. El espectáculo reproduce sus propios supuestos en forma cada vez más concreta.

29
El origen del espectáculo es la pérdida de unidad del mundo, y la expansión gigantesca del espectáculo moderno expresa la totalidad de esta pérdida: la abstracción de todo trabajo particular y la abstracción general del conjunto de la producción se traducen perfectamente en el espectáculo, cuyo modo de ser concreto es justamente la abstracción. En el espectáculo una parte del mundo se representa ante el mundo y le es superior. El espectáculo no es más que el lenguaje común de esta separación. Lo que liga a los espectadores no es sino un vínculo irreversible con el mismo centro que sostiene su separación. El espectáculo reúne lo separado, pero lo reúne en tanto que separado.

30
La alienación del espectador en beneficio del objeto contemplado (que es el resultado de su propia actividad inconsciente) se expresa así: cuanto más contempla menos vive; cuanto más acepta reconocerse en las imágenes dominantes de la necesidad menos comprende su propia existencia y su propio deseo. La exterioridad del espectáculo respecto del hombre activo se manifiesta en que sus propios gestos ya no son suyos, sino de otro que lo representa. Por eso el espectador no encuentra su lugar en ninguna parte, porque el espectáculo está en todas.

31
El trabajador no se produce a sí mismo, produce un poder independiente. El éxito de esta producción, su abundancia, vuelve al productor como abundancia de la desposesión. Todo el tiempo y el espacio de su mundo se le vuelven extraños con la acumulación de sus productos alienados. El espectáculo es el mapa de este nuevo mundo, mapa que recubre exactamente su territorio. Las mismas fuerzas que se nos han escapado se nos muestran en todo su poderío.

32
El espectáculo en la sociedad corresponde a una fabricación concreta de la alienación. La expansión económica es principalmente la expansión de esta producción industrial precisa. Lo que crece con la economía que se mueve por sí misma sólo puede ser la alienación que precisamente encerraba su núcleo inicial.

33
El hombre separado de su producto produce cada vez con mayor potencia todos los detalles de su mundo, y así se encuentra cada vez más separado del mismo. En la medida en que su vida es ahora producto suyo, tanto más separado está de su vida.

34
El espectáculo es el capital en un grado tal de acumulación que se transforma en imagen.

Libro La sociedad del espectáculo (La société du spectacle), 1967

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Libro del mismo Guy Debord, pero en 1988, confirmando y reconfigurando la visión sobre la sociedad post-industrial y las consecuencias: Comentarios a la sociedad del espectáculo

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(libro) ¡Escucha, pequeño hombrecito!

Publicada el 02/01/2011 - 17/06/2021 por Ecotropía

¡Escucha, pequeño hombrecito!, de Wilhelm Reich, no es un documento científico, sino humano. Fue escrito en el verano de 1945, para los archivos del Instituto Orgón, sin que se pensara entonces en publicarlo. Refleja la lucha interior de un médico y científico que había observado al pequeño hombrecito por muchos años, y visto, en un principio con espanto, luego con horror, lo que el pequeño hombrecito hace consigo mismo, cómo sufre, se rebela, honra a sus enemigos y asesina a sus amigos; cómo, cuando llega al poder como «representante del pueblo» lo utiliza mal y lo transforma en algo más cruel que la tiranía que había sufrido anteriormente en manos de los sádicos de las clases dominantes.

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Desposesión

Publicada el 02/01/2011 - 20/10/2022 por Ecotropía

Recogemos aquí parte de nuestra intervención en Can Masdeu sobre “Implicaciones de la desposesión humana por parte de la sociedad industrial”, al hilo de sus encuentros sobre crítica de la sociedad industrial.

Por Revista Etcétera
junio 2010

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El universo técnico y su exterior

Publicada el 31/12/2010 - 12/05/2021 por Ecotropía

Elementos para una comprensión de nuestro universo técnico.

Por Etcétera
noviembre 2010

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La pobreza planificada

Publicada el 26/12/2010 - 29/08/2023 por Ecotropía

Esta de moda exigir que las naciones ricas trasformen su maquinaria bélica en un programa de ayuda al Tercer Mundo. Las cuatro quintas partes más pobres de la humanidad se multiplican con desenfreno, mientras su consumo per capita decrece.

Por Ivan Illich*

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Pueblos originarios y acción directa ambientalista

Publicada el 25/12/2010 - 25/01/2011 por raas

Acciones violentas de grupos y comunidades originarias contra las corporaciones depredadoras.

Muchas veces se idealiza a los pueblos originarios como modelos de democracia o colectivismo pleno. No vamos a entrar aquí en ese asunto. Lo que sí podemos aceptar es que son pueblos primigenios y, a la vez, vulnerables tanto cultural como físicamente. Son pueblos que no cuentan apenas con defensas a la hora de enfrentarse a mutinacionales y a todo el aparato capitalista (militares, policías, jueces, etc).

El desarrollismo destructor no tiene en cuenta sus derechos pues muchas veces chocan con él: acceso a tierras, a recursos, etc. Su condición es la de ciudadanos de segunda, ciudadanos sin censar, sin acceso a la administración y a los media…
Pueblos que sólo saben defenderse con flechas y arcos o que son embaucados por las multinacionales sin escrúpulos: todavía se lleva eso de dar camisetas o banderas de la madre patria a un indito para que se quede contento, o el echar botas y hachas desde un helicóptero previo a una visita del cuerpo técnico o el alcohol con el que se han destruido tantos pueblos originarios.

Todos estos son métodos vigentes en Ecuador, Colombia, Brasil, etc. A ello se añade la actividad de la evangelización practicada por desde católicos a protestantes y muchas otras sectas a menudo ligadas a las multinacionales mismas. O el hacer firmar contratos sin saber lo que ponen, como aquel Mapuche ciego al que Endesa obligó a firmar la concesión de sus tierras sin poder leer ni escribir y al que la firma española no tuvo escrúpulos para tirarle la casa y dejarle sin techo.

O sus tierras se invaden sin más, por la maquinaria pesada bien pertrecha de dispositivos policiales o militares. Incluso en esos territorios ya establecidos por los propios gobiernos para el uso exclusivo de pueblos originarios -como las reservas naturales- se demuestra que los acuerdos no significan nada cuando se trata de intereses capitalistas. Una vez asimilados tampoco son conocedores de las reglas a seguir para hacer oír su voz o son reprimidos (como tod@s l@s demás) por reivindicar cosas de la forma más simple. Así que cuando esta gente se hace con formas de protesta más contundentes y radicales a las tradicionales marchas o cortes de carretera, sólo podemos tener palabras de elogio. A lo dicho debemos añadir que, aunque sin caer en idealizaciones, los pueblos originarios han desarrollado un mayor respeto por los recursos y hábitat y en muchos casos son el único garante para la conservación de habitats tan fundamentales como las selvas amazónicas de Perú, Colombia, Ecuador, Brasil, Bolivia, Papúa, Congo, etc.

Ante esto hay quienes se entregan de manos a las multinacionales y los gobiernos sin saber lo que les espera al perder su forma de vida y su espacio y habitat. Hay también quienes lo predicen y declaran guerra abierta a cualquiera que ose entrar en su territorio. Este es el caso de l@s Tageri y l@s Taromenane (subgrupos de la etnia Huaoranui de Ecuador). L@s Tageri nos son conocidos por haber dado muerte a monseñor Lavaca, el cura vasco que creyó que el podría encauzar a estos incivilizados y se presentó en su territorio con sor Inés.

Estos pueblos han visto sus gentes asesinadas por cientos y también muertas por la introducción de enfermedades contagiosas a las que ellos no están inmunizados, como un simple catarro. Se han mostrado contrarios a la entrada en sus territorios de las petroleras como Repsol YPF y Petrobras que operan en su territorio, pero estas persisten. Muchos otros pueblos han exigido la salida de las petroleras de sus territorios y amenazado con pasar a acciones más radicales. Como l@s Kichwas, que el 31 de mayo de 2006 celebraron una asamblea histórica a la que asistieron 9 comunidades indígenas para ratificar su total oposición al ingreso en sus territorios de la empresa petrolera PERENCO. L@s Huaorani también han exigido la salida de Repsol y Petrobrás. En mayo de 2006 el gobierno de Ecuador rompió el contrato con la compañía usamericana Oxy y requisó las instalaciones de esta por delitos contra el medio ambiente y 42 violaciones de la ley. L@s shuar y achuar llevaban años exigiendo la salida de esta petrolera.

Pero además de la guerra declarada, otros grupos deciden mantenerse fuera del sistema tomando otras medidas de presión con las que atraer publicidad y medidas contra las multinacionales. Un ejemplo es la famosa amenaza de suicidio colectivo de l@s U’wa (Colombia) acosados por la petrolera Occidental Petroleum (Oxy) (a quien sutituyó Repsol YPF) es una de estas. Para l@s U’wa el petróleo representa la sangre de la madre tierra y su extracción significaría su muerte y también la de su gente.
Pero la acción y el valor indígenas van mucho más allá de la simple (y necesaria) protesta (a mi me causó emoción ver a Huaorani con sus atuendos típicos, sus tocados de plumas, sus torsos desnudos e incluso sus lanzas y cerbatanas asistir a manifestaciones en la ciudad contra las petroleras).

Muchos han usado la acción directa y otros métodos disuasorios del mismo modo que aquí se cortaron los cables de transporte de hormigón para el pantano de Itoiz.

A finales de agosto de 2006, l@s guaraní de Bolivia ocuparon la planta de Repsol YPF de Parapetí. Aunque ésta es una de las empresas a la que le afectó la seudo-nacionalización de los hidrocarburos promovida por el gobierno de Evo Morales, la situación para muchos (sobre todo para los indígenas) no ha cambiado. Un@s 300 Guaraní de 7 comunidades ocuparon la planta pacíficamente e instalaron un campamento. Est@s amenazaron con cerrar las válvulas de un gasoducto que transporta gas a Brasil si la empresa no aceptaba sus demandas. Previamente habían sido instruidos para que no corrieran peligro con su acción al manipular las válvulas.

En junio también otros 350 indígenas de Xingú (Mato Grosso, Brasil) pertenecientes a las etnias kamaiurá y xavante ocuparon una central hidroeléctrica en obras y amenazaron con volarla con dinamita. L@s activistas retuvieron a 300 obreros y destruyeron a mazazos parte de las instalaciones de la hidroeléctrica en construcción. El embalse Paranatinga II se sitúa en un lugar sagrado por los pueblos originarios y alberga numerosos sitios arqueológicos. Este contendrá las aguas del Cululene, el principal afluente del Xingú que riega la reserva de su nombre donde habitan 5.000 personas pertenecientes a pueblos originarios.

L@s pemones también han utilizado el sabotaje contra el desarrollismo destructor. En Octubre de 2000, activistas de este pueblo derrumbaron 7 torres de tendido eléctrico al sur de Mapaurí. La lucha contra el Tendido Eléctrico de Venezuela a Brasil fue ignorada por Chávez, quien criminalizó a las comunidades pemonas en resistencia. Este tendido atraviesa territorio Pemon ya afectado por la construcción de una carretera (Troncal 10) que atraviesa La Gran Sabana, el Parque Nacional Canaima y una zona también considerada por l@s Pemones como sagrada. Ahora Chávez pretende la construcción de un super-gaseoducto desde Venezuela a Brasil de más de 8.000 kilómetros atravesando de nuevo territorio pemon (mismo recorrido que el proyecto de tendido eléctrico).

Los mapuche (Chile-Argentina) también han utilizado el sabotaje y la acción directa sobre todo contra las empresas madereras.
En muchos casos este se ha centrado en dependencias o en maquinaria, como la acción del 5 de enero 2003. En ese caso, por ejemplo, una plantación de pino fue quemada junto a la maquinaria. El pino se planta reemplazando al pehuen (araucaria) árbol sagrado y base alimentaria mapuche. Por estas acciones much@s mapuches han sufrido presidio. A estos se les deben sumar otros a los que se acusa de participar en estos hechos, pero que no los ha cometido, en un contexto de represión indiscriminada. A tod@s ell@s se les está aplicando la ley antiterrorista, así como un nuevo Sistema Procesal Penal introducido como proyecto piloto en la 9ª Región (Chile).

De la misma forma que el ELN revienta oleoductos en Colombia, estos también son blanco del MEND en el delta de Níger (Nigeria), pero no por los mismos motivos. Nigeria ha sido un país donde las demandas de ecologistas y minorías étnicas han sufrido la mayor de las represiones, incluyendo ejecuciones como las de Ken Saro Wiwa y otros ocho activistas ogoni en 1996 (otros 20 esperaban el mismo sino, pero sus ejecuciones fueron suspendidas debido a la presión internacional). Ante esta situación y las incesantes violaciones de derechos humanos y ambientales de las multinacionales es lógico que la respuesta se intensificara.

El MEND (Movement for the Emancipation of the Nigerian Delta) está conformado por grupos étnicos minoritarios de la zona, como los Ijaw. MEND se ha puesto como objetivo «destruir totalmente la capacidad del gobierno de Nigeria de exportar petróleo». Para ello MEND realiza sabotajes, aunque se han armado también robando armamento al ejército petrolero nigeriano (como el 19 enero y 23 de marzo de 2006, cuando robaron metralletas y lanzagranadas), estableciendo que no buscan la pérdida de vidas humanas. Para ello también han expresado a sus comunidades el abandono de zonas cercanas a instalaciones petroleras para evitar daños. Después de una acción en diciembre de 2005 MEND volvió con una mayor el 12 de enero de 2006 cuando voló 3 oleoductos y atacó un barco petrolero con lanzagranadas. Ese día MEND también capturó 4 mercenarios que soltó 18 días más tarde. MEND exigió a la Shell el pago de 1,5 billones de dólares a una comunidad por daños causados por escapes de petróleo. Cuatro días más tarde el MEND destruyó una estación petrolera y dos botes militares. Los activistas fueron interceptados por lanchas militares. En el consecuente tiroteo las dos lanchas militares fueron hundidas causando la muerte de varios militares (cifras desconocidas).

El 23 de marzo activistas se encontraron en una situación parecida, capturando la lancha y armamento. Como resultado 3 militares murieron y los demás escaparon. En febrero de 2006 MEND intensificó su actividad como respuesta a la represión a los Ijaw por el ejército nigeriano. Esta consistió en 4 ataques en 5 días contra oleoductos y plataformas de extracción. MEND también secuestró a 9 trabajadores de la Shell. Al final, el activismo del MEND dio sus frutos y paró la producción petrolera en la zona. Como resultado de estas acciones Shell desalojó a 330 de sus empleados por su seguridad. La última acción que conocemos data del 29 abril de 2006 cuando MEND explotó un coche bomba con el efecto de volar cisternas petroleras. MEND también ha amenazado con volar por los aires la mayor planta de gas de Nigeria. Shell es la mayor compañía que opera en el país de mayor producción petrolera de Africa, toda ella concentrada en el delta del Níger. Las petroleras se han hecho con las tierras y las han contaminado, al igual que el agua y el aire. Pese a los altos beneficios de las multinacionales, la población local permanece en la pobreza más absoluta. El gobierno militar nigeriano (antes dictadura militar) siempre apoyó a la Shell y a otras petroleras y reprimió y ajustició a aquellos que mostraron oposición. Los pueblos originarios como los Ogoni o los Ijaw han vivido en sus carnes esa represión.

Otro caso de exitosa lucha contra las multinacionales destructoras fue el de la población de la pequeña isla de Bouganville, donde la empresa RTZ se adueñó de la isla para convertirla en una gran mina abierta de cobre: 500 m de profundidad y 7 kilómetros de largo. La mina dejó a l@s nativ@s sin tierra, sin casas y sin su habitat y, por si fuera poco, lo contaminó todo. En 1988 l@s nativ@s comenzaron a tomar cartas en el asunto y, tras robar dinamita a la empresa, empezaron a volar postes de alta tensión, maquinaria y edificios de la empresa. El Ejercito Revolucionario de Bougainville (lo más lejano a un ejercito…) consiguió sacar a la compañía de la isla. Desde entonces, han logrado producir vehículos y armas para su autodefensa utilizando los deshechos dejados por la compañía. Para carburante también utilizan su propio biodiesel hecho de aceite de coco.

Otra zona de gran actividad multinacional es Papúa Occidental, zona donde existen grupos étnicos y tribales que no se conocen entre ellos debido a la topografía y al escaso desarrollo (industrial- tecnológico). Estos grupos tribales también se han enfrentado con lanzas a las multinacionales. Si la mina de Bouganville era grande, la de oro y cobre de Papúa Occidental lo es todavía más (Freeport-McMoRan Copper & Gold Inc-USA). En 1981, por ejemplo, activistas volaron tuberías de esta compañía. Los grupos tribales están organizados en cierta forma bajo el Movimiento para una Papúa Libre (Organisasi Papua Merderka – OPM), una red de guerrer@s tribales. Indonesia ha practicado una represión brutal con ejecuciones sumarísimas: se calculan 300.000 muertos desde 1962.

fuente: revista Ekintza Zuzena Número 34. www.nodo50.org/ekintza

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La sociedad unidimensional

Publicada el 14/11/2010 - 18/01/2024 por raas

Cuanto más racional, productiva, técnica y total deviene la administración represiva de la sociedad, más inimaginables resultan los medios y modos mediante los cuales los individuos administrados pueden romper su servidumbre y alcanzar su propia liberación.

Por Herbert Marcuse

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La propaganda subversiva y los “ismos”

Publicada el 21/10/2010 - 19/10/2022 por raas

¿Cómo hacer? En esta sociedad habemos personas que estamos, por decirlo de alguna manera, «disconformes» con la misma. Queremos destruir las relaciones sociales de explotación y de dominación y reemplazarlas por otras relaciones sociales, donde la libertad del individuo sea condición para la libertad de la sociedad. Queremos la sociedad sin clases ni Estado, queremos la autogestión de nuestras vidas.

Por Ricardo Fuego
08-05-2006

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Superar el activismo

Publicada el 17/10/2010 - 13/02/2021 por raas

Por Andrew X

Introducción

Un problema evidente en el día de acción del 18-J* fue la adopción de una mentalidad activista. Este problema fue particularmente obvio con el 18-J precisamente porque las personas involucradas en organizarlo y las que participaron en el día trataron de ir más allá de estas limitaciones. Este artículo no es para criticar a alguien involucrado – más bien un intento de provocar un poco de pensamiento sobre los desafíos que nos enfrentan si somos serios en nuestra intención de eliminar el modo de producción capitalista.

Los expertos

Por «mentalidad activista» me refiero a las personas que piensan en sí mismas principalmente como activistas y como pertenecientes a una amplia comunidad de activistas. El activista se identifica con lo que hace y piensa en ello como su papel en la vida, de la misma manera que un trabajo o carrera. Del mismo modo algunas personas se identificarán con su trabajo (como un médico o un profesor), y en lugar de ser eso solamente algo que están haciendo, se convierte en una parte esencial de su imagen de sí mismos.

El activista es un especialista o un experto en el cambio social. Pensar en tí mismo como activista significa pensar en tí mismo como alguien de algún modo privilegiado o más avanzado que los otros en su apreciación de la necesidad del cambio social, en los conocimientos de cómo conseguirlo y sobre cómo liderar o estar al frente de la pelea práctica por crear este cambio.

El activismo, como todos los roles expertos, tiene su base en la división del trabajo – es una tarea especializada separada de las demás. La división del trabajo es el cimiento de la sociedad de clase, donde la división fundamental es la del trabajo mental y el trabajo manual. La división del trabajo opera, por ejemplo, en la medicina o la educación. En lugar de que curar y criar a niños sea un conocimiento general y tareas en las que todos participen, estos conocimientos se convierten en propiedad especializada de doctores y profesores, expertos de los que debemos depender para que hagan estas cosas por nosotros. Los expertos guardan celosamente las destrezas que tienen y las mistifican. Esto mantiene a las personas separadas e impotentes y refuerza la sociedad de clase jerárquica.

Una división del trabajo implica que una persona asume un papel en representación de muchos otros que renuncian a esta responsabilidad. Una separación de las tareas quiere decir que otras personas harán tu comida y tu ropa y te proporcionarán electricidad mientras tú sigues con tu tarea de conseguir el cambio social. El activista, como experto en el cambio social, asume que las otras personas no están haciendo nada para cambiar sus vidas y por esto siente un deber o una responsabilidad de hacerlo en su nombre. Los activistas piensan que están compensando la falta de la actividad de otros. Definirnos a nosotros como activistas significa definir *nuestras* acciones como las que provocarán el cambio social, por lo tanto ignorando la actividad de miles de miles de otros no-activistas. El activismo está basado en la falsa idea de que son solamente los activistas los que hacen el cambio social – mientras que por supuesto la lucha de clases transcurre constantemente.

Forma y contenido

La tensión entre la forma de «activismo» en la que nuestra actividad política aparece y su contenido cada vez más radical justamente ha estado creciendo durante los últimos años. El origen de muchas de las personas involucradas en el 18-J es el de ser «activistas» que «hacen campaña» sobre un «asunto». El progreso político que se ha logrado en el campo activista durante los últimos años ha resultado en una situación donde muchas personas han pasado de hacer campañas sobre un asunto particular contra proyectos y compañías específicas a una ambiguamente definida y sin embargo prometedora perspectiva anti-capitalista. Pero aunque el contenido de la actividad de las campañas ha cambiado, la forma del activismo sigue igual. Así que en lugar de tomárnosla con Monsanto e ir a sus oficinas centrales y ocuparlas, hemos visto más allá de la faceta particular de capital representada por Monsanto y de esta manera desarrollamos una «campaña» contra el capitalismo. ¿Y qué mejor lugar para ir y ocupar que lo que es percibido como las oficinas centrales del capitalismo – la ciudad?

Nuestros métodos de operar todavía son los mismos como si estuviéramos enfrentando a una corporación o proyecto particular, a pesar del hecho de que el capitalismo es mucho más que eso y los medios para derribar a una compañía particular no son para nada los mismos que para derribar al capitalismo. Por ejemplo, la vigorosa campañas de activistas por los derechos del animal han conseguido destrozar tanto a los criadores de perro Consort como los criadores de gatos de Hillgrove Farm. Las empresas quebraron y entraron en bancarrota. De forma semejante la campaña emprendida contra los archi-vivisectores Huntingdon Life Sciences tuvo éxito en reducir el precio de sus acciones cerca de un 33 %, pero la compañía se las arregló para sobrevivir a duras penas a través de una desesperada campaña de relaciones públicas en la Ciudad para recuperar los precios (1). El activismo puede ser muy exitoso para hacer caer un negocio, sin embargo para hacer caer al capitalismo se requerirá mucho más que simplemente extender esta actividad a cada negocio en cada sector. De forma semejante al ataque de las carnicerías por activistas de derechos del animal, el resultado neto es probablemente solamente ayudar los supermercados al cerrar todas las  pequeñas carnicerías, ayudando de esta manera al proceso de la competencia y de la «selección natural» en el mercado. Por lo tanto, los activistas a menudo consiguen destruir una pequeña empresa mientras refuerzan al capital en general.

Una cosa similar es aplicable con el activismo anti-autopistas. Las protestas anti-autopistas a larga escala han creado oportunidades para a todo un nuevo sector del capitalismo – la seguridad, la vigilancia, los constructores de túneles, los expertos y los consultores. Somos ahora un «riesgo del mercado» entre otros para ser tenidos en cuenta en las licitaciones por un contrato de autopistas. Podemos haber ayudado al dominio de las fuerzas de mercado, forzando fuera de él a las compañías más débiles y menos capaces. La consultora anti-protestas Amanda Webster dice: «El advenimiento del movimiento de protesta en realidad proveerá las ventajas del mercado a aquellos contratistas que puedan manejarlo eficazmente.» (2) De nuevo, el activismo puede hacer caer una empresa o parar una autopista pero el capitalismo sigue su camino alegremente, más fuerte que antes.

Estas cosas son seguramente una señal, si una fuera necesaria, que desestabilizar al capitalismo requerirá no sólo un cambio cuantitativo (más acciones, más activistas) sino también uno cualitativo (tenemos que descubrir una forma más eficaz de operar). Parece que tenemos muy poca idea de lo que exige en realidad derribar el capitalismo. Como si todo lo que haría falta fuera alcanzar algún tipo de masa crítica de activistas ocupando oficinas y luego tendríamos una revolución….

La forma del activismo ha sido conservada incluso mientras el contenido de esta actividad se ha movido más allá de la forma que lo contiene. Todavía pensamos como «activistas» que hacen una «campaña» sobre un «asunto», y como somos activistas de «acción directa» iremos a «hacer una acción» contra nuestro blanco. El método de hacer campaña contra un proyecto o una compañía particular ha sido trasladado a esta nueva forma de enfrentar al capitalismo. Estamos intentando enfrentar al capitalismo y conceptualizar lo que estamos haciendo en términos totalmente inapropiados, utilizando un método de operar propio del reformismo liberal. Así tenemos el espectáculo bizarro de «hacer una acción» contra el capitalismo – una práctica completamente inadecuada.

Los roles

El rol del «activista» es un rol que asumimos de la misma forma que el de policía, padre o sacerdote – una extraña forma psicológica que usamos para definirnos a nosotros mismos y a nuestra relación con otros. El «activista» es un especialista o experto en el cambio social – sin embargo mientras más nos aferramos a este rol y noción de quien somos, más impedimos el cambio que deseamos. Una revolución verdadera implicará la desaparición de todos los roles preconcebidos y la destrucción de toda especialización – la reclamación de nuestras vidas. El tomar el control de nuestros propios destinos (en esto consiste el acto de la revolución) involucrará la creación de nuevas identidades y nuevas formas de interacción y de comunidad. Los «expertos» solamente pueden ser un obstáculo a esto.

La Internacional Situacionista desarrolló una crítica severa de los roles y particularmente del rol del «militante». Su crítica estaba dirigida en su mayor parte contra las ideologías izquierdistas y social-democrátas porque esas eran las principales de su momento. Aunque estas formas de alienación todavía existen y están claramente a la vista, en nuestro entorno especial encontramos con más frecuencia al activista liberal que al militante de izquierda. Sin embargo, comparten muchas características en común (lo cual por supuesto no es ninguna sorpresa).

El Situacionista Raoul Vaneigem definió los roles de esta manera: «Los estereotipos son las imágenes dominantes de un período…. El estereotipo es el modelo del rol; el rol es una forma de comportamiento. La repetición de una actitud crea un rol.» Desempeñar un rol es cultivar una apariencia de negligencia para todo auténtico ser: «sucumbimos a la seducción de actitudes prestadas.» Como «actores» que desempeñamos un rol caemos en la falta de autenticidad – reduciendo nuestras vidas a una serie de clichés – «convirtiendo [nuestro] día en una serie de poses escogidas más o menos inconscientemente entre el rango de los estereotipos dominantes.» (3) Este proceso ha funcionado desde los primeros días del movimiento anti-caminos. En Twyford Down luego del Miércoles Amarillo en Diciembre del 92, la cobertura de la prensa y medios de comunicación se concentró en la tribu Dongas y el aspecto contracultural de las protestas. Inicialmente éste no era de ningún modo el elemento predominante – había un gran grupo de vagabundos en el desalojo por ejemplo (4). Pero las personas atraídas hacia Twyford por la cobertura periodística pensaban que cada persona allí tenía rastas. La cobertura periodística tenía el efecto de hacer que personas «corrientes» se desinteresaran y los del tipo contracultural se integraran – reduciendo la diversidad de las protestas. Más recientemente, una cosa similar ha ocurrido en la manera en la que personas atraídas a sitios de protesta por la cobertura de Swampy a quienes habían visto en la tele empezaron a reproducir en sus propias vidas las actitudes presentadas por los medios de comunicación como características del rol del «eco-guerrero» (5).

«Justo como la pasividad del consumidor es una pasividad activa, la pasividad del espectador reside en su habilidad de asimilar los roles e interpretarlos de acuerdo con las normas oficiales. La repetición de imágenes y estereotipos brinda un juego de modelos del que todos debemos escoger un rol.» (6) El rol del militante o del activista es sólo uno de estos roles, y allí, a pesar de toda la retórica revolucionaria que va con ese rol, yace su conservadurismo.

La actividad supuestamente revolucionaria del activista es una rutina aburrida y estéril – una repetición continua de algunas acciones sin potencial de cambio alguno. Los activistas probablemente resistirían el cambio si viniera porque afectaría las certezas fáciles de su rol y el bello y bonito refugio que han construido para sí. De la misma manera que dirigentes sindicales, los activistas son eternos representantes y mediadores. Al igual que los dirigentes sindicales estarían contra sus trabajadores si estos tuvieran éxito en su lucha -ya que esto los dejaría sin trabajo-, el rol del activista es amenazado por el cambio. Efectivamente la revolución, o incluso cualquier movimiento verdadero en esa dirección, perturbaría profundamente a los activistas al deprivarlos de su rol. Si *todos* se están convirtiendo en revolucionarios entonces ya no eres tan especial, ¿o sí?

¿Así que por qué actuamos como activistas? ¿Simplemente porque es la alternativa más fácil? Caer en el rol del activista es fácil porque se ajusta a esta sociedad y no la desafía – el activismo es una forma aceptada de disenso. Incluso si como activistas estamos haciendo cosas que no son aceptadas y son ilegales, la forma misma del activismo es como si fuera un trabajo – quiere decir que encaja en nuestra psicología y nuestra crianza. Tiene cierta atracción precisamente porque no es revolucionario.

No necesitamos más mártires

La clave para comprender tanto el rol del militante como el del activista es la abnegación – el sacrificio del ser propio hacia «la causa», que es identificada como algo separado del propio ser. Esto por supuesto no tiene nada que ver con la verdadera actividad revolucionaria que es el apoderamiento del propio ser. El martirio revolucionario va de la mano con la identificación de alguna causa como algo separado de la propia vida – una acción en contra del capitalismo que identifica el capitalismo como algo «allá afuera» en la ciudad está básicamente equivocada – el verdadero poder del capital está aquí mismo en nuestra vida diaria – recreamos su poder todos los días porque el capital no es una cosa sino una relación social entre las personas (y por lo tanto clases) mediada por cosas.

Por supuesto no estoy sugiriendo que todos los involucrados en el 18 de Junio compartan en la misma medida la aprobación de este rol y la abnegación que va con él. Como dije arriba, el problema del activismo se hizo particularmente evidente el 18 de Junio precisamente porque fue un intento de escapar de estos roles y de nuestras maneras corrientes de operar. Gran parte de lo que está expuesto aquí es una idea extrema (worst case scenario) de a lo que puede llevar jugar el rol de un activista. La cantidad de similitudes que podamos reconocer dentro de nuestro propio movimiento nos dará una señal de cuánto trabajo tenemos por delante.

El activista hace de la política algo aburrido y estéril y aleja a las personas de ella, pero interpretar el rol eventualmente también termina perjudicando al mismo activista. El rol del activista causa una separación entre el fin y los medios: la abnegación implica crear una división en la revolución como amor y placer en el futuro pero deber y rutina en el presente**. La cosmovisión del activismo es dominada por la culpa y el deber, porque el activista no está luchando a favor de sí mismo sino por una causa separada: «Todas las causas son igualmente inhumanas.» (7)

Como activista tienes que negar tus propios deseos porque tu actividad política es definida de tal forma que estas cosas no cuentan como «política». Pones a «la política» en un compartimento separado del resto de tu vida – es como un trabajo…. Haces «política» de 9 a 5 y luego te vas a casa y haces otra cosa. Y como está en un compartimento separado, la «política» permanece inmune a toda consideración práctica de eficacia en el mundo real. El activista se siente obligado a seguir ejecutando de manera autómata la misma vieja rutina todos los días, sin detenerse o considerar lo que está haciendo. El activista es mantenido ocupado y lidia con su culpa golpeando su cabeza contra una pared, si es necesario.

Parte de ser revolucionario debería ser saber cuándo hay que detenerse y esperar. Debería ser importante saber cómo y cuándo atacar para lograr una máxima eficacia y también cómo y cuándo NO atacar. Los activistas tienen esta actitud de «Debemos hacer algo ahora!’ que parece alimentada por la culpa. Esto es completamente anti-táctico.

La abnegación del militante o del activista es reflejada en su poder sobre otros como experto – de la misma manera que en una religión hay una clase de jerarquía basada en el sufrimiento y la rectitud. El activista asume el poder sobre otros en virtud de su grado más grande de sufrimiento (los grupos de activistas «no- jerárquicos» en realidad constituyen una «dictadura del más comprometido»). El activista usa la coerción moral y la culpa para ejercer poder sobre otros menos experimentados en la teología del sufrimiento. La subordinación de sí mismos va de la mano con la subordinación de otros por ellos – todos esclavizados por «la causa». Los militantes y activistas abnegados atrofian sus propias vidas y su propia voluntad de vivir – esto genera una amargura y una antipatía hacia la vida que se vuelve hacia afuera para marchitar todo lo demás. Son «los grandes despreciadores de la vida…. los partisanos de la abnegación total…. sus vidas retorcidas por su monstruoso ascetismo.» (8) Podemos ver esto en nuestro propio movimiento, por ejemplo in situ, en el antagonismo entre el deseo de holgazanear y pasarlo bien versus la ética llena de culpa de trabajar/construir/fortificar/armar barricadas y en la pasión a veces excesiva con que se denuncia los descansos o pausas. El mártir abnegado se ofende e indigna cuando ve a otros que no se están sacrificando. De la misma manera que cuando el «trabajador honesto» ataca con saña al haragán, sabemos que esto se debe a que en realidad odia su trabajo y el martirio que ha hecho de su vida y odia ver alguien librarse de ese destino, odia ver a alguien que se divierte mientras está sufriendo – debe arrastrar a todos a la mugre junto con él – una igualdad de la abnegación.

En la vieja cosmología religiosa, el mártir exitoso fue al cielo. En la cosmovisión moderna los mártires exitosos pueden aspirar a quedar en la historia. La abnegación más grande, el éxito más grande en crear un rol (o incluso mejor, en diseñar uno por completo para que las personas lo imite – por ejemplo el eco-guerrero) gana una recompensa en la historia – el cielo burgués.

La vieja izquierda era muy abierta en su llamado para el sacrificio heroico: «¡Sacrifíquense con alegría, hermanos y hermanas! ¡Por la Causa, por el Orden Establecido, por el Partido, por la Unidad, por la Carne y las Papas!» (9) Pero en estos días es mucho más velado: Vaneigem acusa a los «jóvenes izquierdistas radicalizados» de «entrar el servicio de una Causa – la «mejor» de todas las Causas. El tiempo que tienen para la actividad creativa lo despilfarran en repartir planfletos, poner afiches, manifestarse o abuchear a políticos locales. Se convierten en militantes, fetichizando la acción porque otros están pensando por ellos.» (10)

Este nos resulta familiar – particularmente lo de fetichizar la acción. En grupos de izquierda a los militantes participan en interminables trabajos de rutina porque el jefe de grupo o el gurú ya tiene delineada la «Teoría», la cual sólo puede aceptarse y engullirse: la «línea» del partido. Con los activistas de acción directa es algo ligeramente diferente – la acción es fetichizada, pero por la aversión hacia cualquier teoría, la que fuera.

Aunque está presente, ese elemento del rol del activista que depende de la abnegación y el deber no fue tan significativo en el 18 de Junio. Lo que es más importante para nosotros es el sentimiento de separación de «las personas corrientes» que viene con el activismo. Las personas identificadas con alguna rara subcultura o grupo exclusivo que serían los «Nosotros», como opuesto a los «Ellos» de todos los demás en el mundo.

Aislamiento

El rol del activista es un aislamiento autoimpuesto de todas las personas con las que deberíamos estar conectándonos. Asumir el rol de un activista te separa del resto de la raza humana como alguien especial y diferente. Las personas tienden a pensar de sí mismas en primera persona del plural (¿a quién te refieres cuando dices «nosotros»?) como si hiciera referencia a alguna comunidad de activistas, en vez de una clase. Por ejemplo, durante algún tiempo en el entorno activista ha sido popular arguír a favor del «no más campañas aisladas» y la importancia de «conectarse». Sin embargo, la concepción de muchas personas acerca de lo que esto involucraba era la de «conectarse» con *otros activistas* y otros grupos de campaña. El 18 de Junio lo demostró muy bien; la idea fue juntar a todos los representantes de todas las causas o asuntos en un lugar en cierto momento, relegándonos voluntariamente a nosotros mismos al guetto de las buenas causas.

Del mismo modo, los diversos foros de debate en la red que han surgido recientemente en el país (la Alianza Rebelde en Brighton, NASA en Nottingham, Asamblea Disturbiosa en Manchester, el London Underground, etc.) tienen un objetivo similar – conseguir que todos los grupos de activistas en la zona se comuniquen. No estoy criticando esto – es un elemento esencial indispensable para la acción futura -, pero debería ser reconocida por la forma sumamente limitada de «conectarse» que representa. También es interesante que lo que tienen en común los grupos que asisten a estas reuniones es que son grupos de activistas – lo que realmente les ocupa parecer ser una consideración secundaria.

No es suficiente simplemente el buscar conectar a todos los activistas del mundo, ni tampoco tratar de transformar a más personas en activistas. Contrariamente a lo que algunas personas pueden pensar, no estaremos más cerca a una revolución si muchas personas se hacen activistas. Algunas personas parecen tener la extraña idea de que lo que hace falta es que todos sean persuadidos de algún modo en hacerse activistas como nosotros y entonces tendremos una revolución. Vaneigem dice: «La revolución es hecha todos los días a pesar de, y en oposición a, los especialistas de la revolución.» (11)

El militante o activista es un especialista en el cambio social o la revolución. El especialista recluta a otros en su propia área diminuta de especialización para incrementar su propio poder y por lo tanto disipar la comprensión de su propia impotencia. «El especialista…. se enrola sí mismo para enrolar a otros.» (12) Como un esquema de venta en pirámide, la jerarquía se auto-replica – tú eres reclutado y para no estar al final de la pirámide, tienes que reclutar a más personas para que estén debajo tuyo, quienes después hacen exactamente lo mismo. La reproducción de la sociedad alienada de los roles se consuma a través de los especialistas.

Jacques Camatte en su composición que «Sobre la organización» (1969) (13) llega a la sagaz conclusión de que las agrupaciones políticas terminan siendo como «pandillas» que se definen por la exclusión – a menudo la primera lealtad de los miembros es hacia al grupo en vez de hacia la lucha. Su crítica es aplicable especialmente a las miríadas de sectas izquierdistas y grupúsculos a las que estaba dirigida pero es aplicable también aunque en menor grado a la mentalidad activista.

El grupo político o partido sustituye por propia iniciativa al proletariado y su propia superviviencia y reproducción se convierten en primordiales – la actividad revolucionaria se convierte en sinónimo de «construir el partido» y reclutar miembros. El grupo tiende a creer que goza de una apreciación única de la verdad y todos fuera del grupo son tratados como idiotas con necesidad de ser educados por esta vanguardia. En lugar de un debate igualitario entre compañeros conseguimos la separación de teoría y propaganda, donde el grupo tiene su propia teoría, que es guardada casi en secreto en la creencia de que los candidatos a entrar no tienen todavia la capacidad mental suficiente para comprenderla y deben ser atraídos hacia la organización con alguna estrategia de populismo. Este método deshonesto de lidiar con aquellos en el exterior del grupo es similar a un culto religioso – ellos nunca te dirán por adelantado lo que son.

Podemos ver aquí algunas semejanzas con el activismo, en la manera que el entorno activista actúa de la misma forma que una secta de izquierda. El activismo como un todo tiene algunas de las características de una «pandilla». Las pandillas activistas a menudo pueden terminar siendo alianzas de clase, incluyendo a toda clase de liberales reformistas porque también ellos son «activistas». Las personas se conciben principalmente como activistas y su lealtad primaria es a la comunidad de activistas y no a la lucha en sí. La «pandilla» es la comunidad ilusoria, distrayéndonos de crear una comunidad más amplia de resistencia. La esencia de la crítica de Camatte es un ataque a la creación de una división interior/exterior entre el grupo y la clase. Tendemos a pensar de nosotros mismos como activistas y por lo tanto como seres distintos y con intereses diferentes de la masa de personas de clase obrera.

Nuestra actividad debería ser la expresión inmediata de una lucha real, no la afirmación de la diferencia y la separación de un grupo especial. En los grupos marxistas la posesión de la «teoría» es la cosa esencial que determina el poder. Es diferente en el entorno activista, pero no tan diferente. La posesión de un «capital social» relevante – conocimientos, experiencia, contactos, equipamiento, etc. – es la cosa principal que determina el poder.

El activismo reproduce la estructura de esta sociedad en sus operaciones: «Cuando el rebelde empieza a creer que está luchando a favor de un bien mayor, el principio autoritario consigue una marca (filip).» (14) Este no es un tema trivial, pero está en la base de las relaciones sociales capitalistas. El capital es una relación social entre las personas mediada por cosas – el principio básico de la alienación es que vivimos nuestras vidas al servicio de una *cosa* que nosotros mismos hemos creado. Si reproducimos esta estructura en el nombre de una política que se declara anti-capitalista, hemos perdido antes de empezar. No puedes luchar contra la alienación con medios alienados.

Una propuesta modesta

Ésta es una propuesta modesta de que debemos desarrollar maneras de operar adecuadas a nuestras ideas radicales. Esta tarea no será fácil y el autor de este breve artículo no tiene más claro que otros el cómo debemos continuar. No estoy argumentando que el 18 de Junio debio haber sido abandonado o atacado, efectivamente fue un intento valiente de ir más allá de nuestras limitaciones y crear algo mejor que lo que tenemos actualmente. Sin embargo, en sus intentos de romper con las maneras antiguas y formales de hacer las cosas ha mostrado mas claramente los lazos que todavía nos atan al pasado. Las críticas del activismo que he expresado arriba no son todas aplicables al 18 de Junio. Sin embargo hay un cierto paradigma de activismo que en el peor caso incluye todo lo que he descripto arriba y el 18 de Junio comparte este paradigma en cierto punto. Dejo el lector la decisión de hasta qué punto lo comparte.

El activismo es una forma que nos es impuesta en parte por la debilidad. Como la acción conjunta emprendida por Reclaim the Streets y los portuarios de Liverpool – nos encontramos en una época donde la política radical es a menudo el producto de la debilidad mutua y el aislamiento. Si este es el caso, puede no estar dentro de nuestro poder el escapar del rol de activistas. Puede ser que en épocas de un descenso en las luchas, aquellos que continúan trabajando por la revolución social se marginalizan y llegan a ser vistos (y verse a sí mismos) como un grupo especial separado de las personas. Puede ser que esto solamente es capaz de ser corregido durante un resurgimiento general de la lucha cuando no seremos más fenómenos y bichos raros ya que simplemente estaremos diciendo lo que está en las mentes de todo el mundo. Sin embargo, para trabajar en aumentar la lucha será necesario romper con el rol de activistas lo más que podamos – tratar de superar constantemente nuestras limitaciones y restricciones.

Históricamente, los movimientos que más cerca han estado de desestabilizar, remover o ir más allá del capitalismo no han tomado en absoluto la forma del activismo. El activismo es esencialmente una forma política y un método de operar adecuado para el reformismo liberal que está siendo empujado más allá de sus propios límites y usado para propósitos revolucionarios. El rol del activista en sí debe ser problemático para aquellos que desean la revolución social.

* Se refiere al 18 de Junio de 1999, donde miles de activistas anti-globalización tomaron las calles de Londres y se enfrentaron a la policía. También hubo manifestaciones y acciones en otras partes del mundo, incluyendo a la famosa “batalla de Seattle” en EEUU (Nota del traductor).
**  «El presente es lucha, el futuro es nuestro» (Nota del traductor al castellano)

notas:
1) Rodeando la Milla Cuadrada: Una Guía Básica para la Ciudad de Londres (J18 Publications (UK), 1999) p. 8
2) Ver ‘Acción Directa: Seis Años de Trayectoria’ en Hacer o Morir No. 7, p. 3
3) Raoul Vaneigem – La Revolución de la Vida Cotidiana, Trans. Donald Nicholson-Smith (Left Bank Books/Rebel Press, 1994) – publicado por primera vez en 1967, pp. 131-3
4) ver ‘El Día que Derribaron a Twyford’ en Hacer o Morir No. 1, p. 11
5) ver ‘La Política de la Personalidad: La Espectacularización de Fairmile’ en Hacer o Morir No. 7, p. 35
6) Op. Cit. 2, p. 128
7) Op. Cit. 2, p. 107
8 ) Op. Cit. 2, p. 109
9) Op. Cit. 2, p. 108
10) Op. Cit. 2, p. 109
11) Op. Cit. 2, p. 111
12) Op. Cit. 2, p. 143
13) Jacques Camatte – ‘Sobre la Organización’ (1969) en Este Mundo que Debemos Abandonar y Otros Ensayos (New York, Autonomedia, 1995)
14) Op. Cit. 2, p. 110

Traducido del inglés por Ricardo Fuego en Octubre del 2005.

Fuente Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques

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Criticas y observaciones sobre la idealización del método asambleario

Publicada el 04/10/2010 - 31/01/2018 por raas

“El movimiento estudiantil es meramente defensivo, le sigue el juego al sistema aunque muchos no sean conscientes. Mientras él nos pega una paliza nosotros nos acurrucamos en el suelo. En un conflicto real, deberíamos estar de pie y en postura de combate.” Asamblea de Estudiantes Libertarios (Assemblea d’Estudiants Llibertàries UV)

Consideramos que la asamblea es el espacio real en el que las personas pueden expresarse y decidir individual y colectivamente sobre los asuntos que les conciernen. En ella, se toman decisiones mediante la discusión y la deliberación cara a cara. Las asambleas son –además- el lugar del encuentro y la comunicación directa entre personas que así se van entretejiendo como grupo y por tanto, se van dando identidad y fortaleza existencial. Analizando experiencias desarrolladas a lo largo del tiempo, ha quedado más que claro que las asambleas son el mejor método para organizarse horizontalmente.

Esto es un intento de realizar una crítica lo más constructiva posible con el fin de volvernos más efectivos, mostrando alternativas a lo realizado hasta ahora en las experiencias asamblearias que se han dado en las Universidades. Bajo nuestro punto de vista, una manifestación, una asamblea, la constitución de grupos entre afines, una toma, una intervención, etc. son medios que utilizamos para alcanzar nuestros fines (claro ejemplo es lo que sucedió en la Facultad de Psicología en el año 2009 en cuanto a la cuestión edilicia, o en la de Humanidades y Artes en el 2008 frente al conflicto con la seguridad privada; ambas pertenecientes a la Universidad de Rosario, Región Argentina). Es decir, estar bien organizados no es un fin en sí mismo, sino una herramienta que nos acercará más a nuestro objetivo.

Hay que analizar cada herramienta, ver de qué nos puede servir, puntos a favor, en contra; y usarla conforme a lo que necesitemos. No hay que demonizar ni mitificar ningún método, debemos ver en qué medida nos son útiles y conforme a eso actuar. Aunque la organización es imprescindible hasta para la más mínima tarea, no podemos dedicarnos exclusivamente a eso. Demasiados e innecesarios cambios en la forma de organizarse provocan pérdidas de tiempo y desgaste en la gente que participa.

Es necesario remarcar que el movimiento estudiantil arrastra un pesado lastre: la falta de información, formación y participación de los estudiantes en torno a las luchas sociales. Esta inexperiencia nos hace estar dando golpes al aire continuamente. No hay conciencia combativa, por eso, cuando aparece algún conflicto, en lugar de remediarlo atacándolo de raíz, empezamos a organizarnos, discutiendo tediosamente, dando mil vueltas al mismo –y probablemente estúpido– asunto. De esta manera, siempre nos agarran desprevenidos, y las luchas terminan siendo conducidas por quienes no tienen ningún interés real en solucionar los problemas, a no ser que esto les represente algún rédito político. Esto sucede, en gran parte, porque ellos saben de antemano qué es lo que quieren y cómo conseguirlo, y no pierden el tiempo para comenzar a accionar.

Es por eso que afirmamos que este método, más allá de sus ventajas, no deja de ser sólo eso, un método, una herramienta, y como tal no debe ser mitificada, puesto que atentaría contra el pensamiento estratégico. Es evidente que las asambleas no funcionan casi nunca como describimos anteriormente, ya que suelen convertirse en el espacio de la manipulación, la coerción, el engaño, la competencia y/o la prefabricación de acuerdos colectivos entre grupos ‘aparateadores’, así como también el medio de consecución y preservación del poder de estos mismos grupos, compuestos por la más variada gama de izquierdistas recuperadores de las luchas en favor del sistema, que intentan erigirse como nuestros patéticos dirigentes. Estos bastardos siempre van a estar ahí, intentado llevarnos por el camino que a ellos les interesa, velando siempre y sin excepción por sus propios intereses partidistas que nada tienen que ver con los nuestros. Aunque ellos siempre lo negarán, sus métodos los delatan.

Estos contrarrevolucionarios cooptan las asambleas, conduciendo los temas de discusión –y con ello condicionando a su vez las determinaciones, ya que una pregunta astutamente formulada puede a veces conducir a una única respuesta– en pos de sus intereses como grupo u organización. Pareciera que nunca se discute nada relevante, que todo lo que podamos hacer por revertir esta situación es inútil y queda en la nada. Esto se debe a que la ausencia de una estructura, así como de métodos y medidas claras y funcionales para evitar que esto suceda, no es algo casual, sino que suele responder a sus mismos intereses.

Imponer asambleas abiertas aún cuando no es necesario, es un claro error: todo no debe ser discutido abiertamente, porque así participan los partidos y los imbéciles de siempre. Hay que saber marcar la línea. El pensamiento dominante encuentra en la democracia el canal perfecto para expresarse, con la asamblea a la cabeza. A menudo dar voz a todos es dar oídos a las ideas dominantes.

Pero también es necesario realizar una autocrítica para con nosotros, quienes permitimos que esto siga ocurriendo. Gran parte de su estrategia consiste en monopolizar la palabra, con la complicidad de una cómoda inacción por parte de los estudiantes. Esta inacción se debe en muchos casos a una falta de convicción real y a esa difusa presión de “cumplir” con la politización que nombrábamos antes, pero en otros proviene de una falta de formación política autodidacta, lo cual provoca que los izquierdistas –quienes generalmente cuentan con una formación como cuadros político-dirigentes y con más experiencia, siendo muchas veces incluso militantes profesionales– intimiden al estudiante promedio, a quien de todas formas la mayoría de las veces poco parece importarle.

Así, estos infames ‘militantes’ desmovilizan todo lo que no les gusta, cualquier cosa que hagan los estudiantes sin pasar por su asamblea –es decir, sin pasar por su censura–, todo lo que se les pueda escapar de las manos, que pueda arruinar la buena imagen que se han creado con las instituciones. Esta posición privilegiada de mediación entre instituciones y estudiantes les permite sacar tajada de ambos: la Universidad les puede premiar para que desmovilicen a los estudiantes, los estudiantes les pueden ceder su fuerza y capacidad de decisión para luchar contra la Universidad. Y ellos pueden usar esta posición para sus propios beneficios políticos.

Debemos entender que, en cualquier momento de un proceso de toma de decisiones, quedarse callado y presenciar cómo se lleva a cabo una asamblea que es una caricatura de deliberación colectiva implica ser cómplice de las maniobras y la manipulación de los grupos o corrientes que las están utilizando para imponer sus intereses. Es necesario perder el temor a la confrontación de estas prácticas o a ser considerado un ingenuo. Nunca debemos bajar la guardia. Debemos enfrentar sus lascivas intervenciones con argumentos sólidos y bien enumerados, desenmascarándoles ante los otros integrantes de la asamblea, exponiendo sus verdaderas intenciones, e incluso, en una situación en la que la correlación de fuerzas sea la adecuada, finalmente echarlos de las asambleas.

No queremos ser malinterpretados: animamos a la gente a que participe en las asambleas, pero también a que haga acciones al margen de ellas, con sus amigos, con sus compañeros más cercanos, con gente en la que sabe que puede confiar. Hay que dejar de idealizar las asambleas como instancia colectiva máxima y deseable, y apuntar paralelamente a modos de organización para la discusión y para la acción más reducidos entre afines y posibles afines. Estos lazos de amistad, afinidad y confianza, y el hecho de que estos grupos no tengan que rendir cuentas ante nadie –autonomía– los hace sumamente efectivos. Pequeños pero numerosos grupos, realizando pequeñas pero continuadas acciones, son infinitamente más efectivos que una manifestación masiva, ya sea ésta pacífica o violenta.

Y seguimos alentando a los estudiantes que participan en las asambleas a que desconfíen siempre de los que se la dan de expertos, de dirigentes, de los que están siempre hablando y no dejan a los demás, de los que no tienen en cuenta la opinión de otros, de los que pretenden que todo el mundo tiene que ir detrás suyo, de los que siempre se encargan de todo como si nos hicieran un favor, de los que tratan de desmovilizar cualquier acción con la que no están completamente de acuerdo, de los que se la dan de valientes y son unos cobardes… El tiempo pondrá a cada cual en su lugar. En el futuro veremos a estos estudiantes “revolucionarios” vendiendo obreros en cualquier sindicato o intentando escalar cargos en tal o cual partido izquierdoso para vivir a costa nuestra y defender todo aquello que ahora dicen atacar.

La Miseria
Agrupación Contra la Universidad
www.la-miseria.blogspot.com

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Entre el miedo y la violencia. Estrategias de terror y de represión para el control social

Publicada el 06/02/2010 - 24/08/2023 por Ecotropía

Caminando sobre el miedo

Vivimos sobre el miedo. Miedo al fracaso, miedo a la soledad, miedo a la muerte. Miedo a la pobreza, miedo a la marginación. Miedo a enfermedades, a la inseguridad. Miedo a la exclusión. Miedo a los delincuentes, miedo a la prisión. Miedo a los extraños, miedo a perder el trabajo, a perder la vivienda. Miedo a la violencia. Y miedo tras miedo marcan el sino de nuestras acciones, de nuestras decisiones, de nuestras opiniones y de nuestra visión de la sociedad.

Por Jaume Balboa
Colectivo Escuela Libre

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La historia del sostenedor del cielo

Publicada el 18/01/2010 - 24/08/2023 por Ecotropía

«Según nuestros más anteriores, al cielo hay que sostenerlo para que no se caiga. O sea que el cielo no mero está firme, sino que cada tanto se pone débil y como que se desmaya y se deja caer así nomás como se caen las hojas de los árboles y entonces puras calamidades que pasan porque llega el mal a la milpa y la lluvia lo rompe todo y el sol castiga al suelo y es la guerra quien manda y es la mentira quien vence y es la muerte quien camina y es el dolor quien piensa. Dijeron nuestros más anteriores que así pasa porque los dioses que hicieron el mundo, los más primeros, tanto empeño pusieron en hacer el mundo que, después de terminarlo, ya no muy tenían fuerza para hacer el cielo o sea el techo de nuestra casa y le pusieron ahí nomás lo que se les ocurrió y entonces el cielo está puesto sobre la tierra nomás como un techo de ésos de plástico. Entonces el cielo no está mero firme, sino que a veces como que se afloja. Y has de saber que cuando esto pasa, se desarreglan los vientos y las aguas, el fuego se inquieta y la tierra da en levantarse y caminarse sin encontrar donde estarse sosiega.»

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Seducción perversa

Publicada el 27/10/2009 - 08/09/2018 por raas

¿Qué hay de tan seductor en estos mundos listos para usar creados por el capital? ¿Qué es lo que los diferencia de los mundos concretos, actuales?

Por Suely Rolnik

La respuesta a esta pregunta salta a la vista si podemos penetrar el velo espesamente tejido de imágenes que empañan el ejercicio objetivante de nuestra sensibilidad visual y ofuscan su ejercicio vibrátil. Podemos entonces ver que lo que seduce en estos mundos en es la imagen de autoconfianza, prestigio y poder de los personajes que los habitan, como si ellos hubiesen resuelto la paradoja incorporándose para siempre a los salones de los supuestamente “garantizados” [1]. En otras palabras, lo que seduce de los mundos-imagen creados por el capital es, básicamente, la ilusión que transmiten de que existen mundos cuyos habitantes nunca experimentan fragilidad y sentimientos de vértigo, o que por lo menos tienen el poder de evitarlos o controlar la inquietud que provocan, viviendo una especie de existencia hedonista, llana y sin turbulencia, eternamente estable. Esta ilusión alberga la promesa de que esa vida existe, que el acceso a ella es posible, y aún más, que sólo depende de la incorporación de los mundos creados por el capital. Una relación perversa se establece entre la subjetividad del receptor/consumidor y estos personajes-imagen.

El glamour de esta gente privilegiada y el hecho de que como seres mediáticos son inaccesibles por su propia naturaleza, es interpretado por el receptor como una señal de su superioridad. Como en cualquier relación perversa en la que la persona seducida idealiza la arrogante indiferencia de la persona que seduce –en lugar de verla como signo de su miseria narcisista y su incapacidad de ser afectada por el otro—, el receptor/consumidor de estos personajes se siente descalificado y excluido del mundo de ellos. Identificado con este ser-de-imagen y tomándolo como modelo con la esperanza de que un día llegará a ser digno de pertenecer a su mundo, el consumidor comienza a desear parecérsele, poniéndose en una posición de sumisión y perpetua demanda de reconocimiento. Como ese deseo queda insatisfecho, por definición, la esperanza es de corta vida. El sentimiento de exclusión siempre retorna, y la subjetividad, para librarse de este sentimiento, se somete aun más, movilizando continuamente sus fuerzas a un grado más alto, en una carrera vertiginosa para encontrar mundos listos-para-usar para incorporarlos y concretarlos.

Esta promesa mentirosa constituye el mito fundamental del capitalismo mundial integrado [2]: la fuerza impulsora de su política de subjetivación, la diferencia que introduce en la experiencia contemporánea de desterritorialización. La ilusión que mantuvo la estructura del sujeto moderno adquiere aquí una nueva fórmula. Es transvaluado y alcanza la cima de su credibilidad en la religión del capitalismo cultural. Una religión monoteísta cuyo escenario es básicamente el mismo de todas las religiones de esta tradición: existe un Dios todopoderoso que promete el paraíso, con la diferencia de que el capital está en la función de Dios y el paraíso que promete está en esta vida y no más allá de ella. Los seres glamorosos de los mundos de la propaganda y del entretenimiento cultural de masas, con su garantido glamour, son los santos de un panteón comercial: “superestrellas” que brillan en el cielo-imagen por encima de las cabezas de cada uno, anunciando la posibilidad de unirse a ellos [3].

La creencia en la promesa religiosa de un paraíso capitalista es lo que sostiene la instrumentalización exitosa de los poderes subjetivos. El sentimiento de humillación que produce esta creencia y la esperanza de algún día alcanzar esa meta y escapar de la exclusión moviliza el deseo de realizar los mundos listos-para-usar ofrecidos en el mercado. Por medio de esta dinámica, la subjetividad se torna el productor activo de estos mundos: una servidumbre voluntaria que no es alcanzada por represión u obediencia a un código moral, como en las religiones monoteístas tradicionales, en las que el acceso al paraíso depende de la virtud. Aquí el código no existe; al contrario, cuanto más original es el mundo que la corporación transmite, tanto mayor es su poder para competir, entendiendo la originalidad en este contexto como un mero artificio de imagen que diferencia un mundo de todo el resto. Lo que seduce es esta diferencia, pues su incorporación haría del consumidor un ser distinto y por encima de todos los otros, lo cual es esencial en esta política de relación con el otro porque alimenta la ilusión de estar más cerca del panteón imaginario.

En este contexto la vida pública es reemplazada por un reality show global orquestado por el capitalismo cultural-informacional que se ha apoderado de todo el planeta. Una especie de pantalla de dimensiones mundiales, donde la gente disputa con uñas y dientes un papel de figurante, un lugar fugaz e imaginario que debe ser objeto permanente de inversiones y ser incesantemente administrado y garantizado contra todo y contra todos.

notas:
1) Me refiero aquí a la noción propuesta por varias tendencias dentro del operaísmo laAutonomíia Operaria, en la Italia de los años 70setenta, según como esretomada y reelaborada por Felix Guattari. Véase Félis Guattari, F. y Suely Rolnikk, S., Micropolítica: cartografias do desejo, Petrópolis, Vozes, 1985, pp. 187-190 (aparecerápróximamente en inglés como Schizo-analysis in Brazil, Nueva York, Semiotext, MIT, 2006 Micropolítica: cartografía del deseo, versión castellana en Traficantes de Sueños, Madrid, 2006, y Tinta Limón, Buenos Aires, 2006).
2) “Capitalismo mundial integrado»” (CMI) es una expresión acuñada por Felix Guattari ya al final de los años 60sesenta como alternativa al término “globalización”, que él consideraba demasiado genéricoa y que se presta a ocultar el sentido fundamentalmente económico y específicamente capitalista y neoliberal del fenómeno de trasnacionalización que comenzó a instalarse en aquella época. Véase Plan sobre el planeta. Capitalismo mundial integrado y revoluciones moleculares, Traficantes de Sueños, Madrid, 2004..
3) Véase Cf.Brian Holmes,“Reverse Imagineering: Toward the New Urban Struggles. Or: Why smash the state when your neighborhood theme park is so much closer?” (www.creativecommons.org/licenses/by-nd-nc/1.0/) y ; véase también: “Warhol in the Rising Sun: Art, Subcultures and Semiotic Production,”

Fragmento de ‘Antropofagia zombie’ www.brumaria.net/textos/Brumaria7/14suelyrolnik.htm

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